Eren ha sufrido una desilusión amorosa otra vez. Levi está ahí, como siempre, para reconfortarlo.
A lo mejor la historia sería distinta si el joven Ackerman poseyera la valentía y no se guardara los sentimientos hacia su mejor amigo. Quizás todo ser...
————•••———— "Espero no estar pidiendo demasiado, yo sólo quiero ser amado por ti. Y estoy tan cansado de aparentar, yo sólo quiero ser amado por ti". Louis Tomlinson ————•••————
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Sábado 9 de julio 2016
Londres
No se había equivocado en lo absoluto al especular que, al momento de enfrentar entrar a la habitación de Eren, iba a ser preso de su respiración acelerada y de los pensamientos obsesivos, esos que lo acorralaban de manera torturosa. Aún con todo esto acechándole como un león a su presa, lo disimuló, y podría asegurar sin dudar que la dificultad para hacerlo fue muy elevada, pero se declaraba victorioso al haber salido —casi— ileso. Eren en aquella camiseta marrón que le sentaba de infarto todavía era un espectro muy perceptible, presente en su memoria y en las yemas de sus dedos, más de lo que en realidad le hubiese agradado confesar.
Si bien, esos nervios se adueñaron con rapidez de sus extremidades, fue Jaeger quien volvió a encargarse de derretir el hielo y la inminente incomodidad dentro de Levi con sus pláticas carentes de sentido mientras comía la pizza de BBQ, haciendo de su habla algo similar a lo incomprensible, sacándole algunas risas, provocando que poco a poco la tensión que sólo él parecía percibir en el aire desapareciera por completo. Las imágenes de su persona besando a su mejor amigo todavía atacaban su mente con persistencia al mirar la pared frente a la cama, mas era algo que evadía con toda la experiencia de la cual podía presumir haberla adquirido en esos dos años, donde el dueño de su corazón era el chiquillo de galaxias verdes.
Aún con todo eso, la muralla que aparentaba normalidad que había construido fervientemente en el tiempo que llevaban dentro del cuarto se vino abajo en un santiamén, de un solo golpe certero. Este único golpe había sido la presunta disculpa de Eren, quien aferraba sus masculinas manos al pecho del azabache a través de la camiseta gris, girando el dedo pulgar con lentitud en sus clavículas. Quiso soltar un suspiro ahogado, pero lo retuvo dentro de su boca.
Aunque tenía la cabeza convertida en un completo lío y se encontraba distante de poder reaccionar dentro de sus cabales, quiso hablar, aún cuando no tenía en cuenta qué era lo más atinado a decir para romper el silencio en un momento como ese. Todavía dudoso y en extremo confundido, con la única intención de llenar el vacío y no dejar al moreno hablando solo, murmuró:
—¿Tú...? —Las palabras, por más que lo pretendiera, no salían de su boca. Quiso obligarse a continuar y formular pregunta al completo, mas no estaba dentro de sus posibilidades cuando todo en su interior era un caos.
—Si tu pregunta es si me acuerdo, la verdad es que sí —contestó a su murmuro a medias, como si poseyera la habilidad de leer sus más recónditos pensamientos, y el de cabellos azabaches se asustó—. Ya no quiero mentir, ni mentirte a ti, ni mentirme a mí.