𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 1

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Yoongi perdió el aliento tras divisar aquellas fotografías, esto no era real, no podía ser real, ¿O sí? Tenía que ser una pesadilla, por unos minutos en verdad deseo que lo fuera. Tan solo un mal sueño del que despertaría con Taehyung al lado diciendo que lo amaba.

Muy en el fondo, el omega sabia que todo era cierto, y nada cambiaría los hechos. Su esposo se acostó con otro omega. No sólo mantuvo relaciones sexuales con él, tuvo citas, encuentros de semanas enteras donde le dio los mimos que solía darle a él.

Juntó las fotografías en el sobre, y guardo este testigo de papel en su mochila. Él buscaría al amante de su alfa, claro que lo haría.
Su detective personal consiguió incluso la dirección del chico en cuestión. Un viaje de tres horas a Busan. Con la poca cantidad de cordura que tenía aún le era posible llegar hasta ahí. 

Condujo por largo rato, aguantando cientos de lágrimas amargas que oscilaban con aparecer en su mirada y empañar su visión.
Restó importancia a sus emociones y busco meticuloso la casa correcta. Hasta dar con ella.

Era un lugar bonito, ordenado, con flores decorando el patio delantero. Dos cachorros golden retriever se asoleaban custodiando la entrada. Yoongi se acercó, cuidadoso y golpeó ambas manos.

Su corazón latía errático, demasiado nervioso. Creyendo que podría desmayarse ahí mismo en cuanto la puerta se abriera. Pero muy lejos de sus tristes expectativas, sintió el corazón quebrarse en pedazos cuando otra persona lo atendió.

Azomo por la puerta un hombre atractivo, de rostro inocente y cuerpo trabajado. Melena rubia peinada a un costado, otorgado al rostro un contorno masculino, muy sensual. Dos ojos negros como la noche se fijaron en su persona, una mirada afilada, penetrante y honesta al mismo tiempo, contemplaba con preocupación al frágil omega.

―Hola...¿En qué puedo ayudarte? ―Su tono de voz fue calmado, dulce, mezclado con un toque de profundidad encantadora.

―¿Esta Jungkook? ―. Si ese era el nombre del amante, y Yoongi tuvo que tragar su orgullo primero, antes de pronunciarlo.

―No, el se fue de viaje, ¿Quien lo busca? ―pregunto sin saber lo que vendría.

―Lo busca... ―Yoongi tembló, no era su plan hacer sufrir a alguien inocente, pero tampoco parecía existir otra salida. ―El esposo de su amante.

El pálido dejó fluir algunas lágrimas inquietas, lastimosas. La persona frente a él dio una mirada incrédula, cambio su expresión a una de aturdimiento. Su cerebro no podía procesar esa información.

―¿Q-Que? D-Debe ser u-un error. ―balbuceo pasmado.

―Ojalá, pero no es así, si ves las fotos lo entenderás. ―Tenía que decirlo, aunque doliera.

Min percibió que su cuerpo ya no quería responder, sintiéndose un poco mareado. Cerró los ojos buscando soporte en la puerta de su vehículo. El alfa frente a él se percató de ello.
Peleando contra el shock en su propio cuerpo, se acercó al omega.

―¿Te sientes mal? ―habló despacio.

―Es solo un mareo ―respondió suspirando, su mirada se volvió negra, dejó de ver.

Esperó que sus rodillas tocaran el suelo, mas fue detenido por los fuertes brazos del alfa.

―Calma, apóyate en mi. ―pidió intentando sonar calmado, pese a que el aroma ácido del omega comenzaba a marearlo.

Guió a Yoongi hasta el interior de la casa, cerró la puerta y lo ayudó a sentarse en el sofá. Acto siguiente paso a la cocina por un vaso, llenó este con el agua para luego mezclar el azúcar en ella.

―Toma, te hará bien. ―apoyó el vaso en la mesa, permitiendo que su invitado lo tomará.

―Gracias. ―Yoongi lo bebió, sorprendido por el gusto dulce que encontró. ―¿Azucar?

―Mi madre me la daba cuando era niño, ella decía que era relajante, pero solo lo hacía porque no me gustaba el sabor del agua natural.

Contó, como quien comparte una anécdota entre amigos. Experiencia que por milesimos segundos, les hizo olvidar lo que sucedía a su alrededor.

―Dame el sobre. ―lo pidió expectante.

Yoongi se lo dio sin decir nada, no había otra cosa que él pudiera agregar.

El muchacho analizó las fotos, llevando la mano a su frente, caminando de un lado al otro. Soltando sus propias feromonas ácidas, el café amargo inundó el ambiente, combinándose con la mandarina ácida que también se presentó por parte del blanquecino.

―¡Malditos! ―el alfa arrojo las fotos contra la mesa ratona.

Rabioso de los nervios, volviendo a caer en eje cuando vio al omega cabizbajo.

―¿Cuando lo supiste? ―tomo asiento en el sillón junto a él.

―Sospechaba hace un tiempo, y lo confirme hoy ―contestó sin muchos ánimos.

―Nunca me di cuenta de nada, soy un idiota ―lágrimas amargas rodaron por sus mejillas.

Yoongi tenía los sentidos abrumados por el intenso aroma a café, su lobo se removia inquieto dentro de él. El lobo de su acompañante soltó un gruñido, dolido, enojado. También se sentía desesperado y desconcertado por el nuevo aroma a mandarina. Ahora está esencia era fuerte, más que amarga.

Sus cabezas daban vueltas, perdidos, confusos. No sabiendo muy bien cómo reaccionar. El lobo de Yoongi aullo por dentro, muy suave, recordándole que los calores habían comenzado la semana pasada, y su celo por desgracia se había adelantado. Justo cuando el esperaba pasar su celo solo o con su alfa, se encontraba a tres horas de su hogar, sin fuerzas para pensar en nada más.

―Y-Yo tengo que irme ―Yoongi se levantó a prisa, retenido por el temblor de sus piernas.

―¿P-Por que? ―cuestionó un aturdido alfa.

―S-Solo debo ir... ―la frase quedo inconclusa, una punzada en el vientre lo obligó a caer en el sillón de nueva cuenta.

El lobo ajeno se sintió tentado por el joven lobo a su merced.  Su celo podría adelantarse si continuaba de esa manera. Yoongi hizo otro intento vano por incorporarse.

―No puedes salir en ese estado. ―el alfa hacia lo que podía, aún sudando y mareado.

Su lobo quería lanzarse pero él humano aún luchaba por mantener un atisbo de cordura.

―Si pued... ―todo el proceso que le llevaba tiempo le ocurría tan rápido que no podía controlarlo. No parecía dueño de su cuerpo.

El lobo tomó de arrebato el control sobre su lado humano. Empujando al omega sobre el sillón, no pensaba en nada, solo en resarcir su dolor con la carne fresca. Con los instintos cegados beso y lamió la piel del cuello.

―A-Alfa... n-no ― El quería detenerlo, más su lobo ansiaba ceder. ―N-No esta b-bien.

Las manos del alfa tomaron el control, el lobo era inconsciente a las súplicas, con una mano sujeto las dos del omega sobre su cabeza, y con la otra palpo el bulto prominente del pantalón, dando leves presiones, por las que iba recibiendo unos cuantos gemidos a cambio.

―No soy tu alfa...para ti s-soy J-Jimin. ―respondió atrapando el pezon con su boca, sobre la fina tela de la camiseta blanca, ahora sudada del omega.
Su lengua se movía en círculos, succionando de vez en cuando, satisfecho ante la sensación del pezon creciendo en su boca, erectandose poco a poco, hasta ser un botón rojizo y duro.

—J-Jimin, ah~ . ―sucumbió ante los toques en su cuerpo. Su lobo había tomado posesión sobre él, encontrándose con el lobo de Jimin, ambos impacientes por complacer su propio placer hedonista. Incapaces de pensar en algo más.

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Nota de autor:

Aquí no actúan los humanos sino sus lobos.
Debido a que ellos están aturdidos y así sus instintos primitivos toman control de sus actos.

Espero que les guste💜

𝐼𝑁𝐹𝐼𝐷𝐸𝐿𝐼𝐷𝐴𝐷 ; JimSu •omegaverse•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora