Capítulo 3

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El sol comenzaba a ascender esa mañana, desde muy temprano Daniel, el señor Miyagi y Abby se dirigieron a unas montañas en busca de un bónsai perfecto.

Antes de ir a su último día de clases en aquella semana, Abby quiso acompañarlos, ¿y quién no lo haría? No todos los días haces un paseo matutino con el señor Miyagi en busca de un bónsai.

Podría sonar extraño tal vez, pero se sentía privilegiada.

Y para ella y Daniel, era la mejor manera de comenzar el hermoso día que se aproximaba.

—Estoy cansada.—se quejó arrastrando los pies provocando que se esparciera tierra alrededor de ellos.

—Uh, parece que alguien no se levantó con buen ánimo.—Daniel alzó una ceja divertido. Se encogió de hombros.—entonces no camines.

Abby hizo una mueca y le lanzó tierra con los pies. Daniel sonrió haciendo lo mismo pero en gran cantidad.

—¡Daniel!

—¡Abby!

La chica lo miró con los ojos entrecerrados y le lanzó tierra con las manos. Haciendo que cayera en toda su ropa.

Daniel negó con una sonrisa malévola en su rostro, tomando un puñado de tierra comenzó a acercarse a la chica lentamente.

—Oh, no. No, no, no, Daniel.—Abby retrocedía a la vez que el chico se acercaba más a él.

LaRusso corrió persiguiendo a Abby alrededor del sendero que recorrían, Abby se escondió usando al señor Miyagi de escudo humano y Daniel se detuvo tras el hombre. Miyagi sonrió y se hizo a un lado, causando aue Abby gritara y comenzara a correr con su novio pisandole los talones.

Cuando Daniel estuvo apunto dejar caer la tierra en la cabeza de Abby, escucharon al señor Miyagi regañandolos.

—No, Daniel-san.

—Ella/Él empezó.—hablaron a la vez señalando al otro.

Miyagi negó acercándose a un pequeño arbolito, tomó un saco de tela de su bolsillo colocándose en cuclillas frente a éste.

Los jóvenes observaron todos los movimientos del señor Miyagi, Daniel abrió su mano en ma cabeza de Abby dejando caer toda la tierra en ella, causando que la chica escupiera la tierra de su boca y dirigiera su mirada hacia Daniel, que sonreía inocentemente.

—Estamos a mano.—caminó hacia el señor Miyagi, colocándose en cuclillas a su lado.

—Sí, pero ayúdame a quitarme esto del cabello.—se acercó a ellos.

Daniel sonrió mientras sus dedos recorrian mechones de cabello de Abby, apartando toda suciedad de este.

—¿Ya no queda nada?

—Creo.—Daniel apartó el fleco del rostro de Abby y sonrió.—ahora sí.

Abby negó.

—No vengas a ser cursi cuando me dejaste caer tierra en mi cabello recién lavado.—se cruzó de brazos indignada.

Daniel se encogió de hombros.

—Niños, ayúdenme aquí.

Abby miró por última vez a Daniel y susurró:—Me las vas a pagar.—se colocó a un lado del señor Miyagi para entre los dos sacar aquel arbolito junto a sus raíces y el anciano sostenía el saco de tela, dejando aquella planta dentro de él.

—Daniel-san, Abby-san, muy bien. Éste será un bónsai especial.

—Lo siento por la pregunta, ¿pero realmente ve un bónsai aquí?—inquirió Abby, Daniel asintió dándole la razón.

𝐊𝐀𝐑𝐀𝐓𝐄 𝐊𝐈𝐃 III ─ daniel larusso ⒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora