Capitulo 7

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—¿Qué le diremos?

Abby miraba con tristeza aquel árbol en las manos de su novio mientras corrían en dirección al almacén. Tyler había ido junto a Jessica, para asegurarse que esta llegara a salvo a las puertas de su casa.

—No lo sé...—soltó Daniel en un jadeo.

El día se había nublado y las gotas de lluvia comenzaban a caer en sus ropas, también mojando su camino. Daniel se quitó su chaqueta, entregándosela a su novia para que se cubriera, abrazó el árbol hasta llegar a las puertas traseras de la tienda. Deslizaronlas puertas, encontrándose con el piso mojado a causa de las goteras, ambos jadearon deteniéndose bruscamente observando al señor Miyagi, quién al ver a los jóvenes, su mirada cayó directamente en los brazos del chico LaRusso.

—Señor Miyagi.

El hombre dejó caer la escoba que estaba utilizando, su mirada reflejaba lo afligido que estaba al reconocer su pequeño bonsai.—Abby-san, Daniel-san...

—El tronco se partió y es que...es que pusimos las raíces en musgo, pero cuando le cayó agua salada, nosotros mismos se la quitamos...

El señor Miyagi caminó rápidamente hacia una mesa con el árbol en sus manos con una expresión perpleja en su rostro.

—Malo, malo.—señaló una maceta que Daniel tomó, acercándose a él.

—¿Será capaz de salvarlo?—preguntó Abby llevando tierra para la maceta.

—No quise que esto pasara, lo siento—habló Daniel.—,pero pensé que simplemente podríamos venderlo y no tendríamos que cerrar el almacén. No quise ser culpable de que su sueño no se hiciera realidad.

Abby miró con tristeza a Daniel, mientras ayudaban al señor Miyagi a acomodar el árbol en la maceta.

—Sé que, quién lo hubiera comprado lo cuidaría bien, tal vez, aún mejor que donde estaba.

El señor Miyagi miró tras ellos.

—Ah, cinta, una cinta.

Abby se apresuró en buscar en la mesa que estaba a un extremo de la habitación.

—La grande.

—Aquí está, señor.—Abby le extendió la cinta.

Daniel bufó.

—¡Eso es estúpido! ¿Cómo podría cuidarlo alguien mejor que donde usted lo dejo? No quise que esto pasara señor Miyagi.

Abby comenzó a envolver la cinta alrededor del tallo del árbol.

—Lo siento, perdóneme.—dijo Daniel.

—Miyagi perdona.—habló el anciano atando las raices.

—¿De verdad? Soy un tonto.

Abby tomó la mano de Daniel acariciandola con su dedo. Mentalmente si pensaba que la acción de su novio había sido tonta, pero sabia que las intenciones de Daniel eran las mejores, el realmente estaba desesperado por ayudar al señor Miyagi  como para bajar el acantilado e ir a buscar el pequeño bonsái.

Daniel miró a su novia antes de regresar su mirada al señor Miyagi.

—¿Se recuperará?

Todo depende, si raíz es fuerte, árbol sobrevive.

Las palabras del señor Miyagi resonaron en la mente de Abby como si inconcientemente, su anciano amigo, le hubiera dado una lección de vida.

—¿Donde pongo estos bonsái?

𝐊𝐀𝐑𝐀𝐓𝐄 𝐊𝐈𝐃 III ─ daniel larusso ⒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora