Capitulo 11

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Los ojos de Abigail detonaban animosidad hacia el hombre frente a ella. 

—¿Si lo disfruté?—frunció el ceño con determinación, al ver a Daniel corriendo a lo lejos.—eres un total imbécil. 

—Debió haber sido genial ver a tu novio como todo un cobra kai. 

—Lo único en lo que puedo pensar es en el asqueroso y repugnante ser que eres.

Pasó de largo del hombre tratando de seguir a su novio, pero Silver fue más rápido y la detuvo bruscamente tomándola de su hombro derecho hasta el otro, rodeando su cuello e impidiendole que pudiera escapar.

—¡No se te ocurra tocarme! ¡Súeltame!

—¿Dónde quedó el respeto a tus mayores, Abigail?—inquirió con burla.

La chica no lo pensó dos veces y flexionó las rodillas con toda su fuerza y con sus caderas impulsó al hombre, lanzandolo al suelo, sin dejar que este reaccionara. Sin soltar su brazo, el cuál estaba torcido y con la cantidad de fuerza necesaria, hasta podía perfectamente romperlo, con su puño lanzó un golpe al rostro del hombre, causandole gran dolor.

La respiración de ambos estaba agitada, pero a diferencia del hombre; que se quejaba de su espalda, Abby lo miró con odio.

—Tú, no te mereces mi respeto.—respondió, observando como un hematoma cubierto de sangre comenzaba a hacerse visible entre la comisura de sus labios y su mejilla. La pelinegra soltó su brazo con brusquedad y miró sus nudillos, completamente con sangre del hombre.

Silver se limitó a observarla con una sonrisa furtiva antes de abrir su boca ensangrentada y decir:—Él tenia razón. Tienes ese potencial y esa fuerza, digno de una cobra.

Abby inclinó su cabeza, colocándose en cuclillas, haciendo contacto visual con el hombre.

—Quién sea que te haya dicho eso, no me conoce para nada.—dijo con un deje de soberbia. La chica se levantó y antes de irse, golpeó al hombre dándole una patada en sus costillas, haciendo que este dejara de respirar pero aún así, no borrara su sádica sonrisa.

—Y esto es por haberlo lastimado en los entrenamientos, enfermo.—esto último lo soltó con desprecio.

Abby se alejó de aquel callejón dejando a Terry Silver en el suelo y comenzó a correr en la dirección que vió a Daniel hacerlo hace unos segundos. 

...

—¿No fuiste tú? y, ¿quien fue? ¿Conan, El Barbaro?—se oyó a la pelirroja acercarse molesta hacía la sala de estar.

—Escuchen, traté de ser alguien que no soy, y eso no dió resultado. Siento que estoy perdiendo el control de todo.

—Lo único que veo que estás perdiendo el control es en tu temperamento.

Daniel miro a Tyler quién se encontraba sentado en el sofa.

—Sí, y en la confianza del señor Miyagi y la de...Abby.—suspiró observando a Jessica guardando su ropa en la maleta.—¡perdí todo! No sé que hacer, eché a perder todo con el Señor Miyagi, todo. Sé que él está en mi contra y probablemente Abby también. De hecho no los culpo, no lo hago. Es solo que...oh diablos, no sé que voy a hacer.

Tyler miró a Jessica y ambos se acercaron a Daniel, quién detonaba frustración y desesperación. Se sentaron uno en cada lado de él.

Jessica suspiró.—Vamos, nadie está en contra tuya. El hecho de haberme molestado contigo no significa que ya no sea tu amiga. Y el señor Miyagi te quiere mucho y Abby te ama. Tiene fe en ti, ella me lo dijo.

𝐊𝐀𝐑𝐀𝐓𝐄 𝐊𝐈𝐃 III ─ daniel larusso ⒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora