Capitulo 9: La Premonición

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Tras haber aprendido el grito de Torbellino Arrollador de los barbas grises lo usé de inmediato para probarlo.

Gato: ¡Wuld!-grité envolviéndome en ráfagas de aire impulsándome hacia adelante.

Pero cada vez que lo usaba las suelas de mis botas se desgastaban excesivamente, más valen mis botas que este poder, por lo que lo dejé de usar.

Dovakiin: Al menos bajar de aquí nos tomará menos que bajar.

Gato: Es simple perspectiva de ya saber el camino pero podríamos hacerlos más corto-le propuse mientas dirigía mi mirada hacia una cascada que bajaba hasta un río.

Dovakiin: Estás loco sabes.

Gato: La ventaja de tener nueve vidas es que...-fui caminando de espaldas confiado y observé la caída- ¡puedes vivirlas al máximo!

Fue entoces que hice un mortal en reversa para caer hacia el agua por la cascada.

Pero al bajar la mirada vi que hasta abajo no había más que rocas y hielo a muy poca profundidad.

No sabía que hacer hasta que se me ocurrió usar el grito de torbellino para impulsarme más adelante donde si había agua en estado líquido con una profundidad considerable.

Gato: ¡Wuld!-me impulsé hacia adelante logrando caer sobre el agua.

El agua estaba heladísima por lo que salí de ella lo más pronto posible, había olvidado lo frío que es Skyrim.

Me sacudí para secarme y terminé esponjado, sólo esperaba que Dovakiin se atraviese a bajar como yo lo hice, sí me veía así se mofaría de mí.

Para mi mala fortuna lo hiso como yo y como lo esperé se burló de mí.

Caminamos por horas, durante el camino ayudamos a un bufón a reparar la rueda de un carruaje, golpeamos a un ladrón que nos quiso asaltar, liberamos a un soldado capa de la tormenta de una patrulla imperial y matamos arañas de todo tamaño.

Dovakiin: Oye Gato ¿Porqué viajaste hasta Tamriel?

Gato: Buscaba aventura, riquezas y dejar una marca de justicia y paz en ésta devastada tierra.

Dovakiin: Vaya, yo no tenía motivo de estar aquí hasta que se me asignó esta misión, como sí fuese una hoja en blanco destinada ser escrita con esta historia.

Gato: Por supuesto, hubieras renunciado de no ser por mí.

Dovakiin: Puede que, después de todo tu fuiste quien nos ayudó a huir, además d que caíste en esa emboscada imperial junto a mí y a Ralof.

Poco después de recorrer el viaje llegamos hasta Morthal, una comarca pequeña comparada con las otras, llena de campanillas de la muerte y con un paisaje lúgubre.

Llegamos hasta una posada para quedamos a pasar la noche.

En cuanto entramos nos dirigimos a la barra, al vernos entrar todos los hombres se nos quedaron viendo raro.

Bandido: ¿Usted y su mascota están perdidos?

Dovakiin: Lo mismo te pregunto sobre el aliento de oso que tienes a lado.

Bandido: Ya conozco a los de tu tipo "aventureros" no son nada más que un montón de mediocres trotamundos con ganas de lamerle las botas a un jarl para tener con que comer.

Gato: Tampoco se puede decir algo bueno de un bandido.

El bandido frunció el seño enojado y tomó la empuñadura de su espada sacándola un poco.

El Gato con Botas - Sangre de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora