Capítulo 23: El Arrepentimiento

76 6 1
                                    

Esta vez le toca a la Maestra Ruiseñor de Riften, Kitty Patitas Suaves, narrar esta historia, ya será turno de Gato en otra ocasión.

Después de que Gato y los demás se fueran, nos quedamos Dulcinea y yo en Cause Boscoso para vigilar al dragón, menudo lío, de haber sabido que lo tendría que cuidar hubiera votado para que lo mataran, es una bestia asesina después de todo, ¿O no?

Trataba de no tener el acercamiento forzado con Dulcinea, que tanto querían los demás que tuviese, por lo que en cuanto nos dejaron yo sólo la miré con resentimiento y cuando noté su mirada prepotente di la vuelta y me fui a hacer otra cosa por el pueblo.

Fui con el herrero a ayudarle a organizar sus cosas, afilé mi espada, lavé mi armadura ruiseñor en el río, entrené y luego fui a tomar una siesta bajo un árbol.

Estaba descansando de lo más tranquila cuando de pronto vino un bardo enojado a despertarme.

Sven: ¡Oye, gata!

Kitty: Más cuidado con cómo te diriges a mí, bardo- amenacé poniendo mi espada sobre su garganta.

Sven: Perdón...¿su nombre?- preguntó asustado.

Kitty: Así me gusta, me llamo Kitty, ¿Qué se te ofrece?- dije mientras bajaba mi arma.

Sven: Señora...

Kitty: ¿Señora?

Sven: Señorita- corrigió intimidado- las personas del pueblo se han estado quejando respecto a los daños que el dragón provocó.

Kitty: ¿Y luego? Ve directo al grano.

Sven: Pues quieren que usted y su amiga...paguen los daños- dijo con nervios.

Kitty: ¡¿Qué?! ¡Yo ayudé a detenerlo y ahora me culpan a mí!

Sven: Es sólo que cómo no mataron al dragón ahora están buscando culpables.

Kitty: Maldición... ¿Dónde está Dulcinea?

Sven: ¿Quién?

Kitty: ¡La gata blanca!

Sven: Está detrás de la posada con el dragón.

Fui rápidamente para discutir con Dulcinea el asunto del dragón.

Kitty: Me puedes decir de dónde sacaremos dinero para pagar los daños.

Dulcinea: ¿De que hablas?

Kitty: ¡El pueblo dice que quieren que paguemos por los daños ocasionados por esa bestia a la que alimentas!

Dulcinea: Tenía hambre.

Kitty: ¿Y ahora será tu mascota? Que lindo- exclamé sarcásticamente- Ahora jugará con los niños haciendo más desastres que yo tendré que limpiar y enfadarme con el para que luego tu quedes cómo la buena del cuento con los niños ¡Igual que en San Lorenzo!

Dulcinea: ¡Lo que sucedió allá quedó en el pasado!

Kitty: ¿Tú traición?- le exclamé.

Dulcinea: No era traición, fue redención, qué tú quisieras seguir en ese camino fue tu desición.

Kitty: Claro y ahora dejándome atrás después de todo lo que habíamos hecho juntas.

Dulcinea: Esas personas no se lo merecían.

Kitty: ¡Nadie a quien le robamos se lo merecía! ¿Qué fue diferente con ellos?

Odahviing: ¡Suficiente! Malditos mortales, discutiendo por conflictos personales sólo por que algo material desencadenó la pelea, yo no quiero tener que escuchar su pequeña riña verbal sin poderes, al menos los dovah, los dragones, discutimos en nuestro idioma usando las palabras de poder, es más emocionante que dos gatas discutiendo de su insignificante pasado, ¡Así que cierren la boca y mejor hablen del coste de los daños o quemaré este lugar para que paguen más.

El Gato con Botas - Sangre de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora