Capítulo 18: El Ataque de los Renegados

76 6 0
                                    

Tras haber dormido soñé que estaba encerrado en una jaula con barrotes oscuros y gruesos con pinchos y frente de mí había un altar con una maza oxidada, no sabía lo que significaba pero detrás de mí había la figura de un triste viejo encapuchado herido en el suelo con un montón de hombres con cabezas de venado rodeándonos.

De pronto desperté y llegó Dulcinea trayéndome pescado, queso y leche de desayuno.

Dulcinea: Buenos días Gato ¿tuviste uno de esas visiones?

Gato: ¿Ya te contaron de eso?

Dulcinea: Esbern y Dovahkiin me pusieron al día mientras arreglabas las cosas con Kitty.

Gato: Respecto a cuentas pendientes ¿cuándo Kitty y tú piensan hablar?

Dulcinea: Pues, es una amistad que me costó mucho olvidar y volver a hablarle es aún más difícil.

Gato: Por supuesto, sé lo que se siente perder a un hermano.

Dulcinea: Me imagino tu perdida, come, se te va enfriar tu comida.

Gato: Está bien, por cierto ¿dónde están los tres diablos?

Dulcinea: Afuera, entrenando con Dovahkiin.

Gato: Gracias.

Después de haber desayunado me puse mi ropa y llevé mi plato de madera, botella y cubiertos para lavarlos.

Tras haber lavado eso me dirigí al aserradero donde vi a Dovahkiin cortando troncos con los diablos.

Dovahkiin: Así pueden destrozar tres troncos de un ataque *rompe tres troncos de un golpe*

Diablos: ¡Guau!

Gato: Vaya, tu fuerza a incrementado.

Kitty: Y tu toque culinario también- le dijo a Dovahkiin mientras terminaba de comer un salmón.

Dovahkiin: Eso sin contar mi defensa, hasta te podría ganar.

Gato: Jajaja, deja de bromear...espera ¿lo dices en serio?

Dovahkiin: ¿Qué te parece un combate?

Gonzalo: Lo está retando.

Gato: Me parece excelente para demostrar nuestras capacidades.

Perla: ¡Adelante, peleen!

Dovahkiin: Adelante pero será detrás del aserradero para no romper nada.

Gato: Que así sea.

Nos dirigimos a lado del río para pelear. Saqué mi espada, Dovahkiin su nueva hacha y escudo de metal orco, ambos nos colocamos en pose de combate para esperar el primer movimiento del otro.

Yo usé torbellino arrollador para soltar una empalada pero Dovahkiin dio una voltereta lateral y justo cuando pasé por encima de él gritó:

-¡Fuhs Ro Dah!

Volé hacia arriba pero aprovechando la altura usé el mismo grito para estamparlo contra el suelo, Dovahkiin cayó y destrozó una roca bajo de él con su pesada armadura, yo caí sobre él soltándole una patada pero puso su escudo y antes de que pudiese tomarme de la pierna salté sobre él.

Gato y Dovahkiin: ¡Fuhs Ro Dah!- nos gritamos ambos al levantarnos.

Las ondas chocaron y una intensa explosión nos aturdió dejando nuestros tímpanos zumbando y dejándonos volar por los aires.

Yo caí de pie pero Dovahkiin voló hasta un árbol destrozándolo para después aterrizar enterrando su espada en el suelo.

Dovahkiin: Jajaja, eso estuvo bien.

El Gato con Botas - Sangre de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora