Locura Mía (1)

CAPÍTULO V - Sentir(nos)

BPOV:

Gran parte de la noche lloré. Lloré mucho, a mares diría mi mamá. Mi llanto fue evolucionando, empezó por ser el reflejo del dolor por el engaño de Armando, luego, al tomar conciencia; lloré porque lo amo mucho. Después lloré por haber desperdiciado momentos en los que yo sentía sus palabras y sus caricias sinceras, pero las negaba por pensar que eran mentira. Luego lloré por el tiempo que desperdiciamos con esa lejanía que nos consumía y que yo impuse. Lloré porque no lo escuché antes y lo hice sufrir. Luego lloré por mí, porque lo necesitaba, me sentía muy ahogada en las tristezas que le causaba a los demás, pero yo no me perdonaba el haberme lastimado. Lloré por mi papá y sus imposiciones. Lloré por mi mamá y la forma en que se dejaba usar por mi papá. Lloré el engaño de Miguel y las humillaciones de Román.
Lloré todo lo que me dolía y me lastimaba, porque era un peso que ya no me correspondía porque quería empezar una vida nueva junto a Armando y no podría hacerle un lugar en mi vida y mi corazón si los tengo llenos de tristezas y dolores.

Al despertar me sentía renovada, con mis heridas un poco más sanadas y la vida que sentía perdida me volvió al cuerpo. Mi cara hinchada reflejaba lo contrario. Tomé un baño frío con la esperanza de que nadie notara mis ojos hinchados, pero con estas nuevas gafas delgadas no podría ocultar mis emociones tras un marco ancho y un capul que fungían como capa y espada ante las miradas de las personas.

Después de leer el diario, me dispuse, a manera de sopesar las consecuencias; a enumerar las cinco principales razones para no amar a Armando.

1.- Es joven y muy variado de vivencias (muchísimo más que yo), en sus manos se recorren extrañas historias y en la espalda carga con fantasmas femeninos que no pueden mantener la calma.

2.- Es demasiado bello para su edad, y eso enferma cruelmente a cualquiera que haya mirado sus hoyuelos cuando sonríe en la noche.

3.- El color de su piel no se olvida, me ha tenido noches enteras en vela recordando el color de su cuello, de sus brazos y esa leve línea que diferencia la piel que acaricia el sol y la que oculta de los rayos bajo la ropa.

4.-Es totalmente neurótico y enigmático, como un amor propio no correspondido por la razón. Nunca pude estar preparada para el arrastre hacia su ternura o un arranque de odio, pero siempre tuve la certeza de nunca obtener su desprecio.

5.- Es un hombre completamente peligroso porque nunca tiene el corazón tranquilo.

Quise enumerar también las razones para amarlo, pero son las mismas.

APOV:

Estar en mi apartamento es una condena absoluta a mi soledad y el anhelo de Beatriz. Mi casa es mi espacio íntimo y casi infranqueable. Me molestaba profundamente que Marcela se apropiara de mi lugar, que quisiera ser parte de mi espacio vital con sus cosas, sus perfumes, su ropa. Prefería evitar discusiones y ser yo quieren estuviera en su apartamento. Secretamente uno de mis contras de la boda era que yo no sabía vivir con alguien, estaba seguro de querer mi privacidad y un matrimonio me daría muchas cosas, menos eso.

Pero ahora quiero a Beatriz aquí. Quiero que se pasee por mis pasillos como si fueran suyos, la quiero ver en la cocina con mi pijama puesto buscando jugo en la madrugada. La quiero ver cepillar su pelo, divino pelo negro, con mucha paciencia hasta deshacer el último nudo y dejarme pasear los dedos en su cabeza. Quiero verla cepillar sus dientes, lavar su cara, verla bañarse aunque sea sola.
Quiero ver su bata de baño junto a la mía y quizá su sostén tirado junto a la taza de baño. Quiero ver mis almohadas con cabellos que se le caen y que me deje la casa perfumada con su aroma antes de ir a trabajar.
Quiero que habite el mismo espacio que yo, que pueda tener la oportunidad de inhalar el aire que ella exhala mientras está en el clímax. Quiero poder vivir del olor que tiene su blusa.
Quiero que haga conmigo y mi espacio lo que ella quiera, que nos use, nos cambie, nos haga suyos.
Quiero casarme con ella.