Dylan.
Eres interesante, Dylan.
Jodida mierda.
¿Por qué esas palabras siguen en mi cabeza?
¿Acaso no hay otro lugar donde joder?
El recuerdo de esa noche viene una y otra vez.
-¿Yo me encargaré de ella?- pregunté cuando Eidan y Annelise abandonaron la sala.
Se volteó a mí con una sonrisa.
-A Eidan no le prestarás atención a lo que diga-dijo
-¿Y piensas que a ti sí?- pregunté con un evidente sarcasmo.
Pues no.
Pero te haré pensar que sí.
-Solo te llevaré a la habitación, tan simple.
-Está bien, vamos-le dije para qué me llevará donde sea que me iba a llevar.
Tomó mi mano en una evidente forma de decir: gané.
No cantes victoria aún cariño. Subimos por las escaleras y caminamos hasta una puerta. Él la abrió y dejo que entrase yo primero.
Bien, juguemos Liam.
-Deberías darte una ducha mientras busco algo de ropa para ti-dijo cuando cerró la puerta.
Sonreí con malicia y me acerqué a mientras él estaba de espalda buscando algo en unos cajones. Rodeé mis manos por su cadera y sentí como su cuerpo se tensó.
Bajé mis manos lentamente hasta llegar a mi objetivo.
-Dylan... No-sacó mis manos de su cuerpo y se volteó a mí.
No les voy a mentir. Me sentí rara al ser la primera vez que alguien me rechazó.
Menos un punto para mí.
Creo que quedé peor que mi pobre Dios griego cuando Raquel lo deja con una erección más grande que las torres gemelas.
Literal.
Él al notar mi decepción tomó mi rostro entré sus manos y me hizo mirarlo fijó.
-¿Por qué no?-formé un pucherito con mis labios.
Se tardó unos segundos en contestar.
-Eres muy linda, y eso lo sabes de sobra, no es porque no quiera, pero no es el momento.
Sus ojos tenían un brillo tan bonito.
Espera, no pienses eso.
-Como sea-me aparté de él y me metí al baño.
¿Qué mierda me pasa? ¿Por qué estoy actuando de esta manera?
Bien Dylan, es hora de sacar tu iceberg interior.
Decidí tardar un poco más de lo necesario en la ducha, el agua es tan relajante, me ayuda a pensar.
Envolví una toalla al rededor de mi cuerpo y otra en mi cabello, tomé un cepillo que estaba en un estuche, probablemente nuevo.
Salí del baño y vi a Liam sentado en la orilla de la cama.
Él alzó la vista hacia mí, pero aparte la mirada.
-Aquí... Puedes ponerte esto, te sentirás cómoda-dijo tratando de buscar mi mirada, pero yo la tenía en algo que había llamado mi atención.