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Frunciendo el ceño caminé despacio para ver dónde provenía el sonido.

Observé varios lugares en el pasillo buscando de dónde podría provenir.

Miré varias puertas que estaban en los pasillos.

Hasta que otro ruido llamo mi atención a una de las puertas.

Se trataba de la oficina de los archivos.

Me acerqué a la puerta tratando de hacer el menor ruido posible.

Abrí la puerta un poco y me encontré con ¿Eidan?

¿Pero qué?

Estaba de espaldas contra mí, de forma que no se había percatado de mi presencia.

Al parecer estaba buscando algo.

No vayas a...

La oficina era grande y decidí entrar, escondiéndome detrás de una pila de carpetas, supongo que desde aquí no me verá.

¿Cierto?

Claro, es que justamente queríamos morir hoy.

—¿Sabías que la curiosidad mató al Koala?—preguntó de repente ¿Acaso hay más personas acá? Giré mi cabeza en varias direcciones.

Esperen... dijo ¿Koala?

¿Qué no era gato?

—Sé que estás ahí dulzura—dijo metiendo varias carpetas en una mochila.

Mierda.

Suspiré resignada.

—Primero no me llamo dulzura, segundo ¿Cómo sabes que entré aquí?—fue lo único que pregunté.

—Digamos que no eres tan buena en eso de "no hacer ruido" si esto fuera una jodida película de terror ya estarías muerta por no ser silenciosa y por ser curiosa—dijo—¿Qué haces aquí?—preguntó acercándose a mí intentando intimidarme, a su lado me sentía pequeña... muy pequeña.

Pero no iba a dejar intimidarme así que alce mi rostro para mirarlo fijamente.

—La pregunta es... ¿Qué haces tú, aquí?—le dije tratando de sonar sería.

—Salí a dar un paseó—dijo alzando los hombros.

—¿Robar carpetas con archivos es dar un paseo?—pregunté alzando una ceja.

Escuchamos unas voces fuera de la oficina, él me tomo del brazo y me jalo hacia un armario.

El armario era pequeño.

—Oye ¿Qué haces?—pregunté en cuanto cerró la puerta del armario.

—Tratando de ser precavidos y salvarnos el culo.

—Pues yo no hice nada malo—respondí.

—Claro, y supones que no dirán nada al verte conmigo aquí en el armario—dijo volteando los ojos.

—Fácil podría decir que estábamos por tener sexo y no encontramos otro lugar.

¿De verdad acabó de decir eso?

¿Dónde quedó mi yo inocente?

Tu inocencia se perdió en el momento que instalaste Wattpad.

Mi respuesta lo tomó por sorpresa de modo que soltó una risa irónica.

—Yo que tú no diría eso, tal vez se te cumpla.

Su respuesta hizo que me atragantará con mi propia saliva.

Tan JodidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora