Capítulo 4.

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Doy el último sorbo a mi café y bajo la taza sin despegar mi mirada del fondo de la porcelana, jugando a la tonta. A pesar de que la conversación entre Sean y yo había ido por otro lado, sabía que en el fondo la curiosidad le estaba sopesando y aunque aún no lo dijese, podía descifrar por la intensidad de su mirada que buscaba conocer más sobre la conversación con Charlie.

Pero aunque parecía pronto e incluso podría tacharle de entrometido, algo me hacía sospechar que terminaría por contárselo. Tal vez por su amabilidad, o su preocupación especial conmigo.

En realidad no lo sabía. Pero sorpresivamente me sentía muy cómoda. Aún así, me resistiría a contarle toda la verdad.

—¿Ya te sientes mejor?

Pregunta e inevitablemente me veo forzada a mirarle. Cuando lo hago, de pronto por la momentanea calma que experimentamos, me siento en la libertad de verlo con más cuidado, a su torso bien formado y a su rostro que ni por un segundo dejaba de poner su atención en mí.

Y mierda, sí.

Era guapo.

—Me siento tan bien como me puedo sentir con todo lo que está sucediendo— Articulo e intento sonreírle. Pero mis ojos no se achinan ni la nariz se me arruga por lo que sólo los músculos de mi rostro se mueven, en una mueca fingida.

Él conmovido, extiende su mano sobre la mesa y alcanza mi muñeca esbozando una afligida sonrisa que emitía calma:—Sé que todo esto debe ser difícil, pero después de esta noche todo mejorará.

Afirma y sólo asiento intentando parecer amable pero lo cierto era que su tacto me hacía sentir fuera de lugar, algo así como culpable teniendo en cuenta su percepción sobre mí y la posición de Noah en este momento. Por lo que tras apartarnos, un silencio incómodo se hace entre nosotros.

Sin embargo Sean no lo deja estar y por segunda vez, abre la boca para hablar tras carraspear su garganta llamando toda mi atención de nuevo.

—¿Puedo preguntar algo, Emilia?— No escatima y suelta su dardo a voz ronca. Sus ojos entonces se clavan en los míos directamente para transmitir lo que suponía era su seguridad y sin dejarme responder, lanza su pregunta con algo de desdén:—¿Que relación existe entre tú y los chicos del accidente?

No pregunta lo que espero -en relación a Charlie y la conversación pasada- y en cambio, desvía el tema por una vertiente inesperada que me deja en una posición algo incomoda. A ser cierta, no sabia bien cuál era la respuesta a su inquietud porque si bien Mike no se había comportado como un verdadero amigo para mí, así lo sentía y parecía sencillo.

Pero con respecto a Noah todo se complicaba.

Y mi confianza aún no llegaba a un nivel suficiente como para soltar toda la sopa llena de penurias complejas con el doctor. Sólo considerar la idea resultaba apenas vergonzosa.

—Son importantes para mí, es todo — Resumo decente sin hablar demás, encogiéndome de hombros para restarle importancia con la esperanza de que eso le sirviera pero en realidad eso no sucede, porque no doy claridad a su inquietud.

Él totalmente consciente de mí evasiva asiente, pero con intriga vuelve inquisivo:—¿Ambos?

—Sí, ambos— Intento sonar neutral pero su mirada no se satisface. En cambio asiente y rasca su mentón, con desdén en sus gestos —, ¿Puedo preguntar yo, por qué la curiosidad?

No me contengo y pregunto. El chismorreo no era de mi agrado y si esa eran sus motivaciones, entonces Sean caería de mi gracia. Pero algo dentro de mí me decía que él no parecía ese tipo de persona.

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