Capítulo 12.

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Helloooooouuuuuuuuuu.

Volví con nuevo capítulo, con un formato nuevo. (Muchos POV's, así pueden ver la evolución de la historia desde puntos diferentes, para una mejor experiencia)

Si les gusta déjenmelo saber en los comentarios y no olviden darle estrellita al capítulo.

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Tras nuestra plática traumática, la calma volvió poco después e increíblemente la conversación tomó un tono más calmo, tribal e indiferente que le permitió al pobre poder recuperar el control después de la noticia; Por lo menos lo suficiente para el momento en el que su madre cruzó la puerta para relevarme.

Apenas le deje y choque con la vida en el pasillo, sentí que me había comprometido a mucho.

Ver a Mike en la condición que estaba ya era bastante restrictivo para nosotros los visitantes usuales, así que no me podía imaginar lo imposible que sería lograr que Noah le viese en su pobre condición inestable. Por lo menos, estaba segura de que no lo lograríamos solos.

Así que debía acudir a Sean, o más bien ensuciarlo. Y a decir verdad, me temía no estar segura de que tan dispuesto estaría para acoplarse a un plan que no le beneficiaba en lo absoluto, si no más bien que lo perjudicaba.

Sean's POV

—¿Duele la cabeza?

—No.

—Pero traes una cortada muy grande ahí.

—¿Se da cuenta de que soy un niño y no debería decirme eso? Podría entrar en pánico.

Río, arrastro una de las sillas cerca a la camilla de emergencias y tomo lugar frente a su torso, con un kit de sutura sobre la bandeja plateada mientras sus finas facciones se tensionan, llenas de miedo.

—Pero escuché que eras el capitán del equipo de fútbol de cuarto grado, o por lo menos eso puso alguien en tu plantilla— Preparo los instrumentos y sobre mis manos, deslizo un par de guantes de látex mientras sus ojos tiemblan alrededor de mis manos —, Y los capitanes deben ser valientes por todo el equipo, además todos los demás te están viendo.

Ve a nuestro alrededor hacia las camillas donde sus otros compañeros están siendo atendidos.

—¿No puede cerrar las cortinas? No es necesario que todos vean como me cose la cabeza.

Su temor me divierte, sólo por que sé que vivirá y con un poco de anestesia local no sentirá ni el menor pinchazo, pero al fin y al cabo era un niño asustado que acababa de vivir un accidente de tránsito a muy corta edad así que esta vez sin reprocharle, aprovecho mi mano libre de guantes y cierro la cortina a nuestro alrededor, lo que de inmediato le permite soltar un exhalo contenido.

—Vale Quentin, voy a necesitar que reposes tu cabeza. Voy a darte un pequeño pinchazo en la frente, sólo para aplicar anestesia. Podrás sentir un poco de frío pero es normal.

—¿Anestesia?— Atiende a lo que digo y reposa su cabeza, con sus ojos activos sobre todos mis movimientos.

Recojo una jeringa y saco un poco del líquido de un frasco del fármaco.

—¿Ves esto?— Muestro el envase —, Esto es para que cuando te cerremos esa cortada de ahí, no sientas ningún dolor.

Traga en seco.

—¿Estás seguro de que funciona? Porque no es que le tema a sentir dolor, mi mamá dice que soy un niño muy fuerte pero esta cortada se ve muy grande, tú mismo lo has dicho.

Amor en hipotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora