Capítulo 13.

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Ya lo sé, me demoré mucho pero aquí les traigo un nuevo capítulo con todo el amor del mundo, quizás más largo de lo normal.

Espero les guste, besitos.

Les quiero.
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Por experiencia propia conocía lo que era el desespero, la angustia y descontrol. Se podía decir que de hecho no era algo desconocido para mí, no desde que Noah me había hecho sufrir –tal vez– la peor crisis nerviosa de mi vida en el momento que había descubierto su mentira, en relación al matrimonio y la herencia.

Pero en Charlie, eso sí que era novedad.

Desde que la conocía había visto en ella una mujer con demasiado poder, no sólo por su dinero o apellido, si no más bien por su carácter. En su mirada, podías ver que no era alguien para manipular fácilmente y en cambio todo en ella destilaba una esencia algo víbora; Casi de temer.

Con el apenas verle, sabias que era una persona acostumbrada a estar en control y perder. Pero de aquella persona en este momento no quedaba ni la sombra.

—¿Qué pasa?— Cierro la puerta a mis espaldas y veo a su temblorosa presencia.

A juzgar por su palidez, lucía como si en cualquier momento pudiese desmayarse y me temía que en el fondo algo terrible le hubiese pasado.

—Charlie, hey— A pesar de que pregunto calma, su boca se mantiene en silencio preocupándome una micra más por lo que precavida me acerco hasta ella y tomo su pequeño cuerpo por los hombros concentrando toda su atención en mi cara —, Dime qué pasa, qué sucede.

Abre la boca para responder pero sólo titubea, su respiración se hace más irregular y súbitamente siento qué hiperventila.

—Necesito que te calmes mujer, dime que está pasando, qué te tiene así— Mis manos pasan de sus hombros a su cara y le hago verme directamente a los ojos en un pobre intento de regular su respiración, pero eso no funciona.

Sus ojos sólo se inyectan más de sangre y siento que su respiración deja de cruzarle la tráquea.

Pero para la suerte de todos, lo recuerdo.

Recuerdo esta misma escena.

—Vale intentemos algo, ¿Voy a abrazarte, okey? Sólo voy a— Su inerte presencia sólo me sigue el paso con sus ojos aún muy inestable y con dudable intención, arrullo el cuerpo de la castaña entre mis brazos haciéndole reposar su cabeza sobre mi pecho mientras la enrollo fuertemente, casi inmovilizándola.

Ahí, procuro hacer recuento en mi memoria y en un basto intento de mejorar su condición, imito lo que mi mente reproduce en un deja vu—, Vamos a cantar, cantemos, eso te va a ayudar.

Insisto pero su condición no mejora, veo al cielo razo del hospital en busca de iluminación y sin dar espera a que la chica se pusiese morada, empiezo a murmurar en contra de su coronilla al ritmo de su ronda infantil.

Five little monkeys jumping on the bed, one fell off a bumped his head— Recito y de inmediato su cuerpo se tensiona, en un efecto radiactivo e innato —. Venga C, sé que te la sabes, repita y canta conmigo.

Inhala a profundidad muy errática, sin quitar su mejilla de mi clavícula. Le doy unos cuantos segundos para que se recupere más y prosigo—, Mamma called the doctor and the doctor said

A voz carrasposa, nariz congestionada y mejillas rosadas, Charlie logra recobrar algo de compostura pero sin separarse, continúa el coro de su canción mantra para regularse.

No more monkeys jumping on the bed— Suscita lenta a su propio ritmo, pero lo hace.

Me quedo inmóvil con ella entre brazos y un largo silencio se hace entre nosotras mientras su cuerpo regresa al ritmo normal.

Amor en hipotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora