Capitulo 1- Contrates

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Siempre había creído que sufrir la muerte de alguien que no pertenecía a tu familia era un gesto exagerado, pero ahora me doy cuenta que no es así. No importa si no es tu familiar, si lo quieres o lo querías dolerá igual

–Ilian, se te hace tarde– informa mi madre como si los primeros días fueran emocionantes.

Estoy sentada en el escritorio que se encuentra al lado de la ventana. Tengo buena vista, pues el panorama da hacia la ciudad.

Me levanto con pesadez y tomo mi mochila, me acerco a mi madre y me despido de ella.

–Cuídate– se despide y acaricia mi cabeza. Asiento y salgo de casa.

En mis audífonos comienza a sonar "running up that hill". A pesar de la nostalgia que me provoca sigue siendo una de las canciones que más escucho.

Ha pasado un año desde ese día, aún duele, pero a los demás parece habérseles olvidado unas semanas después. Después de dos meses de lo ocurrido, su familia se mudo, dijeron que no querían estar cerca del lugar donde ocurrió la tragedia. No sé su paradero y tampoco es que quisiera, solo es que se me hizo muy repentina su partida.

He intentado salir y distraerme, pero no es tan fácil, mis "amigas" se han alejado de mí.
A veces me pongo a pensar si realmente lo son o lo eran.

Sin darme cuenta ya estoy frente a la escuela, no tengo muchas ganas de entrar, pero según mi madre, también es una buena distracción... Si supiera

Desde lejos veo a alguien haciéndome señas y logro visualizar a Alexia, mi "mejor amiga".

Corro hacia donde están todas y paro en seco cuando estoy a unos centímetros.

–Hola, linda– saluda con una gran sonrisa. –Te ves mejor que hace un mes.

–Supongo que gracias– la miro confundida. –¿Qué hay?– pregunto cambiando de tema.

–Pues estábamos hablando sobre los chicos nuevos– contesta Gabriela.

–¿De los casi 200 que ingresaron este año?– Finjo estar sorprendida.

–Obvio no, boba– se mete Samantha a la conversación. –Hay cuatro en especial.

–Claro, y sabemos que es lo que pasará– habla Alexia de nuevo con tono orgulloso.

¿En serio? ¿A caso a ella no se le escapa ninguna?

–A todos los ves como presas– ruedo los ojos. Y es la verdad, a todos los ve de ese modo, los trata como si no fueran nada.

–¿Y eso te afecta en algo?– me encara.
Si algo me sorprende de ella a estas alturas, es la velocidad en qué puede ofenderse.

–Supongamos que lo logras, sales con él, te "diviertes", ¿Y luego qué? ¿Lo botaras y ya?

–Se podría decir que sí, justo eso– sonríe. Maldita cínica

–No puedes ir por la vida jugando con los sentimientos de la gente– me quejo en un intento de que lo entienda.

–Sabes qué? Hablamos cuando madures un poco– comienza a alejarse a paso lento de mí, como si pensara que voy a cambiar de opinión.

–Eres tú quien debería madurar– por fin hablo. –Eres una maldita cínica.

– Escuché bien?– se acerca de nuevo.

–Si te lavaste los oídos sí– la encaro.

–No voy a perder mi tiempo contigo.

–Ni yo contigo– doy la vuelta de manera violenta para continuar con mi camino.

De pronto, sin darme cuenta que alguien pasaba por ahí, chocó con una persona.

Después de la tormenta. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora