Capitulo 4 - tutorías

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Cada vez hay más cajas llenas, hemos avanzado mucho en tres días, pero hay algo que aún no me cuadra... ¿!Qué clase de madre te oculta que se casarán una semana antes de la mudanza¡?
Bueno, en realidad no me lo oculto, simplemente olvidó decirme ese pequeño gran detalle.

Roberto ha estado ayudándome a empacar las cosas cuando mamá no está, lo cual hace que sigan creyendo que él y yo tenemos algo, pues en cuanto salimos del instituto nos ven irnos juntos. Gabriela parece querer matarme cada que me ve con él, pero no puedo hacer nada al respecto.

No ha pasado mucho, pero estos últimos días Mavier, Leonel, Oliver y yo hemos llegado a la conclusión de que... Efectivamente, Daniel me atrae. No es nada del otro mundo, de todas formas él está con Alexia y yo definitivamente no estoy lista para una relación.

–¿Tienes cinta canela?– pregunta Roberto sacándome de mis pensamientos.

–Sí, está en la cocina– contesto mientras cargo una caja. –Segundo cajón a la derecha de la estufa.

Veo que Roberto se encamina hacia el lugar, mientras bajo las escaleras mi teléfono vibra y creo que es un mensaje.
Dejo la caja al pie de la escalera y saco el teléfono de mi bolsillo.

Definitivamente es un mensaje y... Es de Daniel.
Decidí agregarlo después de todo. No puedo ser grosera siempre.

Daniel: Olvide devolverte tu libro de historia, ¿Estarás en la heladería?
Ilian: Cierto, también lo había olvidado y sí estaré ¿Podrías pasar a dejarmelo?
Daniel: Te veo allá.

Bloqueo el teléfono y lo guardo de nuevo en el bolsillo.
Debo empacar una caja más antes de ir a trabajar.

–La cristalería ya está empacada– informa Roberto en cuanto termina de poner cinta canela a la caja.

Eso significa que ya no tengo que empacar más por hoy.

–Bien, ya solo debo ir a cambiarme.

–¿Queires que te lleve a la plaza?

–Nop, Daniel irá a entregarme mi libro, y ya de por sí tú y yo nos vemos sospechosos– ruedo los ojos. –Además no entiendo porqué no podemos decir nada.

–La verdad es que yo tampoco lo sé, simplemente....– abre los ojos de una forma sobrenatural y parece haber captado algo. –¿Entonces es verdad?

–¿Qué es verdad?

–Te gusta Daniel– me señala sorprendido.

–Las drogas te hacen mal.

–Admitelo– me mira con una ceja enarcada.

–Me atrae ¿Bien? Es todo.

–¿Y por qué no...– intenta sugerir algo.

–Porque no, porque es una pésima idea– ataco dandome cuenta de su obscuro plan.

–No puedes cerrarte para siempre– se recarga en la pared con pesadez.

–¿Ahora también te dejas influenciar por Mavier?– pregunto con tono de burla.

–No me dejó influenciar por nadie– rueda los ojos. –Me doy cuenta por mi mismo.

–Ajá, cómo sea– ruedo los ojos y tomo un poco de jugo. –Además, él está con Alexia.

Lo que dije pareció sacarlo mucho de onda, pues abrió sus ojos como si se fueran a salir de sus córneas.

–¿Quién te dijo eso?– preguntó con horror en su voz.

–Mavier, Leo, y Oliver– respondí con duda.

Después de la tormenta. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora