05

512 39 135
                                        

Louis había iniciado bien la semana.


Había asistido (más a regañadientes que por iniciativa propia) a los ensayos con la banda de Lewis, para su buena fortuna, sus demás compañeros no eran tan habladores como el novio de su hermana, y tenían algo de buen gusto musical.


Esa mañana Rachel le había hablado por videollamada, lo tomó por sorpresa. Con tanto quilombo, ni siquiera recordaba que ella existía.


    -¡Lou!, ¡mi amor!

-Oh..¡Rachel!

Pudo ver el paisaje a su alrededor, pero no distinguía nada con claridad, era un poco miope.

   -¡Cielo!, ¿qué tal va todo?

-Bien..- esbozó una sonrisa -¿Cómo va todo en Austria, eh?

Rachel giró los ojos.

   -Es Australia, bobo.

-Australia, ejem...¿que tal va todo?, ¿ya tenés amigos canguros?

La chica cerró los ojos, tratando de reprimir una sonrisa.

A veces Lou podía ser tan tierno...era imposible enfadarse con él.

   -Por acá todo bien...ayer he entrado a la sala magna de neurología y ciencias de la psiquiatría, Dios Lou, ¡tenés que mirarlo!, y ayer me pasé también por el anfiteatro, tienen un piano en la sala, y me he acordado de vos.

Louis sonrío.

-¿El piano es guapo?


Estuvieron hablando cerca de una hora, porque Rachel debía tomar clases y aún tenía trabajos por entregar, al parecer, se la veía muy contenta y animada, y Louis se sintió bien por ella.

Por su parte, le contó acerca del nuevo novio de Lottie, de que estaba pasando tiempo en casa de mamá y de como estaba tocando instrumentos en una nueva banda, para comprarle  una casa a Jay.


   -Te amo, Lou.

Sintió una opresión en su pecho.

-Yo...yo también, Rachel.

Colgaron.


Alzó la mirada y encontró a su madre recargada en el marco de la habitación.

-C...¿cuánto tiempo llevás allí?- preguntó sobresaltado.

  -Lo suficiente como para darme cuenta de que no sos del todo sincero. ¿Cuándo planeas decirle?

Cerró los ojos con fuerza y se masajeó las sienes, como si estuviera en un mal sueño.

-Yo...ella no merece esto...

  -Lo sé, por eso mismo te lo repito: debés ser sincero con ella, lo merece.

-Yo...yo lo haré, se lo diré pero...no ahora, sino...cuando vuelva...

Jay asintió sin demasiada convicción.

  -Dale ya, cambiate y vení a la mesa, ya está el desayuno.

-----------

  -Lou, mi amor, ¿podés pasar a dejar a las gemelas al girl scout?, debo cocinar y entregarle el pedido a la señora Dewhite, por favor cielo.

Las gemelas le lanzaron una mirada de compasión.

    -Por favorcito, Lou.

Frunció los labios.

EL CHICO DE LOS CD's IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora