Capitulo 1 - Parte II

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"¿A qué se refiere señor no le entiendo?" preguntaba de manera tosca al anciano enfrente mío, pero lo único que conseguía era que moviera su cabeza de un lado a otro mientras se reía de manera lenta, "Por Favor" Seguía preguntando de una manera desesperada y desagradable.

"Ya te lo dije muchacho, ella es completamente un misterio para mí" me dijo nuevamente mientras se reía ya de una manera más calmada.

"Por favor dígame" Agarre las comisuras de su abrigo mientras estaba en un estado colérico, en el instante que agarre su abrigo con más fuerza el señor llevo su mano en dirección mi axila y comenzó a empujar su en ella haciendo que mi cuerpo se arqueara y lograra levantarme de la silla y del suelo para después soltarme y que yo callera patéticamente al piso.

"No toques mi abrigo chamaco" Me recrimino el anciano.

Yo me quedé estupefacto ante tal acontecimiento, como es posible que un anciano que posiblemente me tripla la edad puede hacer tal cosa.

Al volver a levantarme decidí no rendirme y volver a preguntar, pero antes de poder hacerlo me di cuenta que la señora se había salido de su puesto y se acercó a mí.

"Creo que es hora de que te vayas" Me dijo la anciana "De que esta...." Antes de que lograse terminar de preguntarle por qué había dicho eso la anciana el viejo más grande me levanto del suelo y agarro mi escaso equipaje "Jajája, oye muchacho si yo fuera tu comería un tantico más, tienes el mismo peso que el de un anciano desnutrido" Decía entre carcajadas la montaña de pelo. "No debiste agarrar la camiseta de ese anciano muchacho, agradece que estas vivo" Me hablo el anciano pulga (A qué se refiere con agradecer que esté vivo) pensé con preocupación ante las palabras del enano que decía con seriedad.

Una vez que me ha soltado el anciano grande voltee la cabeza y pude ver como el anciano que estaba anteriormente alado mío sonreía con malicia al verme y la anciana inyectaba sus ojos roba almas llenos de ira sobre mí, "Perdonen mi intromisión, que tengan una linda tarde" respondí de la manera más respetuosa esperando que se calmara la señora.

Una vez que he salido del bar comienzo mi caminata al único hotel que había en el pueblo.

"Encuentras a una mujer que hace latir tu corazón de tal manera y así la arruinas, no Jules!" Yo Jules de apellido Anthe, siempre he sido un hombre reservado y de pocas emociones ante las demás personas, de todos los momentos para comportarme de una manera tan vaga y poco grata he decidido hacerlo en ese mismísimo instante.

"Debería lanzarme de un puente" exclame bajo la fortuna que tenía.

*Pock* escucho el estruendo de una puerta abriendo detrás mío, giro para ver el culpable de tal sonido y veo a nada más y nada menos que a la jovencita y vuelvo a quedar maravillado con su hermoso pelo que podría verse claramente a kilómetros de distancia.

"Ahora que lo pienso ella no estaba cuando me altere, creo que no tengo la tan mala suerte" opine mientras me quedaba embobado con el ángel caído del cielo que sacaba unos sacos de basura, uno normalmente no vería eso con mucho agrado pero para mí incluso eso no lograba quitarle ni una pizca de su hermoso encanto.

"Mejor no lo hagas" mientras estaba suspirando con anhelo por la belleza que yacía nuevamente ante mis ojos, me ha hablado el anciano molesto por encima de mi hombro, logrando que casi se me saliera el corazón por la boca.

"¿A qué se refiere con eso?" Pregunte mientras posaba una mano sobre mi pecho palpitante. Este anciano vestía un simple abrigo de cuero que cubría todo su cuerpo y una bufanda color crema.

"Es mejor que no lo sepas" dijo con un tono preocupante "Ven vamos"

"¿Para dónde?" pregunte al ver el extraño entusiasmo del anciano.

Tulipán Rojo - Lo que nunca habrá de Borrarse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora