Tulipán Rojo - Lo que nunca habrá de Borrarse.

Capitulo 2 - Parte III

Caminos incesantes por un campo en el que cualquier instante tu vida caería en deceso así es como deben de sentirse un soldado en pleno campo de batalla con un miedo incesante durante el cruce de balas y de que una de estas acierte a su ser y le arrebate su preciosa vida o que una bala perdida de un campo lejano se la quite sin honor alguno, así es como me siento yo al estar en este pequeño poblado.

Después de haber sido alarmados por el cuchillo yo y mi asistente caminamos cuidadosamente como si estuviéramos en medio de un campo de minas hasta poder llegar al hotel.

Una vez que llegamos a la puerta entramos rápidamente y lo primero que puedo contemplar es que estaba completamente abarrotado con lo que se podría decir un batallón de señores con una edad superior a los 40 años en su gran mayoría.

"Creo que debemos estar en temporada" hablo Mckanzie mientras yo estaba verificando que la señora Laurelei no estuviera por ahí cerca.

"Estamos en mediados de julio ya es normal eso" agarre mi maleta y comencé a caminar hasta el mostrador junto a Mckanzie que me seguía por detrás.

"Mucho gusto joven" Me recibió el mismo joven de la vez anterior.

"Mucho gusto, 2 habitaciones sin tiempo definido" dije mientras le entregaba mi tarjeta de crédito.

"Una habitación cuesta 1500 euros la noche" dijo sin emoción alguna.

"¿Cuánto?" Pregunto mi asistente mientras ladeaba la cabeza.

"No importa solo dele" En el amor se pelea y no importa lo que sacrifiques aun si terminan siendo 1, 000,000 de euros.

"Eso es bastante ¿no crees Jules?"

"Pues para mí lo vale" después de que nos entregara las llaves ambos nos dirigimos a nuestras habitaciones para decidir el plan que era bastante simple.

Yo logre subir las escaleras rápidamente sin esfuerzo alguno pero mi asistente tenía su problemática en el trayecto llegando al punto que tenía que ayudarlo.

"Espero que seas un hombre de palabra y cumplas tu promesa por si esto sirve" le dije mientras lo ayudaba a subir las escaleras.

"Si tú el hombre más tosco y seco del mundo consigue una pareja entonces me mudare cerca de donde vive la Roca y comenzaré a hacer ejercicio con él, pero solo si la consigues" dijo burlonamente tales palabras porque seguramente no confiaba que yo lograra tener pareja pero solo el tiempo le quitara esa risa.

Una vez que llegamos a nuestro piso deje de ayudarlo y caminamos apresuradamente a nuestras habitaciones pero en el trayecto sale un hombre de su habitación por detrás de nuestras espaldas.

"¿Jules?" escuche una voz que para mí mala suerte era muy conocida, me doy vuelta y contemplo en toda su totalidad al señor Bernant Vicenç un hombre de una altura aproximada de 1,90 con un pelo azabache que le llegaba hasta los hombros, él era un político español conocido no por su labor en el trabajo si no por su lista de parejas de las cuales a conocimiento público se sabe que ha tenido unas 20 esposas, y exactamente esa persona de tanta polémica ahora estaba acercándose a mí con una cara completamente estupefacta.

"Demonios" susurre ante mi infortunio.

"¿Qué haces aquí?" me pregunto mientras se acercaba hacia a mí.

"Asuntos de negocios" respondí de una manera cortante y fulminante mientras le posaba la mano para estrechársela.

"Pues serán negocios algo calientes" dijo burlonamente mientras estrechaba firmemente mi mano.