Su sonrisa dulce, ojos de color celeste que reflejaban las estrellas y el mar. Fácilmente te podías perder en su mirada dominante y encantadora, su hermosa tez pálida con unas minis pequitas, sus labios finos y rosados, ese cuerpo Delgado y perfecto para los ojos de.... Rusia.
Rusia un chico de 16 en ese momento, miraba con sus ojitos iluminados a ese americano con esas características que anteriormente se nombraron. Miraba a ese americano que colocaba su mano en su ushanka y le daba palmaditas. Miraba a ese Americano, quien le estaba sonriendo con tanto amor y dulzura. Ese americano que tenía su otra manos extendida con un caramelo, ese caramelo que se lo estaba entregando al euroasiático.
—¡Señor América! N-no puedo aceptar ese dulce... Mi padre dijo que no debo aceptar dulces de desconocidos ¡Y además ya estoy grande tengo 16 años! —Hablaba ese dulce y jóven niño con cierto rubor en sus mejillas, abrió más sus ojos al escuchar una pequeña risa suave.
—Pero Ruchian ¿Solo por tener 16 no me vas a aceptar mi dulce?—El americano tenía una ceja alzada. La mano, la cual estaba en la ushanka del ruso, bajo hasta la mejillas del contrario. Este... Estaba rojo, pestañeo de forma rápida y soltó muchas palabras que nadie podría entender más que el ruso.
—Ya señor América ¡Mi nombre no es Ruchian, es Rusia! Y si quiero su dulce...— El ruso tomó el dulce que le estaba entregando el norteamericano. Se acercó con cuidado a América con una sonrisa y le dio un pequeño beso en la mejilla para salir corriendo.
—¡Ten un bonito día Ruchian!— Soltó una risita al ver como el contrario corría un tanto avergonzado. Suspiro y se dio la vuelta para ir con el soviético y hablar de temas Políticos.
Ya era tarde, el sol se estaba ocultando y el americano por fin había terminado esa charla tensa con Unión Soviética. Ahora este se encontraba hablando con el ruso menor, quien ama su compañia, aunque no quería admitirlo.
América preparaba algo para comer, ya que el soviético había ido a hacer algunos papeles y le pidió que cuidara a sus niños. El no tenía problema, se llevaba muy bien con los niños y sobre todo, con los hijos del soviético.
El ruso no comía hace unos días, por problemas que estaban pasando, ya saben, la Guerra Fría. Por suerte el capitalista y el comunista, se llevaban medianamente bien. Sabía que no era su culpa lo que los presidentes hacían, pero sentían cierta culpa.
El ruso se sobresalto. El americano casi se cortaba un dedo.
—¡Estrella! ¿E-estas bien?—
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❐「вaвy... love мe♡」❐
Romance" Америка, я люблю тебя..." -❐ ᴅᴇᴄíᴀ ᴇʟ ʀᴜꜱᴏ ᴇɴ ꜱᴜꜱ ꜱᴜᴇñᴏꜱ, ᴀᴀʜʜʜ~ ᴇꜱᴇ ᴀᴍᴇʀɪᴄᴀɴᴏ ᴛᴀɴ ʟɪɴᴅᴏ.... ᴇʀᴀ ᴩᴇʀꜰᴇᴄᴛᴏ ᴩᴀʀᴀ ꜱᴜ ᴏᴊᴏꜱ. -❐ ᴩᴏʟᴏꜱ ᴏᴩᴜᴇꜱᴛᴏꜱ ꜱᴇ ᴩᴏᴅʀíᴀ ᴅᴇᴄɪʀ -❐ ᴜɴ ʀᴜꜱᴏ qᴜᴇʀɪᴇɴᴅᴏ ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ ᴅᴇ ᴇʟ ᴀᴍᴇʀɪᴄᴀɴᴏ y ᴜɴ ᴀᴍᴇʀɪᴄᴀɴᴏ ɪɴᴏᴄᴇɴᴛᴇ qᴜᴇ ɴᴏ ꜱᴇ ᴅᴀʙᴀ ᴄᴜᴇɴᴛᴀ...