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El recuerdo de sus manos y sus labios sobre mí, estuvo persiguiéndome durante los siguientes días, y hacia que me cuestionara el por qué mi vida se había complicado tanto. Estaba en la misma situación que al inicio cuando él me había cambiado por alguien más, la diferencia es que no me encontraba dispuesta a dejarlo seguir teniendo algún poder sobre mí.

No lo vi los siguientes días, y el ambiente en el trabajo seguía siendo el mismo, nadie hablaba de él y era como si algo hubiese ocurrido y le hubiese quitado toda aquella relevancia que en el último tiempo había adquirido.

No había tenido noticia alguna de Allen en el mismo tiempo, y no estaba dispuesta a buscarlo, estaba colocando mi estabilidad nuevamente en otra persona, como había terminado eso la última vez, haciéndome sentir inútil y sin valor, haciéndome sentir sin poder sobre mi misma, por haberle dado el poder a alguien más, no ocurriría nuevamente.

Cristina estaba frente a mi contándome como su relación con Ian, mejoraba con el pasar de los días, y me sentí plena al saber que la relación con mi mejor amiga estaba hiendo bien y que finalmente una de las dos podría ser feliz.

Cris tenia aquel brillo en la mirada que toda persona fielmente enamorada posee, y sus palabras tenían aquel anhelo de esperanza que te contagiaba su felicidad.

Mi jornada había terminado, y junto a Cristina había decidido salir en una noche de chicas como hacíamos antes de que toda mi vida girara en torno a la obscuridad que la había consumido en el último tiempo. Cris era quien conducía mi auto, la sonrisa en su rostro a la vez que cantaba con emoción las canciones que pasaban en la estación de radio, hacían el ambiente perfecto.

Con calma nos dirigimos al lugar que habíamos acordado, aquella pizzería que tanto le gustaba y que me trajo recuerdos, porque ahí lo había conocido más.

Justo en el estacionamiento en que nos encontrábamos ahora mismo, había aceptado antes aquella primera cita con él, aquella primera cita que desencadeno todo y la vez nada.

Cris camino de forma rápida mientras yo seguía su paso, con rapidez entro al lugar mientras tarareaba la última canción que había escuchado en la radio, el mismo chico que estuvo aquella noche cuando conocí a Allen, se encontraba en el mostrador, me brindo una sonrisa a la cual respondí con un saludo de manos.

Otra mesera se acercó a nosotras y tomo nuestros pedidos mientras Cris nuevamente empezaba a preguntarme sobre que debía usar en su próxima salida con Ian y con la misma efusividad que ella tenía, le brinde la asesoría que me estaba pidiendo.

Minutos transcurrieron hasta que la mesera llego a nuestro lugar con la orden previamente realizada, Cris me ofreció tomar la primera rebanada de pizza a lo cual acepte sin objetar, sin embargo la acción de comer fue interrumpida en el momento en que sentí aquella sensación de asco apoderarse de mí.

Cris me miro extrañada, sabía que adoraba la pizza y mi comportamiento era totalmente ajeno a mí. Tome una bocanada de aire antes de intentar ingerir nuevamente la rebanada de pizza, pero fue entonces que lo vi. Estaba ahí de pie, en la mitad del lugar observándome fijamente, llevaba su camisa desabrochada y su cabello totalmente desalineado, su mirada estaba perdida y fue luego de un rato cuando se encontró finalmente con la mía.

Allen- susurre mientras Cris me brindaba aquella mirada seria que siempre utilizaba conmigo cuando me reprochaba de algo.

Allen coloco sus manos en su bolsillo antes de darme una última mirada y dirigirse lejos del lugar, y aunque me prometí que no iría tras él, que no sería yo quien lo buscase, lo hice.

Corrí tras de él, como si no hubiese un mañana esperando.

Allen- grite antes de sentir mi cuerpo pesado y finalmente todo nublarse a mi alrededor.

Código Azul ~ CONCLUIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora