Código Azul ~ CONCLUIDA

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Alguna vez han tenido esa sensación de que requerías saber algo, pero después de saberlo te arrepientes de toda la situación, pues esa era mi situación en esos momentos con todo lo que había acontecido, demasiada información en un corto periodo de tiempo, hacía que mis redes neuronales tuvieran un colapso y que aquel dolor de cabeza no me dejara en paz.

Y es que es curioso cómo, lo desconocido te puede brindar ese reconforte luego de que aquella verdad que tanto anhelabas llegase finalmente.

Esa era la situación actual, aquella que no permitía que mi cabeza volviese a la realidad, y que me mantenía navegando en esa realidad utópica, que había creado luego de toda la experiencia.

Se lo había prometido en aquel entonces, pero a que costo sería cumplirlo ahora, sacrificando todo por él, por su honestidad a medias, los tiempos cambiaban y la situación también.

Allen

Nuevos golpes caían sobre él, y fue cuando lo vi suspirar de forma pesada cuando decidí que era momento de dejarlo ir, no hablaría eso era seguro, Daniel Rujano sabía que no debía hablar o la situación se repetiría pero esta vez con un final trágico para él.

Ian lo tomo y arrastro fuera de la sala, sabía dónde había que dejarlo y como limpiar todo, no en vano era el mi mejor hombre.

La rabia me consumía, la desesperación de que aquella chica estaba robando mi calma y adentrándose en mi cabeza no era algo sano, jamás había sido violento, y justo había roto aquella promesa que me había hecho cuando pequeño, para protegerla a ella.

No tenía información casi de ella, y lo último que había sabido era que había vuelto de sus vacaciones hace un par de días. No había tenido llamada de ella, ni siquiera un mensaje, y todo empezaba a consumirme cada vez más.

Ian volvió luego de un rato, su ropa lucia impecable, como si no hubiese sacado a un tipo moribundo de este lugar, hace menos de una hora. Su mirada estaba seria y algo en el me hacía comprender que algo había sucedido. Quizás Ian no era tan buen empleado como creía.

Alguien me vio señor- sentí el enojo otra vez, si por un momento la tranquilidad me había inundado, en este momento desaparecía en su totalidad.

Espero que lo hayas arreglado Ian- respondí de forma seria, jamás había permitido errores, y no sería entonces la primera vez.

Es diferente señor, solo pude dar una excusa- su mirada era preocupada, y su ceño mostraba esa arruga tan característica de él que denotaba preocupación.

Quien ha sido, quien te ha visto- cuestione.

La mirada de Ian se desvió y en ese momento sentí lo peor venir.

Angelina- respondió el, mientras yo sentía como todo empezaba derrumbarse a mi alrededor.

Angelina.

Hace casi dos horas Daniel había llegado al centro de recuperación, las heridas en su cuerpo eran visibles y se podía notar que algunas tenían algunos días en su cuerpo.

Estaba ahí conectado a maquinas que monitoreaban sus signos vitales, y a aquella bolsa de suero que le suministraba los medicamentos que se le habían ordenado.

En mi interior algo se rompía, sabía que algo sucedía con él, sabía que era peligroso y que debí alejarme en el primer momento en que cruzamos palabras, pero su magnetismo me había tomado y envuelto de tal forma que simplemente no me di cuenta cuan dentro de toda la situación estaba, hasta este momento.

Mi teléfono estaba entre mis manos, y le di una milésima mirada a su nombre que resaltaba en la pantalla, no tenía las fuerzas para contestarle y hacerle frente, pero sabía que debía hacerlo. No debía ser arrastrado ninguna otra persona y ninguna gota de sangre más debería ser derramada si ella podía evitarlo. Su sueño siempre había sido el de salvar vidas y el hacía todo lo contrario.

Cuando la pantalla finalmente se apagó, y dejo ver con claridad su nombre junto a las múltiples llamadas que había realizado. Abrió entonces la bandeja de mensaje y le escribió aquel texto corto, sentía el dolor en su corazón, pero sabía que era lo mejor.

No sé qué hagas con exactitud, escribió de forma rápida mientras sentía la comezón en sus ojos que avisaba que las lágrimas venían en camino, pero golpear a un hombre de aquella forma hasta dejarlo moribundo, jamás es la solución y solo se corrobora que eres igual o peor que el, debía luchar esa batalla por mí misma, pero tu simplemente quisiste acabar con ella de la forma adecuada, y antes de perderme más a mí en todo esto, prefirió que se pierda aquello que habíamos conseguido tener.

Presiono enviar, y bloqueo su teléfono nuevamente, fue entonces que noto que finalmente las lágrimas que habían amenazado anteriormente, estaban cubriendo sus mejillas.

La contestación no tardo, y fue simple sin más que un, permíteme explicarte no es lo que crees.

Sintió su corazón hacerse pequeño, como si lo estuviesen sacando de su pecho y clavándole mil dagas en este.

Una pequeña parte de su corazón, y de su ser rogaba porque fuese todo falso y que no hubiese sido él el responsable de aquella victima que se encontraba frente a ella.

Nuevamente las llamadas volvieron a inundar su teléfono, y sin tomar importancia a la desesperación con que las mismas entraban en su teléfono. Lo apago.

Camino despacio, quizás tomando otra de las decisiones más difíciles de su vida.

No noto que había llegado frente a la puerta de recursos humanos, hasta que estuvo ahí y la mujer detrás de esta la miraba de forma expectante.

Renuncio a mi internado en este centro, dijo mientras sin esperar respuesta de la mujer que la miraba con asombro, camino en dirección hacia la salida, para perderse a través de las puertas del que había sido su hogar por un tiempo.

Allen

Dos semanas, 14 días... había sentido la eternidad del tiempo y su ausencia, no sabía nada de ella, no sabía dónde se había metido, ni siquiera el mejor de sus hombres pudo dar con ella, había sido como si la tierra se la hubiese tragado, ella simplemente ya no estaba, y a él; la desesperación lo estaba matando