—¡Se lo dijiste! —chilló Christian, en una mezcla de incredulidad y emoción, mientras preparaba el americano que Dulce le había pedido.
Christian Chávez era su segundo mejor amigo en el mundo, después de Christopher. Aunque, siendo sincera, era el primero, pues por él no sentía nada más que una fuerte amistad y podía contarle absolutamente todo.
Lo había conocido en una fiesta de la universidad y tuvieron una conexión tan especial, que se hicieron amigos de inmediato. Lo conocía hace tres años y Christian siempre había estado ahí para ella, escuchándola, dándole un buen consejo, regañándola cuando debía y, sobretodo, prestando su hombro cuando más lo necesitaba.
—Si —afirmó Dulce con pesar, sujetando su frente con ambas manos— Y no sabes cómo me arrepiento.
—No seas tonta —le dijo dándole su café, para luego apoyarse en la barra—. Fue lo mejor que pudiste haber hecho. Él merecía saberlo y tú merecías desligarte de esa tortura.
—No era una tortura —se defendió—. me gustaba ser amiga de Chris.
—¿¡Que no era una tortura!? —preguntó por lo alto y luego rió irónicamente—. Dul, por favor. Cuántas veces no viniste aquí, llorando, porque ya no aguantabas que él estuviera con Anahí. Si había algo que te gustaba, era estar cerca de él, pero no ser su amiga. Deja de mentirte.
—Pero ahora ya no tengo nada, ni su amistad, ni su cercanía. Maté nuestra relación para siempre, Christian —lloriqueó.
—Bueno, tal vez era lo mejor —explicó encogiéndose de hombros—. Ahora eres libre. Tuviste la pelota por mucho tiempo entre tus manos, ahora se la tiraste a Christopher, él puede tirártela de vuelta o arrojarla lejos, pero es su problema, no el tuyo.
—Puede que tengas razón —dijo apretando los labios hacia un lado.
—Siempre la tengo, cariño —respondió, para luego ir a la caja, pues un nuevo cliente esperaba por ser atendido.
Se quedó un rato más conversando con su amigo, hasta que se dio cuenta de que se le hacía tarde para ir a despedirse de Annie.
Cuando entró al estacionamiento del aeropuerto, se sentía tan nerviosa, que le tomó más del tiempo normal estacionar su auto y al lograrlo, notó cómo las manos le temblaban, cuando sacó la llave del contacto. Tenía mucho miedo de encontrarse con Christopher, de verlo otra vez y sentir su mirada sobre ella, confirmar que ya nada sería igual entre ellos. Ya no más tardes juntos viendo películas, no más paseos por el parque para ponerse al día sobre cualquier cosa, no más cenas con comida chatarra, porque Anahí no comía esas cosas. Ya no serían amigos nunca más.
Pero Christian tenía razón, reflexionó, una parte de ella necesitaba liberarse de esa amistad y esa parte había salido anoche para desprenderla de aquella relación enfermiza que tenía con Christopher. Así que tratando de mantener esa idea en la cabeza, se armó de valor y salió del auto.
Recorrió el camino hasta los counters del aeropuerto, a cada paso con menos decisión y más nerviosismo. Buscó con la mirada los correspondientes a la aerolínea francesa que llevaría a Annie a su destino y cuando se encontró con la rubia, se sorprendió muchísimo al verla sola. La abrazó a modo de saludo, un abrazo largo y apretado, casi como una disculpa por lo que había hecho anoche.
—¿Dónde está Christopher? —preguntó Dulce al separarse. Anahí se encogió de hombros.
—No lo sé. Anoche no llegó a dormir y hoy en la mañana tampoco fue al departamento. Solo me envió un mensaje de que estaba bien, que no me preocupara y que tuviera un buen viaje —respondió con tristeza. Luego alzó la vista para ver a su amiga—. Creo que realmente lo lastimé con lo de irme más tiempo sin hablarlo primero con él.

ESTÁS LEYENDO
Ella o yo
FanfictionElla o yo, no sé quién tiene más de ti. Sólo puedo escribir lo que no me atrevo a revelar La única forma que encuentro para mis pensamientos purgar. Maldigo el día en que te conocí y luego te enamoraste de otra mujer. No me amabas a mí, eso es lo qu...