Capítulo 12: Problemas de comunicación

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Anahí le dio un sorbo a la copa de vino que tenía entre sus manos, mientras se admiraba de la belleza que le entregaba la campiña francesa. Simone, una de sus nuevas amigas del trabajo, la había invitado a ella, junto con otros 5 compañeros, a pasar el fin de semana a su casa de campo, en Châteauneuf, un precioso pueblo medieval al sur de París.

Sonrió levemente al girar la cabeza y ver a sus amigos no muy lejos. Aún sentados en la mesa, luego del almuerzo bajo el gran parrón de uva, el cual les daba la sombra necesaria para poder disfrutar de la tarde, bromeaban, reían y bebían del mejor vino y champagne francés. Cómo le gustaría a ella poder disfrutar, al igual que ellos, de la maravillosa tarde que estaban compartiendo, pero lo cierto es que después de lo que pasó anoche, sentía que no podría estar tranquila hasta que pudiera hablar con Christopher.

Miró con ojos entornados el brebaje contenido en la fina copa de cristal, como quien mira a un compañero que ha cometido la más grande de las traiciones, pues fue gracias a él que ocurrió lo que ocurrió.

Anoche, producto de la emoción por el lugar en el que se encontraba, la excitación de la reunión entre amigos y la tristeza provocada por el abandono del que fue su novio por nueve años, sin siquiera una explicación, se rindió ante los encantos del vino y también ante los de Alfonso Herrera. Pasó una mano por su frente, azorada por los recuerdos que vinieron a su cabeza como si de una película se tratase. Ambos bebieron lo suficiente como para que la atracción latente que había entre ellos desde el primer día, emergiera desde las profundidades y los azotara con la fuerza de un huracán.

Como si al pensar en él lo hubiese llamado, Alfonso se acercó a ella con sigilo y no fue consciente de su presencia hasta que lo vio a su lado. El fotógrafo la acompañó en silencio un rato, perdiéndose en la panorámica vista que le entregaban los viñedos frente a ellos.

—¿Estás bien? —preguntó él, cuando ya no pudo soportar más. Pero antes de que la rubia respondiera, decidió continuar, girándose y tomándola por los hombros para que lo viera también—. Annie, yo... Mira, sé que lo que pasó... ¿te arrepientes? —preguntó finalmente, nervioso.

—No —dijo negando con la cabeza y sin poder evitar sonreír, sonrojada. Él sonrió también y por un breve segundo todo fue perfecto entre los dos. Pero la culpa no le daba cuartel y tan rápido como esa sonrisa apareció, se desvaneció, opacada por la angustia—. Y eso es lo peor de todo —agregó bajando la mirada.

—Pero, ¿por qué dices eso? —preguntó Poncho con desesperación.

—¡Porque tengo novio! —medio gritó con brusquedad, mirando rápidamente al grupo cerca de ellos y comprobando que continuaban en lo suyo, sin prestarles atención.

—¡El mismo novio que no se ha comunicado contigo en más de un mes! —dijo irritado. Soltó el aire mientras miraba al cielo y luego le enmarcó el rostro a Anahí con sus manos, mirándola a los ojos—. ¿Por qué te aferras tanto a esa relación?, ¿Que no te das cuenta que a él no le importas? Y a ti tampoco te importa, si no, no habrías hecho el amor conmigo anoche.

—¡Cállate! —dijo mirando nuevamente a sus amigos, nerviosa de que pudieran escuchar de lo que hablaban. Luego se apartó de él y se cruzó de brazos—. No hables de lo que no sabes.

—Lo único que sé es lo que compartimos tú y yo —tomó una de las manos de ella y la puso sobre su pecho—. Lo que sentimos, Anahí —dijo con voz profunda, logrando que la rubia se estremeciera nuevamente al recordar—. Puede que no sepa lo que pasa, o lo que pasó, con ese tal Christopher, pero tú tampoco tienes una idea y no entiendo por qué te da tanto miedo averiguarlo.

—Christopher ha sido mi novio por 9 años —le explicó—. Hemos compartido muchas cosas juntos. Yo... nunca imaginé la vida sin él.

—Bueno, te sugiero que comiences a hacerlo, porque es evidente que él ya la vive sin ti —se acercó a ella y la besó en la frente, para luego darle espacio—. Averigua qué está pasando, de una vez por todas. Yo voy a estar aquí, esperándote —le prometió, para luego alejarse.

Ella o yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora