7. No hay vuelta atrás

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Un último adiós a mi familia que me desgarra el alma, muevo la mano una última vez con una sonrisa un poco confusa entre mis lágrimas

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Un último adiós a mi familia que me desgarra el alma, muevo la mano una última vez con una sonrisa un poco confusa entre mis lágrimas. Un año lejos de tu familia y de tu hogar no es del todo reconfortante. Todo el trayecto desde la despedida hasta que el avión despego es borroso. La cabeza me da vueltas en una sola pregunta ¿Esto es un error? Mi optimismo flaquea ante el miedo de explorar lo desconocido, ahora estaba por mi cuenta, sin amigos ni familia.

Me quedo dormida la mitad del vuelo y la otra intercalé entre ver películas y el mapa para saber a cuanta distancia estábamos. 

No se sintió real hasta que aterrice en el Aeropuerto Internacional Gran Moncton. Las personas hablando un idioma distinto al mío, un poco de inglés, un poco de francés. Quise preguntar por indicaciones, pero sentía la lengua muy entumecida para formular una oración completa.

No hay vuelta atrás.

Mi plan acaba acá. No tengo ni idea que hacer a partir de aquí. No es como si supiera donde vive Charlie, incluso si lo supiera no es como que voy a presentarme en su casa y decirle, Hey creo que somos almas gemelas, ¿te gustaría intentarlo? No.

Planee la llegada con tanto detalle, todos los pasos estaban cumplidos, bueno, no todos, falta el último. Charlie.

Tengo tantas preguntas y ninguna respuesta. Charles vive en New Brunswick, pero esa es la única información que tengo. ¿Sigue viviendo ahí? ¿Vive solo? ¿Se mudó e hice todo esto para nada? Sacudo la cabeza alejando los malos pensamientos, no me llevarían a ningún lado.

A Charlie le gusta la naturaleza, el hiking y todo eso. Siendo honesta, yo lo odio, pero es el único hilo del que tirar, si tengo que subir cada una de las montañas que hay en Canadá, lo haré. Si no me funciona el hiking, voy a probar con ir a las playas, y así hasta recorrer todo el mundo si es posible.

Tomo la única maleta que traje de la cinta y me dirijo a la salida. Podía ver a Vivian y Joe Williams desde un kilómetro con un gran cartel y globos de colores.

Bienvenida, Alexa.

Lo habían escrito en español y todo. Muy adorable.

La bienvenida fue cálida y en el camino hablamos más seriamente del cuidado de las niñas. Me dieron una lista de alergias, números de emergencia, comidas favoritas, medicamentos y hasta que podía darles en caso de que están de mal humor. Esto facilitaba 100% las cosas para mí, ya que nunca cuide a nadie más que a mí misma, esta sin dudas sería una buena experiencia para mi vida.

Cuando llegamos a la casa, las niñas salieron corriendo de esta justo a mis piernas. Nos conocíamos por videollamada, pero verlas en persona me shockea, son pequeñas a pesar de tener siete años y aunque son mellizas son bastante diferentes.

— Alexa.— Gritaron emocionadas.

— Hola, niñas.— las abracé a mí.— Un gusto en conocerlas.— sonreí.

— Y nosotras a ti.— hablan al unísono, tengo que admitir que me dio miedo.

— Entonces Maya.— señalo a la niña de cabello con ondas y café, ella asiente.— Y Zenia.— esta otra tenía el cabello un poco más oscuro y por los hombros.— No se me van a confundir nunca, desde ya les advierto.— me rio mientras me levantaba.

Las dos niñas toman mi mano y me introducen a la casa.

— Estamos muy feliz de que estés aquí, Alex.— dice Zenia.

— ¡Sí!— La apoya su hermana.

— ¿Alex?— pregunto extrañada.

— Sí, ¿Te molesta que te llamemos así?

— No, no, es solo que nunca me habían llamado así.

Me llevaron por las escaleras hasta mi habitación, esta es bastante simple, una cama de dos plazas con sabanas blancas, dos mesitas de luz a cada lado, enfrente había un televisor, al lado de este había una puerta.

— No la decoramos porque no sabíamos que te gustaba, pero puedes hacerle lo que quieras.— dice Vivian detrás de mí.

— Gracias Vivian, es perfecta.— digo desde el marco de la puerta.

Zenia toma mi mano y me adentra a la habitación mientras Joe deja mi valija a un costado de la cama.

— Este es tu armario.— me dice.

Nos adentramos al armario, y cuando prendemos la luz, veo que es bastante grande, creo que mi ropa solo llena un lado. Adentro de este había otra puerta.

— Y este es tu baño.

El baño es más grande que toda mi habitacion, tiene una bañera que la llenaré de esencias más tardes y espejo enorme. Ya estoy pensando en todas las fotos que me tomaré luego para subirlas con el ht #nanny. Muy original.

— Bueno, niñas, dejemos a Alex sola para que se acomode, ya es hora de ir a la cama.— cuando Vivian dijo eso la mire.— No te preocupes cariño, empiezas mañana con tus tareas.— me sonrió.

Uff, menos más porque con todo esto del jet lag podría desmayarme en la cama ahora mismo.

— Buenas noches, Alex.— me dice Zenia.

Me agaché y la abracé.

— Buenas noches, hermosa.

— Buenas noches, Alex.— fue el turno de Maya para abrazarme.

— Buenas noches para ti también linda.

Cuando salieron todos de la habitación me dispuse a sacar todo de la maleta y ordenarlo en el armario. Efectivamente, ocupaba solo dos estantes y un cajón. Tengo que ir de shopping pronto. Deje el baño en la tina para otro día y me di una ducha rápida. Casi suelto un gemido de satisfacción al meterme en la cama y que las sabanas estén suaves y calentitas. Quería ir a darle un beso en la frente a Vivian y Joe por ser tan buenas personas, pero lo más seguro es que me despidan por rara luego de eso, asi que les agradezco mentalmente. 

Podría cerrar los ojos y dormir ahora, pero sé que mi madre volaría a Canadá para asesinarme si no le llamo para decirle que estoy salva y sana, y no secuestrada en una trata de blancas.

— ¿Alexa?

— Hola, mama.

— Hija.— dijo emocionada.— ¿Cómo estás? ¿Llegaste bien?

— Sí, llegue bien, ahora me estoy por ir a la cama, pero quería llamarte para que sepas que todo está bien.

— Me alegro hija, duerme bien, cualquier cosa me llamas ¿Sí?

— Si mama, hasta luego.

— Te amo, hija.

— Yo también, mama.

La primera noche de mi aventura, no podía esperar.

Soulmates || Charlie Gillespie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora