4. Dolor

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El techo se vuelve borroso cuando una nueva tanda de lágrimas caen por mis mejillas

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El techo se vuelve borroso cuando una nueva tanda de lágrimas caen por mis mejillas. No quería pensar ni cerrar los ojos porque imágenes de lo imposible revuelven mi mente. Hace una semana que estoy igual y cada día que pasa más convencida estoy que mi vida es miserable. 

Realmente hubiera deseado nunca ver esa maldita serie, me ahorraría muchos problemas. Ya no hay vuelta atrás en esta demencia, esta calada en mí desde hace tiempo, solo que fui muy ciega para verla. Desde que acepte la verdad no he dejado de llorar, se siente como tener un hueco infinito en el pecho imposible de llenar. No había forma de sacarme el dolor, de saber que nunca podría estar con Charlie.

Por una parte, estaba bien, tenía que convencerme de que estaba bien, si no perdería lo que me queda de cordura, tenía que recordar que dolería por ahora, pero que lo superaría, como cuando eres pequeña y te gusta un niño que no quiere saber nada contigo, es lo mismo. Porque todo con Charlie está más allá de mis límites, todo es inalcanzable, absolutamente todo. Vivimos a millones de kilómetros, hablamos diferentes idiomas y aunque sé hablar inglés perfectamente nunca me lo encontraría cara a cara, tenemos diferente cultura, diferentes hábitos, él es famoso y yo una chica normal de pueblo. Lo peor de todo es que incluso si todas esas diferencias no existieran, no tengo la certeza de que se fijaría en mí, no tengo oportunidad.

Me seco las lágrimas y me siento en la cama cruzando las piernas. No quería que nadie me viera asi nunca, tenía que calmarme o todo se iría a la mismísima mierda. Me lamenté por mí misma esta semana, deje que la situación sacara lo peor de mí, hacía dos días que no me bañaba, no tenía ganas de nada, no he estudiado para los exámenes y tampoco he hablado con Ivy, pero todo esto se acabó.

Llorar por la situación no haría que nada cambie, solo me daba dolor de cabeza y ganas de dormir. Tenía que salir de esto. Empiezo por una ducha.

¿Alguna vez alguien dijo que las mejores ideas viene en la ducha? Bueno, porque acabo de comprobarlo. Mi cerebro empezó a idear un montón de planes con finales desastrosos. Hablarle por Instagram no era una opción. Luego pensé en mudarme a su ciudad, ¿Luego qué? ¿Arrastrarlo y obligarlo a que crea lo mismo que yo? ¡No! 

Me quedé con una parte de la última idea, podría mudarme a su ciudad, tratar de encontrármelo y fingir que no lo conocía de nada, pero ¿Sentiría la misma conexión solo con verme como yo lo hice? No tenía ninguna certeza, todo estaba en mi contra, sin embargo, iba a ser optimista por una vez en mi vida y dar el paso decisivo.

En una mano tenía mi vida miserable, que no es muy agradable que digamos, y en la otra la idea de viajar y tener la posibilidad de verlo para ver que pasaba. ¿Qué perdía con intentarlo? Tal vez un poco de dinero, pero a quien le importa.

Todavía con el pelo mojándome la espalda me siento en mi escritorio para recopilar toda información posible. Un anotador a mi lado con posible ideas una vez que este ahí. Necesitaba un trabajo y un periodo de tiempo para hacerlo, no podía quedarme para siempre en Canadá.

En una entrevista Charlie dijo que creció en New Brunswick, mi único problema es que es una provincia demasiado grande y no podía ir puerta a puerta buscándolo. Tenía que tener un plan perfecto, es mi única oportunidad, no podía despreciarla.

Cuatro horas después tenía una especie de plan que creo puede funcionar, es un gran comienzo.

Primera Etapa: Conseguir un trabajo.

La idea de ser niñera se ve muy bien, pagan realmente bien y aunque no se me dan muy bien los niños hay un programa de daycare donde puedes comunicarte con las familias antes de trabajar con ellos y ver si congenian o no. 

Me inscribí en el programa y tengo que esperar a que me llamen y coordinar mi llegada, lo que nos lleva a la etapa número dos: Día de llegada.

En cuanto tuviera mi familia confirmada desde el programa, recién ahí sabría cuando podía viajar a Canadá, esperaba que fuera lo más pronto posible porque ya con un plan en movimiento la tristeza había sido cambiada por el entusiasmo.

La tercera etapa: La Universidad.

Para mí convencía estoy muy bien en mis estudios, soy una alumna con puros sobresalientes, por lo que cuando llame a la universidad preguntando si podía seguir mis estudios de manera online porque tenía una "emergencia" y tenía que viajar al extranjero de urgencia accedieron sin poner un pero. 

Un sentimiento de seguridad me llena el pecho al ver que todo se está dando de la manera que quiero.

Los días pasaron y obtuve más buenas noticias, una familia de Saint John le gusto mi perfil para cuidar a dos pequeñas gemelas, sus nombres son Zenia y Maya. Tuve una videollamada con sus padres primero.

— Tendrías que cuidar de ellas a primera hora de la mañana hasta que Joe y yo lleguemos del trabajo al rededor de las cuatro.— explica Vivian.

— Me parece bien.— asiento con una sonrisa.

— No vives en Canadá todavía.— apunta Joe.— ¿Será es un problema?

Esa es mi único problema, los alquileres eran muy elevados cuando todavía no ganabas en dólares.

— Yo... Lo resolveré pronto.— sonrio nerviosa.

— Si ese llega a ser un problema que no puedas resolver, en casa hay una habitacion extra que puedes tomar hasta que puedas encontrar algo tuyo.

Mis hombros caen en alivio.

— ¿En serio?

— Claro que sí, respetaremos tus horarios, por supuesto, y la paga será la misma.

Los canadienses son personas muy amables o ellos realmente necesitaban una niñera.

— Eso sería perfecto, gracias.

— Muy bien, entonces, nos comunicaremos contigo lo más pronto posible para que conozcas a las niñas y si funciona ya podemos hablar sobre la fecha de inicio.

— Sí, esperamos que funcione porque hemos contratado varias niñeras y ninguna se queda más de dos meses, necesitamos a alguien urgente.— exclama Vivian.

Ahí está, esa es la trampa. Pero con todo el dinero que me están pagando, no tengo que pagar renta o comida, tomaría a los mismísimos hijos del diablo si eso me llevaba a Charlie.

— Espero su llamada entonces.— sonrio.

Luego de dos videollamadas con las niñas decidieron contratarme. Dentro de dos semanas tenía mi vuelo hacia Canadá, tengo contrato por un año, en ese periodo de tiempo tengo que encontrar a Charlie, acercarme a él y averiguar si realmente somos almas gemelas o es mi juicio el que me nubla la racionalidad.

Ahora queda la última parte, decirle a mi familia.


Soulmates || Charlie Gillespie.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora