Los recuerdos, primera parte

2.6K 189 46
                                    

Dormir no iba a ser fácil. ¿Cómo podía siquiera intentar dormir sabiendo que su jefe estaba pasando por una décima noche de sufrimiento? ¿Con nada más que una prisión oscura sin comida, agua o calor...? Era irónico: Para los demonios nacidos del infierno, como los diablillos, ese sufrimiento era generalmente para los condenados, mientras que los nacidos en el infierno considerarían que todo lo que pasaba era totalmente normal. Se preguntó si este sentimiento que tenía, y lo que sea que Blitzø estuviera pasando, era lo que los condenados enfrentaban todos los días en este agujero de mierda como existencia tras la muerte.

No era de extrañar que los humanos intentaran tan desesperadamente llegar al cielo.

Moxxie abrió los ojos, medio esperando que Blitzø estuviera viendo la televisión en su sala de estar o dibujando garabatos en su cara, como una polla dirigida a su boca... Pero todo lo que vio fue la vacía oscuridad de la habitación de invitados que el príncipe Stolas le había proporcionado a él y a Millie. Se sentó, mirando la débil luz del candelabro en el techo y pensando en todas las veces que tuvo que lidiar con Blitzø entrando a su apartamento sin previo aviso. El diablillo mayor no conocía la palabra privacidad en absoluto, ya fuera en el trabajo o fuera de él. Honestamente, Moxxie también odiaba ser el blanco de las bromas de su jefe, quien le hacía de todo, desde hacer que Moxxie se sintiera inseguro acerca de sus habilidades como amante, hasta culparlo por todo lo que saliera mal... Todo fue una broma para él: Parecía que, a pesar de que Blitzø dejó el circo, el circo nunca dejó a Blitzø.

Era tan payaso que nunca se tomaba nada en serio. Sin embargo... había más en su jefe que solo un mercenario codicioso y malhablado.

Hubo momentos, pocos y distantes entre sí, en los que Blitzø actuó como un jefe o una persona decente. Fueron esas raras ocasiones en las que Moxxie descubrió que le agradaba su jefe. Como ese trabajo, en el hospital...

(Hace unos meses)

―...Todavía no sé por qué el cliente quiere a esta enfermera muerta. ¡Ella no tuvo nada que ver con su muerte! ―susurraba Moxxie cuando los tres diablillos se apretaron contra una pared dentro de ese hospital de humanos. ―, quiero decir, no es como si ella lo hubiera obligado o engañado para que se diera una sobredosis con morfina.

Aparentemente, él la quiere muerta porque ella rechazó salir en una cita con él o algo asírespondió Millie encogiéndose de hombros.

― ¿...Es en serio? ¿Tenemos siquiera algún estándar cuando se trata de aceptar trabajos? ―preguntó Moxxie con dándose una bofetada en la frente con frustración.

Por supuesto que no, Moxxie―replicó Blitzø con una sonrisa burlona ―. Los estándares son para aquellos que siguen las reglas y viven una vida aburrida y sin entretenimiento, y para cuando llegan a la mitad de su vida, se dan cuenta de que perdieron el tiempo tratando de jugar limpio en un mundo que simplemente apesta. ¿Por qué? Porque solo salen adelante los tramposos y las personas ambiciosas que no tienen moral y están dispuestas a pisotear a cualquiera en el camino para conseguir lo que quieren. ¿Por qué crees que los políticos, banqueros y empresarios nunca van a la cárcel por sus crímenes mientras el resto del mundo se caga la vida a causa de deudas y la depresión?

Moxxie estaba a punto de contestarle cuando sonó el teléfono de Blitzø. Con un gesto, su jefe abrió su teléfono y sonrió. ¿Sí, Loony? ―Escuchó un momento y luego los ojos de Blitzø se agrandaron y finalmente asintió. Ah, no me jodas, ¿de verdad? Eh, bueno, está bien, entonces.

Salvando a Blitzø (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora