El sufrimiento, primera parte

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(Hace diez días)

Cuando Blitzø sintió que su mente volvía en sí, se preguntó cuánto había bebido y si había terminado nuevamente en el baño de Moxxie, totalmente desnudo... Fue gracioso ver la expresión de Moxxie cuando entró para tomar su ducha matutina, pero no lo fue tanto cuando su empleado intentó freír su trasero rojo con una tostadora mientras aún estaba en la tina...

...Pero lo primero que sintió fueron cadenas envueltas alrededor de su muñeca y tobillos. Cuando abrió los ojos, Blitzø miró a su alrededor y vio que estaba en una especie de extraña mazmorra medieval con las manos y los pies atados a la pared. Luchó por salir de ellos durante quince minutos antes de darse por vencido.

―Genial, ¿ahora qué hice? ―murmuró Blitzø para sí mientras intentaba recordar lo que sucedió. ―. Veamos: Completamos el trabajo. Moxxie actuó como un marica por unos perros. ¿Y fui a buscar una malteada para Loona y para mí? Y... eh, eso es todo.

No hubo nada más después de eso, solo una sensación de cansancio y luego... nada. Mirando a su alrededor, Blitzø trató de encontrarle sentido a lo que estaba pasando hasta que la puerta de su celda se abrió, y tres demonios con apariencia de samuráis fuertemente armados entraron enseñando las katanas en sus garras. Eran criaturas gigantes de ojos rojos con cabezas calvas, extremidades de cuervo como alas y garras, pero tenían el rostro de hombres de piel carmesí. Usaban rosarios de cuentas con pequeñas calaveras alrededor del cuello, y la parte más divertida de ellas eran sus largas narices rojas. En serio, Blitzø había visto payasos con caras menos tontas que estas.

El primer pensamiento de Blitzø fue que estos eran los guardias de Stolas y que estaba haciendo algún jueguito de bondage para poner dura su polla de pájaro, pero el diablillo lo descartó rápidamente. Habiendo conocido al príncipe demonio durante más de dos años y medio y por ende a sus guardias, Blitzø rápidamente no los reconoció como tales; No recordaba haberlos visto blandiendo armaduras de samurái como algunas de esas películas de Kurosawa (1) que vio.

Algo andaba mal con todo esto, y Blitzø necesitaba encontrar información lo antes posible si iba a encontrar una manera de salir de aquí... ―Bueno chicos, me gustan las mierdas pervertidas y todo eso, pero por lo general me gusta que mis citas me inviten a una bebida primero. Les diré una cosa: Suéltenme y vamos a un bar bastante bueno, luego un cuarteto, despertamos con resaca y no se vuelve a hablar de esto, ¿suena bien?

Los cuervos samurái ni siquiera lo miraron a los ojos. Simplemente miraban directamente al frente de ellos sin emitir ni un sonido.

―Uh, ¿hola? Hay un guapo diablillo encadenado el que está hablando. ¿Ustedes son ambos feos y sordos? ―preguntó Blitzø de nuevo. Sonrió al no obtener respuesta. ―. Bueeeeno, si quieren escucharme hablar hasta que no pueda respirar, ¡estaría feliz de hacerlo! Así que hubo una vez en la que estaba en la autopista...

...

― ¡(...) ...y es por eso que nunca debes intentar hacer un sándwich de queso a la parrilla con una súcubo en el restaurante, especialmente aquella que se corre como una cascada cuando siente el más leve olor a mozzarella! ―Su sonrisa se convirtió rápidamente en un ceño fruncido mientras los putos tres samuráis seguían allí sin mover un músculo. ―. Cristo, incluso Moxxie se habría reído de eso. ¡Con ustedes es como hablar con malditas estatuas!

La puerta se abrió de nuevo, lo que provocó que los guerreros cuervos finalmente se movieran, saliendo uno por uno. Reemplazándolos había dos demonios búho que Blitzo no reconoció. Uno tenía plumas negras con una cresta azul, mientras que el otro tenía plumas de color marrón oscuro con puntos negros en las puntas. Ambos vestían camisetas blancas y jeans, y Blitzø pudo constatar que en ambos las prendas apretadas alrededor de los músculos que tenían... Pero no es que Blitzø sintiera alguna atracción por ellos. Demasiado fornidos. Le gustaban sus demonios búho más delgados y suaves...

Salvando a Blitzø (Traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora