LA OSCURIDAD

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Harry casi alcanzaba a su hermana, el caballo de ella era más rápido. Era obvio, cargaba menos peso, ella era más pequeña que el.  — ¿No crees que papá se enfade? . . . Lauren cuando él llegue se enterará de lo que haz hecho. . .— Al llegar al jardín principal, ambos fueron ayudados a bajar de sus caballos — . . . No creo que . . .— decía el nervioso. Siguiendo a su hermanan que entró al recibidor, un cuarto lleno de ventanales y tres puertas de cristal que permitían ver el hermoso jardín.

— ¡No creo que dudar de mi autoridad en voz alta sea correcto hermano! — interrumpió Lauren 

Harry miraba a su alrededor, los que presenciaron su sentencia y empleados del castillo evitaban hacer contacto visual con el.  Aunque evidentemente escucharon la disputa.

— Déjenme a solas con mi hermana . . . . ¡Ya! — ordenó el príncipe.

Los empleados, algunos soldados. Damas y caballeros salieron al jardín. Mantuvieron la guardia que era obligatoria en todo momento. Algunos miraban disimuladamente hacia adentro. Harry estaba impactado, la mayoría del tiempo compartían bromas sin sentido. Desde hacer bailar a los empleados, pedirles a los caballeros que usaran vestido o a las damas correr tras un animal. Pintar las caras de todos en el palacio. Pero esto, iba mucho más allá. 

Harry inhaló hondo para después solar el aire — Lau. . . En el camino pensé las consecuencias de esto. Ayer papá se veía muy molesto por un simple baile. No quiero pensar. . . —

— Entonces no lo hagas — cortó de nuevo la princesa — Esta vez, en verdad no fue culpa tuya.  Yo decidí la sentencia. No tu. —

El príncipe tomó con índice y pulgar su nariz,  más específicamente el espacio que se encuentra entre ojo y ojo. Frunció el ceño. Apretó los labios y bufó. — ¡No voy a permitirlo! —

Lauren sonrió. Le dio la espalda a su hermano. — ¿Sabes? Eres tan blando. . . Cuando llegue papá. Le contaré cómo ese hombre faltó a mi corona. Cómo lloré frente a todos, cómo mi hermano no me defendió a mi, su hermana . . . Sangre de su sangre. . . Si un hombre no le da honor y orgullo a su propia sangre ¿Qué hará de su reino? — la pequeña, con catorce años. Parecía poseer una mente del doble a su edad. Para cerrar esta negociación citó a su padre — Eres un hombre Harold. Compórtate como tal. . .  O tal vez. Papá necesita otro heredero, uno que si pueda ser rey.— ella sonrió. Sabía lo que había provocado. 

Así como el fuego consume lo que se atraviese a su paso; un sentimiento extraño invadía a Harry. Era como si se estuviese convirtiendo en otra persona. Su mirada cambió. Ya no había miedo en ella, ni siquiera confusión. Si alguien hubiera prestado suma atención a los detalles, hubiera notado como la pupila del joven encogió. Los bordes de sus ojos y parpados  oscurecieron. Sus dientes; entre sí, hacían tanta presión que se marcaron los músculos cerca de los maxilares de su mandíbula. En ese momento, nació otro tirano. Dió un par de pasos, hasta llegar a su hermana. Cuando estuvo justo detrás de Lauren, tomó su hombro. — Creo que. . .  El blanco no es color para la ocasión querida hermana— la princesa sonrió satisfecha.




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Derniére danse: El último baileDonde viven las historias. Descúbrelo ahora