ANIMALES NOCTURNOS

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Los labios color cereza peleaban entre besos y mordidas con aquellos rosados. Esos ojos azul metálico de aquel antifaz de tigre, conectaban llenos de lujuria con los ojos verde esmeralda. El hombre de elegante y aparentemente muy costoso atuendo blanco; luchaba contra la crinolina,  el fondo y las interminables telas que lo separaban de su objetivo. 

— ¿Problemas? — preguntó jadeando Lauren.

El hombre no quería verse demasiado ingenuo — No, no. . . — su mirada se perdió en tanta tela.

La princesa sonrió burlona. Flexionó su rodillas. Tomó su vestido y lo alzó dejando ver aquel calzón victoriano partido por la mitad para el hombre, quien desabotonaba su pantalón. Bajó su calzón y tomo en su mano su erguido falo. Acercó lo más que pudo a ella.  Se miraron unos segundos. El flexionó ahora las rodillas. Sonrió a la hermosa princesa. Ya montada, ella abrió la boca de placer. Puso sus brazos sobre los hombros de él, abrazándolo. El hombre la cargó, los muslos de ella descansaban encima de los de él. La cabeza de Lauren subía y bajaba con pequeños brincos que fueron incrementando su velocidad. Ella jadeaba, él emitía sonidos de esfuerzo. Lauren estiró el cuello  hacia el cielo. Mientras ella gritaba el besaba sus senos y cuello. Ella tiraba del pelo de la nuca del hombre. Un beso húmedo los unió. Sus lenguas parecían bailar juntas. Los gemidos de Lauren atrajeron a un fisgón. Los miraba desde la oscuridad. Los ojos llenos de celos, también disfrutaban la escena. 

— ¿Soy bueno? . . . ¿Es demasiado grande? — preguntó el hombre agitado

Lauren se incomodó — Concéntrate — ordenó.

Pero unas risas interrumpieron el acto. Aquel espía desapareció entre las sombras. 

Lauren y el hombre de los ojos azules se separaron. A la mayoría les gustaba ser vistos. En eventos como este las orgías no eran novedad.  Pero ella tenía una reputación de inalcanzable. Los pasos fueron acercándose más y más. Eran tres soldados escoltando a una hermosa y muy coqueta joven turca. Los soldados caminaban excitados tras de ella.

— Pensé que no vendrías — dijo Lauren.

El tipo de los ojos azules fue empujado por la princesa hacia los soldados. Estos lo tomaron entre los tres y se lo llevaron lejos de ahí.


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— Si. Bueno, justo ahora no me siento lista para el matrimonio y  . . . Escuché que robaron mi espectáculo— La joven de vestido rojo se acercó demasiado a la princesa. Lauren miró a todos lados. Nuevamente aquellos ojos que la espiaban desde la oscuridad pasaron desapercibidos. — Y yo siempre reclamo. . . — La princesa turca hablaba a centímetros de los labios de L —. . . hasta lo que ya fue mío.— Lauren sin decir nada la miro.  — ¿ Y la carta? — preguntó la joven de ojos esmeralda. — ¿ Cuál carta? — se rio la otra mujer.  Lauren se mordió los labios y sin avisar tomó a la turca del rostro dándole un beso salvaje lleno de lujuria. Era como si despegarse de ella significase no poder respirar. La mujer del vestido rojo fue embestida contra la pared, parecía gustarle sonreía llena de deseo. Lauren estiró su brazo izquierdo. Con el abrió las puertas de su habitación. Todavía pegadas, entraron caminando torpemente al cuarto. Las puertas se cerraron. Se escuchó como el cerrojo sellaba aquella puerta desde dentro. 

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⏰ Última actualización: Apr 04, 2021 ⏰

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