⁴ 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓

iii. no quarter

capítulo tres: sin barrio

Cinco años se decían fácil; pero para quienes los habían vivido, bueno, esa era otra historia.

Era así como se sentía gran parte de la veces el ambiente en el Bayou LaFourche cuando la fecha de conmemoración se acercaba; rostros decaídos en compañía de una sensación de pesar. La perdida de un Alfa nunca era fácil de asimilar. Sin embargo, ese año era completamente diferente a los anteriores, pues a pesar de que rememoraban a uno de sus líderes caídos, era tensión lo que se podía percibir en el ambiente, los rostros que alguna vez mostraron aflicción ahora solo demandaban respuestas y protección.

Las Facciones se encontraban bajo ataque, sin embargo, no se comparaba en nada a lo que había ocurrido casi veintiséis años atrás, en el nacimiento de su reina, esta vez las Facciones no se encontraban atacándose entre sí, un enemigo entre las sombras era como se podía describir contra lo que se enfrentaban, pues para la suerte de Alexandra, el vampiro antiguo que había llegado días atrás proclamando por la muerte necesaria de Klaus, estaba por muy lejos ser el culpable de las muertes que se venían suscitando hacía algunos meses ya.

Pero no tener respuestas para las personas las cuales tenía la tarea de proteger era el menor de sus problemas. Esa madrugada había recibido la visita de Nathaniel, quien había vuelto de su estadía con Hayley, por supuesto las noticias de que los Mikaelson se encontraban de pie volaron rápidamente, por lo cual solo significaba una cosa.

Irían por él.

—Alex.

Era la tercera vez que pronunciaba su nombre. Giró su cabeza al ser llamada por su segundo al mando, Nathaniel. La joven alfa había estado tan inmersa en sus pensamientos que no había escuchado cuando el lobo había llegado hasta la orilla del lago donde ella se hallaba de pie, para cuando se percató había llegado hasta ahí por inercia.

—¿Todo bien? —cuestionó luego de ver a la híbrida en aquel estado de ausencia. No era algo anormal que Alexandra estuviera la mayor parte del tiempo pensando, sin embargo, el lobo sabía que en aquel momento su prima no solo estaba pensando.

—Perfecta. —respondió luego de una inhalación, seguido dio unos pasos hasta él para esbozarle un leve sonrisa —. Supongo que has escuchado a los lobos.

Nathaniel, nada sorprendido, asintió. —Están aproximándose, por lo que no tardará mucho para que el infierno se desate. 

Alexandra no podía estar más de acuerdo con la elección de palabras. Con la llegada de ellos, las calles se teñirían de rojo, una guerra sin precedentes se desataría y sin importar si eras un humano o ser sobrenatural, pagarías con tu vida. «El infierno esta por desatarse» ciertamente era así

Si no era contenido, claro estaba.

—Bueno, creo que es hora de prepararnos para recibirlos.