Incognito #2

Cuando Llega La Noche (2)

"¿Vas a lanzar bombas mágicas?"

Ron miró hacia la persona que hizo esa pregunta. Era alguien a quien no conocía. Sin embargo, Ron todavía respondió cálidamente.

"El primer edificio de sucursales y la instalación de almacenamiento de directorios desaparecerán del mundo de hoy".

Ron luego dio un paso atrás.

¡Baaaaang!

Se escuchó el sonido del techo rompiéndose.

"Has mejorado".

"¡Uf!"

Crock comenzó a fruncir el ceño después de ver a Ron esquivar tranquilamente su repentino ataque con un solo paso y luego darle un cumplido. Sin embargo, su gran espada se dirigió hacia Ron una vez más.

"¡Arqueros, apunten a los brazos de Ron Molan y Beacrox Molan! ¡Debería haber un mago de su lado cerca! ¡Encuéntrelos ahora!"

Crock gritó las órdenes lo más fuerte que pudo.

"¡Sí señor!"

"¡Sí, líder!"

Los arqueros inmediatamente tiraron de sus arcos hacia atrás, haciendo honor a la reputación de ser parte de los miembros principales. Sin embargo, no hicieron ningún movimiento precipitado.

"¡Solo evita que se muevan!"

Fue porque no podían darse el lujo de golpear accidentalmente las bombas mágicas o hacer que los molan sintieran una sensación de peligro.

Los magos del Gremio de Mercenarios comenzaron a buscar en el área cercana al mismo tiempo.

Un mago necesitaba estar cerca para que estallara una bomba mágica.

"... Nos retiraremos".

"¿Líder de escuadrón-nim?"

"Nos retiraremos. No me hagas tener que repetirme otra vez".

Atures decidió retirarse.

Respondió fríamente a las expresiones confusas en los rostros de los miembros de su escuadrón.

"No olvides nuestra misión principal".

Su misión principal.

Encontrar el paradero del Rey Mercenario.

Necesitaban encontrar las huellas del Rey Mercenario que desapareció de la Ciudad de Leeb-An.

Los miembros del escuadrón intentaron retirarse como ordenó su líder.

"¿Quién dijo que podías ir?"

Podían ver a una persona mirándolos y sonriendo con una gran espada en la espalda en ese momento. Beacrox sonreía con una esquina de sus labios hacia arriba y sus brazos llenos de bombas mágicas.

La mirada de Beacrox mientras miraba a los miembros del Brazo era fría.

No se pudo evitar.

Hace quince años.

Cuando todavía se le podía llamar joven. Todavía recordaba cómo su casa se había incendiado, los miembros de su familia habían muerto y cómo su madre se había parado frente a él mientras blandía su espada.

Al igual que su padre, Beacrox también estaba muy enojado por esa situación.

De hecho, estaba aún más enojado que su padre.

Esa era la razón por la que el niño al que le habían dicho que se parecía a su madre había perdido la sonrisa y tenía que convertirse en un adulto con una expresión fría como su padre.