CAPÍTULO 12

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Mansión presidencial (Rusia).
POV. Yuuri.

Corrimos por unos cuantos minutos antes de dar vuelta en otro pasillo, este pasillo era comparablemente más pequeño que en el que estábamos, tanto que era posible ver que al final de este había un enorme ventanal que mostraba la misma hermosa vista del balcón en que anteriormente estuve.
Antes de entrar al pasillo Chris me informa de la situación actual, mi padre y Otabek se encontran en la habitación adyacente al ventanal, además de que nos encontramos ubicados en el primer piso de la mansión.

-Lo primero que haré es entrar, tratar de convencer a los soldados de que yo me quedaré a cargo de cuidar a los prisioneros por orden del Víctor y del presidente, en caso de que no funcione o vez que me tarde mucho es cuanto entras tú, ¿entendido?- yo solo asiento con la cabeza y me escondo en una habitación vacía de ese mismo pasillo.

Espere en la habitación hasta que escuche unos cuantos golpes, abro la puerta y lo primero que siento sin unos fuertes brazos rodeando mi cuerpo.

-Yuuri, casi podía jurar que hace un rato solo eras una ilustración, pero en verdad eres tu- susurra a mi oído, le doy unas pequeñas palamadas en la espalda.

-Bueno, si no me sueltas ahora probablemente muera de asfixia, Otabobo -ríe y me sulta pero antes de alejarse lo suficiente frunce el ceño.

-Al principio pensé que el olor a alfa que tenías era del rubio pero ahora que estoy más cerca me doy cuenta que es definitivamente distinto y es muy intenso- siento el calor en mis mejillas.

-Yo también sentí su aroma- dice una voz detrás de Otabek.

Pasando por un lado de Otabek, encuentro al propietario de dicha voz, al que no tardó en abazar e inspeccionar cuidadosamente de pies a cabeza.

-Papá- es lo único que logro decir.

-Igual me alegra verte- dice con una suave sonrisa.

-Si bueno, muy bonito el reencuentro pero si no nos vamos ahora... - justo en ese momento escuchamos unos fuertes pero lejanos gritos provenientes del pasillo por el que llegamos.

-Demasiado tarde- escucho decir a uno de los soldados de mi padre.

Mi corazón comienza a latir rápidamente, mis manos se ponen frías y mis piernas calientes, listas para huir en cualquier momento.

-Escuchen, se que lo que diré es peligroso casi imposible pero es nuestra única oportunidad para escapar, ¿quieren intentar?-

-Haré lo que sea necesario- me apoya Otabek.
-Yo igual- le sigue mi padre, haciendo que todos los demás soldados acepten.

-Primero necesitamos asegurar que nuestro aliado siga infiltrado así que... - lanzó una mirada hacia Otabek y luego hacia Chris, el primero entendió de inmediato, se acercó a Chris y se le dijo un breve “lo siento" antes de soltarle un fuerte golpe a la altura de la barbilla provocando que el otro pierda en conocimiento de forma inmediata.

-Ahora, nuestra única posible salida es el ventanal, así que traigan cualquier cosa de dentro de las habitaciones con que podamos romperlo- los soldados lograron sacar uno de los pequeños sillones de una de las habitaciones y entre todos lo cargaron y lo aventaron contra el ventanal, que se trono al instante con un fuerte ruido, el cual pareció alterar a las personas que hasta hace un momento seguían gritando en el pasillo y comenzaron a correr en ha nuestra dirección.

-¡Ahora, todos salgan por la ventana!- grito, todos los soldados comenzaron a salir y unos trepando la pared para bajar y otros más experimentados simolemente saltando, como fue el caso de Otabek o mi padre.

Una vez que todos salieron fue mi turno, muentras me preparo para saltar escucho un fuerte grito detrás mío.

-¡DETENTE!- volteo durante unos segundos y me doy cuenta que la persona que me grito era el famoso cumpleañero y sus acompañantes, y puedo suponer que como me había dicho Chris los llevaba con toda la intensión de presumir a sus prisioneros.

-¡YUURI, SALTA AHORA!- grita Otabek desde abajo extendiendo sus brazos hacia mí.

El cumpleañero comienza a correr hacia mí, mientras sus acompañantes se fueron en busca de apoyo del equipo de seguridad, sin pensarlo dos veces me lanzó y soy atrapado por Otabek.

-Corran hacia el laguna, ahí los esperamos- escucho la phichit en mi oído y tal como dijo comenzamos a correr.
No pasó mucho antes de que comenzarán a sonar alarmas desde adentro de la mansión, todo se volvió caótico, se escuchaban gritos desde lo lejos, motores de carros y llantas al fondo, pero lo más preocupante, comenzaron a sonar disparo pero en este caso hacía nuestra dirección.

Corrimos durante unos quince minutos antes de profin poder ver la laguna, donde estaban estacionadas tres camionetas todo terreno con las puestas de nuestro lado abiertas completamente, esperándonos y Phichit asomándose desde una de ellas.

Ha pocos metros delante de mí esta Otabek y frente a él otros dos soldados, mi pecho duele y mi garganta arde después de tanto correr, ya solo nos faltan menos de veinticinco metros para llegar a las camionetas cuando de repente siento un inmenso e insoportable dolor proveniente de una de mis piernas, no logro evitar soltar un sonoro grito, que hace voltear a Otabek, mientras caigo, sin poder moverme, mi cabeza da vueltas y mi vista se nubla en momentos, solo logro ver como Otabek intenta inútilmente regresar a mi pero los otros dos soldados que iban frente a mi lo detienen jalando al lado contrario.

-¡YUURI, LEVÁNTATE Y CORRE!- es lo último  que logro escuchar antes de que todo se vuelva negro y pierda en conocimiento.














En Medio de la Guerra ( Yuri On Ice )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora