Capitulo 12

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Capitulo 12

Un suspiro tembloroso abandonó sus labios. El pecho iba a explotarle en cualquier momento, su corazón latía con fuerza, pesado.

La piel de su cuerpo estaba erizada. La respiración de Will parecía cargada de energía eléctrica, jugaba con sus terminaciones nerviosas. Dejándola en un estado de excitación.

— Estás temblando — dijo arrastrando las palabras, con un tono de voz ronco.

Camila cerró los ojos. Se lamió los labios y dejó escapar un jadeo.

¿Qué estaba pasando?

La nariz de él recorrió la suave piel de su cuello con pericia, era una caricia lenta que despertaba múltiples sensaciones. Era estremecedor. Su cuerpo estaba en contradicción, quería más de su toque. Pero era demasiado, no sabía qué hacer, tanto sentir la hacían retirar el cuello de su alcance.

Era demasiado.

Apretó los ojos con fuerza, nublada por las sensaciones. Se movió tentativamente hacia un lado. Sin embargo, no llegó muy lejos, una de las manos de él, la tomó del cuello deteniéndola.

Sus ojos se abrieron por el shock. El movimiento los había sorprendido a ambos. Sus miradas chocaron, las chispas parecían volar.

— Will — el nombre de él se escuchó como un jadeo.

Solo sirvió para que el agarre que tenía sobre ella de afianzara.

Su pulgar comenzó a deslizarse con pereza sobre su pulso. Sus ojos amenazaban con volver a cerrarse, pero la mirada en el rostro de él era como un ancla, que no la dejaban dejar de observarlo.

La mano en su cuello la estaba enloqueciendo, su expresión debía ser shock puro. Jamás imaginó que tuviera una inclinación por ese tipo de toque, pero ahí estaba. Disfrutándolo.

— ¿Lo sientes? — preguntó Will, volviendo a enterrar la cabeza en su cuello. Su boca dejó besos húmedos sobre la piel libre.

Lo sentía, en cada parte de su cuerpo. Estaba vibrando.

Su cabeza se echó hacia atrás en un gesto de sumisión. Totalmente entregada, dejó caer la cabeza permitiéndole chupar su piel. Seguramente dejaría una marca, pero no podía detenerlo. La sensación de su boca húmeda era la perdición.

Era una mezcla de dolor y placer, la succión de sus labios le arrancaban el aliento y luego la cadencia de su lengua calmaba el ardor. Solo para volver a repetirlo.

La mano que no estaba en su cuello, ascendió con brusquedad. Recorriendo su cadera, hasta llegar a su nuca. Con un agarre firme la obligó a enderezarse, sus ojos volvieron a chocar.

La mirada de hambre que parecía poseerlo, no hizo más que aumentar su excitación. Parecía buscar en el rostro de ella una respuesta. Sea lo que sea que sus ojos reflejaban sirvieron para que se desprendiera de la poca calma a la que se aferraba. Solo podía imaginar que su mirada coincidía con la suya.

La mano que apretaba su cuello la abandonó, la falta de ella la hizo sentir vacía. Su piel se había acostumbrado al tacto áspero sobre su cuello, un gemido lastimero dejó sus labios.

La vergüenza fue lo primero que sintió al darse cuenta de lo que había hecho. Sus mejillas se tiñeron de rosa incrementando su vergüenza. La expresión en el rostro de Will, fue como un balde de agua fría.

Se había dado cuenta de su falta de juicio.

Sus ojos brillaron y desnudó los dientes, dejando salir un gruñido que la estremeció. Su aliento se atoró en su garganta, cuando el agarre en su cabeza la acercó, mientras su otra mano le apretaba la cadera casi dolorosamente.

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