C. 1. Él

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-¡Mami, mami, mami!-chilla mi pequeño hijo mientras corretea por los alrededores del apartamento.-¡Te quiero, te quiero, te quiero!-mientras corre termina por llegar hasta mi y me da un fuerte abrazo para acto seguido soltar varias risitas tiernas.

-Yo también te quiero, pequeño travieso.-le digo mientras acaricio su suave cabello rubio. Mi niño levanta la mirada y me da una gran sonrisa. No puedo evitar tanta ternura y me veo obligada a llenar su pequeña carita de muchos besos mientras el ríe.

-¡Te quiero mami!-repite felizmente cuando termino de dejar besos por su cara. Sonrío y lo tomo en brazos para llevarlo a la cama. 

-Es hora de dormir, mi niño.-le digo mientras camino por el pequeño pasillo hacia las habitaciones. Ney, no dice nada solo comienza a jugar con mis rizos dorados...justo como hacia él. Un par de recuerdos comienzan a adentrarse en mi cabeza, pero niego levemente para expulsarlos rápidamente y mantener una sonrisa para Ney.

Cuando llego a la habitación de mi hijo, me detengo y abro la puerta. Es una habitación muy pequeña donde solo está la pequeña cama de mi niño, algunos muebles y varios de sus juguetes. Enciendo la luz y me adentro a la habitación. Camino hasta su camita de sabanas azules y lo dejo acostado sobre la ella. Él sonríe mientras lo arropo con las mantas. Luego me alejo de él, tres pasos para buscar el libro que le leeré esta noche.

-¡Si, mi libro favorito!-dice emocionado mientras me siento en la orilla de la cama y abro el libro. Le di una ultima sonrisa antes de volver mi mirada hacia las paginas llenas de palabras y comenzar a contar la historia. 

Leí el libro aproximadamente en unos quince minutos y para cuando me quise dar cuenta, mi niño ya estaba profundamente dormido. Lo mire con ternura al ver como su ceño estaba ligeramente fruncido. Igual que él...sonreí triste y puse una de mis manos sobre su mejilla para darle leves carisias.

Es como tenerlo de frente. Me recuerda tanto a él. De mi solo tiene el cabello dorado y las pecas que adornan sus mejillas, pero es su viva imagen. Su cabello es igual de liso, sus ojitos son del mismo azul océano y las facciones de su cara son las mismas. Tiene su sonrisa y su mirada...Muerdo mi labio inferior con fuerza para evitar que las lagrimas que se acumulan al borde de mis ojos se liberen. Mi pequeño es idéntico a su padre...

Duele verlo y recordar cada detalle de él, todos los días...cada momento.

Es tan duro...

Respiro profundo y retiro las lagrimas acumuladas en mis ojos. Niego levemente y dejo un ligero beso en la frente de mi niño. Me levanto de su cama, apago la luz y cierro la puerta con cuidado, para no despertarlo.

Ya he aprendido a vivir con el dolor.

En algún momento tambien aprendí a vivir sin él.


-


Llegue diez minutos tarde a mi trabajo y claramente mi jefe estaba muy molesto. Me grito e humillo frente a todos mis compañero y me recordó el hecho de que aun sigo aprueba. Si esto se vuelve a repetir pagare las consecuencias con mi despido. Pero estoy tan cansada, últimamente solo estoy durmiendo entre tres a cuatro horas. Me desvelo hasta tarde preparando el trabajo para hoy, y cuido de Ney. Hoy, en la mañana, note que no teníamos nada para comer en la alacena, tuve que llevarlo a desayunar en un restaurante de comida rápida y casi no me da para pagar el bus. En una semana tengo que pagar el alquiler, también tengo que hacer las compras de alimentos y no me queda mucho dinero. Creo que tendré que pedirle un adelanto a mi jefe, pero no estoy muy segura de que acepte. 

No se que voy hacer si no acepta darme un adelanto. Supongo que tendré que conseguir un segundo empleo para generar más dinero. Pero es urgente que hoy mismo vaya de compras, no tenemos nada que comer y lo único que me quedan son cincuenta dólares. Supongo que hoy tampoco podre almorzar. 

Realmente espero que mi jefe se compadezca de mi y me de el adelanto. No estoy en condiciones para tener un trabajo secundario. Estoy cansada y tengo hambre, además no tengo el presupuesto para pagarle una niñera a Ney, pero no puedo dejarlo solo. 

Diablos...no se que voy hacer.

-¡Hart!-el grito de la voz gruesa de mi jefe me saca de mis pensamientos y en mi asiento me sobre salto un poco sorprendida.

-¿Qué se le ofrece, señor?-pregunté levantando mi mirada cansada hacia él.

-¿Ya termino los informes previsto para hoy?-pregunta con su semblante serio.

Asiento levemente mientras comienzo a buscarlos entre los documentos sobre mi escritorio. Los encuentro luego de unos minutos y se los entrego. Estuve trabajando con esos informes toda la noche y termine acostándome a las cuatro de la madrugada, para después levantarme a las seis de la mañana. Estoy demasiado cansada.

Luego de entregárselos él se marcha a su oficina y yo continuo haciendo mi trabajo, mientras batallo contra el sueño para no quedarme dormida. Finalmente luego de unas horas largas y agotadoras de trabajo, llega mi hora de salida. Pero antes de irme, cuando termino de recoger mis cosas me presento a la oficina de mi jefe para pedir mi adelanto.

-¿Qué se le ofrece?-pregunta cuando estoy frente a él. No me mira, pero sabe quien soy.

-Yo...bueno, señor, queria saber si es posible que me de un adelanto..-le digo tratando de controlar los nervios que recorren mi cuerpo.

Mi jefe eleva la mirada y me observa con su típico semblante serio. No dice nada por varios segundos, me da una ligera mirada y finalmente termina por hablar.

-Por supuesto.-asiente mientras habla y baja la mirada hacia uno de los cajones de su escritorio. Yo suspiro aliviada y el saca un sobre amarillo con una sonrisa en su rostro.-Te descontare el salario de esta semana y el de la siguiente.-me extiende el sobre.

El alivio desapareció tan rapido como dijo esas palabras, tome el sobre dudosa y mordí mi labio inferior. No tengo mas opción que tomar este dinero, pero me quedaré sin el salario de dos semanas. Se perfectamente que no puedo negociar con él para que cambie de opinión así que rogué que el dinero fuera suficiente como para pagar el alquiler y la comida.

-Se lo agradezco.-murmuro, convenciéndome a mi misma de que esto es mejor que no tener nada. ¡Siempre hay que ser agradecidos! ¿Verdad?

Cuando salí de la oficina de mi jefe abrí el sobre y conté el dinero. Solo son doscientos dólares. Solté un suspiro cargado de preocupación. En el alquiler son doscientos cincuenta; exactamente la cantidad de dinero que tengo. Si hago la compra me quedare con menos de la mitad del dinero y de igual manera no podría pagar el alquiler esta semana.

-Maldición..-murmuré con la voz en un hilo aguantando las lagrimas en mis ojos.

Estoy acorralada por todos lados, no se que voy hacer...



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¡Holiwis! Jajaja

¿Qué les pareció? Nuestra prota lleva una vida dura ¿verdad?

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Chao ;)

ᴅᴇᴍᴀꜱɪᴀᴅᴏ ᴛᴀʀᴅᴇ ᴘᴀʀᴀ ɴᴏꜱᴏᴛʀᴏꜱ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora