C. 28. Ella

1.5K 85 6
                                    

-¿Revisarías estos informes por mi?-cuestiona la castaña de ojos verdes frente a mi.

-¿Caso?-pregunto mientras miro la pantalla de mi ordenador.

-Los adolescentes drogados de aquella noche.-suspiré y tome las hojas de papel que me extendía con su mano.

-Por cierto, iré a un bar esta noche...¿me acompañas?-dijo mientras se sentaba en su escritorio, a mi lado. Negue rápidamente.

-No puedo.-rechace.-Pero seguramente Berny, puede.-ofrecí a mi compañero de trabajo. La escuche bufar a mi lado, eso me hizo reír.

-Le eres realmente fiel a ella ¿cierto?-no dude en asentir.-Que tengan un hijo juntos no significa que debas estar con ella toda la eternidad...-me encogí de hombros, mostrándome indiferente a sus palabras. Bufó nuevamente. 

-Vamos, Pavel...-Berny la interrumpió.

-Ríndete ya, Mónica.-le dijo sabiamente.-Mientras ella exista, él jamás te prestara atención. -asentí a sus palabras y por un momento quite la mirada del ordenador, para girarme sobre mi silla y chocarle puños a mi gran amigo.

-Demonios..-murmuro con fastidio.-Dame una noche...-Berny volvió a interrumpirla.

-Podría apostar cien dólares a que si ella dejara de existir, igualmente, ella será su única.-Asentí a sus palabras. Berny está en lo correcto.

Jessica, es y será la única en mi vida. Nadie puede cambiar eso, ni siquiera la misma muerte. Amo a esa mujer como jamás ame a ninguna otra. Estoy seguro, ella y yo estábamos destinados desde el primer momento en que nuestras miradas se encontraron. Puedo decir con seguridad que cada día que pasa, la amo cada vez más. 

Estos dos meses han sido bastante duros para ella, se que está cansada e incluso destrozada por la quimioterapia, pero ella no deja de sonreí. Es tan fuerte, realmente la admiro, admiro la mujer en la que se ha convertido. Ella lo ha hecho todo bien en la vida, estoy seguro de ello. Sin embargo, la vida la está tratando como la mierda y a pesar de ello, Jessica no deja de mostrar su bonita sonrisa.

Es realmente sorprendente. Está mañana antes de ir al hospital para que tomara sus quimioterapias, no paraba de vomitar e incluso pensé que terminaría desmayándose por deshidratación. Cuando se sintió mejor y termino de  vomitar, se veía bastante mal. Le dije que podría llamar a Bell y decirle que cambiara los horarios de hoy, pero ella me lo impidió rotundamente y mirándome a los ojos me mostro una de las sonrías mas bonitas que me han podido regalar y seguido de eso dijo con su voz sorprendentemente firme ''Estoy bien'' era claro que ella no estaba bien, pero su sonrisa no era falsa en lo absoluto. Los vómitos estos dos meses que ha tenido de quimioterapia son normales, Bell dijo que son un efecto secundario.

Hasta ahora eso y la perdida de peso es lo único que ha tenido. Afortunadamente según nos informo, Bell, su cuerpo esta respondiendo bien al tratamiento. El cáncer en el cuerpo de Jessica a penas estaba comenzado cuando la diagnosticaron, así que las quimioterapias han podido acabar con él rápidamente. En el próximo chequeo de análisis, Bell dijo que si las cosas seguían así, podríamos continuar con el siguiente paso. 

El trasplanté de medula ósea.

Dijo que después de eso, ella podría continuar su vida normal sin mas cáncer, claramente haciéndose los análisis cada años para estar seguros de que no ha vuelto. Yo, realmente espero que las cosas salgan bien. Realmente espero que Jessica se recupere y vuelva a estar sana otra vez. No quiero verla sufrir más. 

Ya es muy duro para ella. La vida ya la ha tratado bastante mal.

-Realmente la envidio.-murmura Mónica a mi lado.-Ella es muy afortunada de tener a alguien como tu en su vida...-dice mientras da sutiles golpes al teclado de su portatil, mientras escribe algo.

-Te equivocas.-le digo mientras bajo mi mirada a los informes que ella me entregó hace unos minutos atrás.-Yo soy el afortunado por tener a una mujer como ella en mi vida.-sonreí levemente.

-Como digas..-murmura Mónica con fastidio. 

Está chica de cabello castaño ondulado y ojos verdes, que me odiaba hace unos meses atrás, ya no me deja en paz. Debí darme cuenta cuando se volvió tan amable conmigo, pero lamentablemente soy hombre y no noto ese tipo e cosas. Mónica se me confesó ese día que me fui junto a Berny al bar. Ella nos acompaño tambien. El día en el que pese que las cosas con Jessica estaban perdidas. Mónica bebió un par de tragos conmigo y después de un beso se me confesó. Yo estaba dolido, pensaba que las cosas con Jessica no tenían arreglo y aún así no pude corresponder a sus sentimientos. No pude en su momento aceptarla como algo más y lamentablemente para ella, ahora tampoco podré hacerlo.

Mónica es una buena chica, también es una buena compañera, pero desde que rechacé cada una de sus propuestas sutiles a salir a una cita con ella, se convirtió en un verdadero dolor en el trasero. Bueno, las cosas empeoraron cuando le dije que ahora estaba con mi chica. No tienen idea lo perseverante que es. Ella no se rindió aún sabiendo que nunca le haré caso.

No se como debería calificarla. 

Es bueno ser luchador en la vida, pero hay momento en los que simplemente debes aceptar la derrota. Creo que eso es algo que ella aún no ha aprendido y por eso jamás podrá estar al mismo nivel que Jessica.

Miro la hora en mi reloj de muñeca. Es hora de irme.

-Ten, chica.-le digo entregándole los informes ya revisados por mi.-Están perfectos.-mencioné cuando los tomó.

-Ya te vas ¿cierto?-asientí a su pregunta.-Podríamos ir a...-esta vez soy yo quien la interrumpe.

-Tengo planes con mi hijo hoy.-digo mientras sonrió. Tomo mis cosas, listo para irme.-También tengo planes con la madre de mi hijo.-la escucho bufar después de decir eso.

-Es una batalla perdida, Mónica.-le escucho decir a Berny, mientras me alejo de las oficinas.

-¡Cierra la boca!-la escucho gritar molesta.

Realmente ella aún no lo ha comprendido. Ella jamás tendrá una oportunidad.

-

Abrazo por la cintura a la chica de rulos rubios que me da la espalda y escucho su suave y linda risa. No puedo evitar dejar un beso sobre una de sus lidas mejillas cubierta por esas tiernas pecas que podría contar todo el día. Esta comiendo una de esas barras de chocolate que últimamente no para de robar de mi alacena.

-Eres una ladrona.-le digo pegándola más a mi, aprovechando que Charlotte está afuera con Ney.

-No puedo evitarlo. Soy amante a esto.-dice refiriéndose a la barra de chocolate en su mano. Se da la vuelta mientras aún la rodeo con mis brazos. Quedamos cara a cara.-¿Quieres un poco?-pregunta con una de esas sonrisa que me hace preguntarme como puede ser tan fuerte.

Es probable que ahora le duela el cuerpo, por la quimioterapia. No se como puede hacerlo. ¿Cómo soporta ese dolor? ¿Cómo puede mantener esa sonrisa que podría engañar a cualquiera que no supiera por lo que esta pasando? Debe estar muy cansada, pero esta aquí en medio de la sala de estar, comiéndose una de mis barras de chocolate, como si esa enfermedad no estuviera entre sus huesos. Consumiéndola.

-Te amo.-le digo mirando esos ojos color cafés que tanto me gustan. Sonríe con las labios llenos de chocolate.

-Yo tambien...-no le permito terminar cuando estampo mis labios contra los de ella. Limpio ese chocolate que cubre sus labios a besos. A ella no parece molestarle.

-Sabe mejor en tus labios, Jess.-le digo cuando me separo de ella. Sus mejillas ahora están rojas. No para de verse tan hermosa, tan viva.

-Tonto.-dice escondiendo su rostro en mi cuello. Sonrió sin poder evitarlo y le abrazo un poco más fuerte.

Podría estar toda la vida así con ella. La amo, amo todo de ella y si la vida la aparta de mi, no se que pasaría conmigo. Con nosotros. Con nuestra historia. 

---

¡Si llegaste hasta aquí, debo decirte que estás cerca de terminar!

¿Que les pareció?
Voten y comenten si les gusto!

Hasta luego :)

ᴅᴇᴍᴀꜱɪᴀᴅᴏ ᴛᴀʀᴅᴇ ᴘᴀʀᴀ ɴᴏꜱᴏᴛʀᴏꜱ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora