C. 27. Miedo

1.4K 79 3
                                    

Miro por la ventana del copiloto el bonito paisaje de otoño. Sonrío levemente cuando recuerdo ese cuaderno que tenia de niña, donde recolectaba las ojos de otoño. Cada año, una de cada color. Era mi pasatiempo, en esos día de brisas frías. Yo sola, en el bosque detrás de casa, tal vez acostada en la alfombra de hojas o tal vez sentada en alguna roca escuchando los bonitos sonidos de la naturaleza. Era mi ambición en aquel tiempo. aún recuerdo los regaños de mamá, no le gustaba que fuera al bosque sola. Decía que era ''peligroso''. Pero, era un bosque solitario, nunca vi a alguien más. Además no habían osos o lobos, solo vi algunas ardillas y liebres merodeando entre la yerba. Aunque era de esperarse, mamá siempre fue un poco sobre protectora conmigo. Ponía esa típica excusa de ''eres mi única hija''. Aunque, bueno, ahora entiendo un poco su miedo. Si a Ney le sucediera algo, yo no podría soportarlo, él es mi todo.

-Estamos en casa.-anunció Pavel apagando el motor del auto. Salí de mis pensamientos rápidamente.

No salí del auto inmediatamente, mi mirada se topo con una bonita casa moderna de dos pisos y grandes ventanales. Justo en la entrada nos esperaban dos personitas sosteniéndose las manos. Bajé del auto seguida de Pavel y la fresca brisa de otoño no tardo en darme una fría bienvenida. Sin embargo, no fue la única en darme la bienvenida.

-¡Mamá!-gritó una dulce voz a varios metros de mi. Inmediatamente sonreí cuando lo vi correr hacia mi con una sonrisa en sus labios. Me puse un cuclillas casi de inmediato para recibirlo con los brazos abiertos.-Te extrañe mucho, mami.-lo envolví con mis brazos al ínstate en el que él abrazo mi cuello. Aspire el dulce arome de frutas que se mantenía abundante en su suave cabello rubios.

-Y yo a ti, mi niño.-deje un beso en su mejilla.

-Pensé que no volverías.-su voz sonó triste.

-Nunca dejaría a la cosas que más amo en este mundo.-dije aferrándolo a mi.-Siempre estaré aquí, cariño.-me separe un poco de él para mirarlo. Sonreí y despeine su cabello.-Ahora vamos a dentro, esta haciendo un poco de frío.-me puse de pie y tome su mano.

Los hermanos ya se encontraban en la entrada de la casa hablando animadamente. Bajé la mirada mientras caminábamos y mire a mi pequeño rubio. Esta sosteniendo mi mano con fuerza mientras da cortos brinquitos. Se ve muy animado, feliz. Me hace muy feliz verlo así, podría decir que incluso calma un poco el dolor en mis huesos.

-Enano, ¿Qué te parece si jugamos un rato?-pregunto Pavel al momento en que llegamos a su lado.

-¡Si!-chillo emocionado el pequeño rubio.-Pero que mamá juegue con nosotros.-sonreí levemente soltando su mano.

-Vayan ustedes primero. Necesito un poco de agua.-dije manteniendo mi sonrisa para Ney.

-¿Te siente bien?-noté la preocupación en la voz de Pavel casi al instante.

-Si, solo tengo un poco de sed.-le dije tranquilizadoramente. Está un poco preocupado, por lo de mi enfermedad.

-Bien.-se acerco a mi.-Ve con Charlotte, ella te llevara a la cocina.-dejo un beso sobre una de mis mejillas logrando sonrojarme. Luego sonrió.-Ney y yo te esperaremos.-dijo antes de irse tomado de la mano de su hijo.

-Vamos.-dijo Charlotte segundo después, dándome la espalda. Ella comenzó a caminar y yo la seguí.

Charlotte era mi mejor amiga cuando me hice novia de su hermano. Sin embargo, se fue a Alemania como estudiante de intercambio, meses antes de que todo ocurriera. Yo no tuve oportunidad de decirle, así que supongo que su hermano le dijo después. Este es nuestro cuarto encuentro. Primero en ese supermercado, después en la cafetería, en las cuales nos vimos dos veces y ahora aquí. Realmente no hemos hablado mucho, el ambiente entre nosotros es ligero, pero neutro. Yo la recuerdo con mucho cariño, después de todo ella fue como mi hermana. Fue la mejor amiga que pude tener en aquellos tiempos.

Llegamos a la cocina rápidamente. Para mi sorpresa es bastante grande, hacia ya mucho tiempo que no veía una cocina tan bonita como esta. La de mi antiguo apartamento estaba un poco vieja, ya que es un apartamento viejo y un poco descuidado. Charlotte preparo un vaso con agua para mi, rápidamente y me lo extendió. Lo tome con ambas manos y bebí de él lentamente.

-Sabes...-murmuro con la voz extraña mientras se giraba para darme la espalda nuevamente.-Yo..lo lamento.-supe a que se refería casi de inmediato.

No dije nada por unos segundos, solo deje que pasaran, mientras el silencio nos consumía. Le di otro trago al vaso de agua, llenando mi boca, para saciar mi sed. Luego deje el vaso medio vacío sobre la encimera y recosté mis brazos sobre ella.

-No fue tu culpa.-dije sonriendo levemente.

-Si no me hubiera ido..quizá..-se pauso a su misma.-¿No me odias?-preguntó de pronto.-No estuve para ti. Te fallé.-se vuelve sobre sus pies enfrentándome.

-Estabas lejos. No podías hacer nada.-dije serena.-¿Cómo podría odiarte?-tome el vaso de nuevo entre mis manos y le di un ultimo trago. Rodeé la isla de la encimera y me acerque a peli negra. Dejé el vaso en el fregadero y me detuve justo frente a ella. Charlotte parecía que apenas podía mirarme a la cara.-No te culpes por eso ¿si?-sus ojo mieles al fin miraron los míos. Solo sonreí.

-¿Puedo..?-preguntó tímidamente, asentí sin dudarlo. Ella me envolvió en sus brazos rápidamente. Le correspondí el abrazo sin dudarlo. No podría culparla por algo en donde ella no tuvo nada que ver. Al contrario, ella siempre que pudo estuvo conmigo, siempre me apoyo y me ayudo. Fue una gran amiga. Fue la mejor de las amigas.

Comencé a escuchar sollozos, sus sollozos. Mi corazón dio un vuelco. Le abrace más fuerte, mientras comenzaba a escuchar su descontrolado llanto. Ella no debería llorar. Estoy aquí ahora, estoy junto a ella. Acabo de decirle que no es su culpa lo que paso...

¿Por qué llora?

-No te vallas.-murmuro entre sollozos. Me abrazo fuerte.-No...no lo dejes.-un escalofrío recorrió mi espalda.-No nos dejes..-lo comprendí.

Ella tiene miedo como yo y como Pavel.

Ella teme que muera.

Daré mi mejor batalla. Pelearé una vez más, aunque termine destrozada.

No moriré, porque no quiero perderlos. No ahora.

---

¿Que creen? El amor de una madre lo puede todo?

Jessica logrará salir de esta o quizá...

¡Si les gusto, voten, comenten!

Chaoo ✌🏻👋🏻




ᴅᴇᴍᴀꜱɪᴀᴅᴏ ᴛᴀʀᴅᴇ ᴘᴀʀᴀ ɴᴏꜱᴏᴛʀᴏꜱ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora