❝Capitulo 9❞

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La cosa mas fácil que puedes hacer por aquellos que amas, es renunciar a ti mismo.

La mañana había llegado, Seungmin se marcho en algún momento mientras dormía, quiero levantarme, ponerme de pie, pero no tengo a donde ir.

No es como que pueda regresar a casa, y fingir que nada paso. La última vez que lo intenté no termino bien...

Regresar con mamá no seria buena idea, no es como que pueda llegar y solo decir, mamá regrese, sin darle una explicación.

Solo queda una persona, pero la última vez que hablamos no terminamos bien.

Mi celular vibró indicando que eran las 7:15 minutos.

Como todos los días la alarma sonaba faltando 45 para las 8:00 AM, 45 minutos perfectos para preparar el desayuno, esperar a que Minho termine de alistarse y que al terminar su café aun siga caliente.

Ya no es necesario que despierte, ya no esta.

¿Aunque alguna vez lo estuvo?

¿Hace cuanto tiempo, Minho dejo de beber el café que le preparaba?, ¿desde hace cuanto tiempo, ya no podía quedarse al desayuno?, ¿desde hace cuanto tiempo estuve solo sin notarlo?

—Desde hace cuanto tiempo. —Suspire, quitando las sábanas de mi cuerpo.

Un nuevo día, hoy será un nuevo día.
Me puse de pie, acomode mi ropa, peine mi cabello, tome mi celular, mi cartera, y mi poca dignidad.

Salí de la habitación espere poco tiempo en el estacionamiento, diría que fueron 15 o 20 minutos...

El mismo estacionamiento dónde, pedí una oportunidad más.

Nunca creí que yo seria así, pero él amor nos vuelve tontos a todos.

Puse andar el coche, espere a que dieran las ocho en punto, para que al llegar a casa, pudiera recoger mis cosas sin verlo, por que se, se que al verlo el poco valor que tengo ahora, se ira por la borda y pediré otra oportunidad.

Lo hice mal, mi relación con Minho, lo hice mal.

Encendí la radio escuchando la típica estación de radio, donde desbaban buen día, un día de éxito y esas cosas.

El camino a casa fue lento y tortuoso, tome el camino mas largo, hacia alto en cada esquina, cedía el paso a cualquiera que pasara por la calle, la realidad es que, yo no quiero llegar a casa...

Estaciono el coche en la orilla de la calle, bajo a pasos torpes, mis manos tiemblan, su auto aun esta en casa.

No fue a trabajar.

Entonces por un instante mientras camino a la entrada, el sentimiento de que quizá no fue, por que esta preocupado llega a mi cabeza.

<<No fue, por que me esta esperando>>.

—Debería irme. —Escuché detrás de la puerta, junto a unos pasos.

—Ya es tarde, no vayas a trabajar. —Se alcanza a escuchar.

Introduje la llave a la cerradura, debatiéndome entre abrir o marcharme.

No se exactamente cuánto tiempo estuve parado en la entrada, cuando la puerta fue abierta.

—Jisung. —Dijo con un gesto de confusión.

—Felix. —Conteste, y él se hizo a un lado, permitiéndome la entrada.
Como si fuera su casa.

—Viniste. —Sonrió detrás de la puerta, después de todo si me esperaba.

—Vine a recoger mis cosas. —Asegure, mordiendo mi mejilla interior. —Vendré más tarde. —Hable, desviando la vista.

—Hannie, necesitamos hablar. —Felix tomo mi mano, viéndome a los ojos.

—No, yo... Yo aun no... no puedo. —Tartamudee entrando. —Iré por mis cosas.

Subí las escaleras lo mas rápido posible.

Tome una pequeña maleta, empecé a echar mis camisas, cuando la puerta fue abierta.

—¿Cómo estas? —Pregunto sentándose en el borde de la cama.

—Bien. —Susurre ignorando el dolor en mi pecho, y el nudo en mi garganta.

—¿Quieres hablar? —Pregunto tomando mi mano, negué en silencio, soltándome de su mano. —¿No?.

—Creí que te disculparías por haberme lastimado. —Susurre, caminando al closet para tomar otra pequeña maleta.

—Ah, eso. —Se acerco a mi, bajando la maleta, ya que estaba alta y no la alcanzaba. —Lo siento.

—Honnie...Empecemos de cero ¿Quieres? —Insistí, tomando la maleta. —Pondré mas de mi parte, nos casamos por que nos amamos, piénsalo Minho, todo es mi culpa, se que dije cosas hirientes, pero estaba enojado, perdóname, no lo volveré hacer. —Dije sin pensar desviando la vista. —Mudémonos, vayamos a Busan. ¿Mhh? ¿Quieres?. —Minho negó, alejándose.

—No hagas las cosas difíciles. —Contestó.

—¿Yo las hago difíciles? —Pregunté con ironía, poniendo mis cosas en la maleta. —Olvídalo.

—Eso es lo mejor... Olvidar.

—Déjame solo. —Pedí.

Minho asintió saliendo de la habitación.

Cerré las maletas, mire mi mano izquierda y el hermoso anillo brillante que adorna mi dedo anular.

No más.

Ya no más.

Me acerque a la pequeña cómoda, viendo mi reflejo en el espejo, limpie el par de lagrimas, y retire mi anillo.

—No llores Jisung, tu esposo no va a regresar, estarás solo de ahora en adelante, el jamás regresara. —Me dije frente al espejo dejando la pequeña argolla sobre la cómoda.

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➜᎒minsungpapas.

Tu novio te engaña ➸ Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora