6 EL PRIMER VUELO

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Arya y Firnen saludaron al joven jinete y le pidieron que se acercara a ellos, Arya quería que Valandir se sentase cerca del árbol Menoa, cuando el elfo obedeció, la Reina montó en Firnen, antes de marcharse dijo al joven que su próxima tarea sería estudiar a todo ser viviente en el bosque, pero que para ello solo podía utilizar su mente, al principio al elfo le pareció una idea estúpida, pues el llevaba en conexión con el bosque desde el mismo día de su nacimiento y fue a quejarse, pero entonces Firnen le dijo que era un ejercicio de su entrenamiento, y que debería realizar su tarea todas las tardes, hasta que fuese capaz de predecir el movimiento de cualquier ser mucho antes de que este lo pensara, tras esas palabras Valandir entendió el significado de ese ejercicio, sus maestros querían que prestase más atención a su alrededor, y que a la vez mantuviese su cuerpo trabajando, porque antes de retirarse le entregaron unos movimientos de combate con la espada y un libro del idioma antiguo, ya que a pesar de ser un elfo y conocer bastante bien el idioma, ese libro contenía palabras muy antiguas, algunas tan antiguas que la última vez que habían sido usadas los dragones aún dominaban los cielos.

Con estos ejercicios pasó Valandir un mes completo, en el que por la mañana peleaba contra Arya y Firnen, quien ya no lo pillaba desprevenido tan a menudo, resultado de que los ejercicios de concentración y percepción de su alrededor le habían ayudado a ser más astuto, y a no cegarse tanto en su objetivo, el joven elfo incluso se sorprendió cuando en uno de sus combates diarios con Arya, consiguió asestar un golpe a su maestra, a la vez que esquivaba un poderoso golpe con la cola por parte del dragón.

Por otra parte Belgabad crecía por días, a la primera semana después de su nacimiento ya se comunicaba con Valandir por imágenes, y a la segunda con palabras, así que algunas mañanas Firnen y él volaban solos, en esos días Firnen contaba a Belgabad historias de sus antepasados, e incluso le pasaba imágenes de Saphira y Espina para que viera a los otros dos dragones vivos.

Pasado el primer mes de entrenamiento, Arya y Firnen recibieron a jinete y dragón como cada mañana en el campo de entrenamiento, pero para sorpresa de ambos alumnos Arya les dio una grata noticia.

-¡Estoy muy orgullosa de vosotros!, los dos estáis aprendiendo muy rápido, y tanto Firnen y yo hemos decidido que ya es hora de que dominéis vuestro territorio, así que por favor jóvenes Valandir y Belgabad , aceptar este humilde regalo que vuestros maestros os hacen- para sorpresa y agrado del joven, lo que la Reina tenía en sus brazos era una preciosa silla de montar artesanal, hecha como después descubriría el joven por Oromis, un antiguo Jinete que tras entrenar a Eragon luchó en Gil'ead, siendo cruelmente asesinado por Murtagh y Espina, el jinete y dragón que estaban hechizados por Galbatorix mediante su uso de la magia negra.

Tras entregarles la silla y enseñar a Valandir su correcta colocación Arya y Firnen despegaron, pidiendo a jinete y dragón que los siguieran. En un principio Valandir se sentía inseguro en el aire, pero pasados unos minutos estaba tan cómodo que comenzó una charla con Belgabad

-Por fin has dejado de temblar- dijo su dragón en tono de broma -ya estaba yo temiendo que me hubiese tocado un jinete con miedo a las alturas- siguió.

-Por qué no intentas pillar a Firnen y me dejas a mi tranquilo, o acaso me ha tocado el único dragón que no es capaz de volar rápido- le contestó su jinete muy divertido.

-¡Ahora verás lo que es velocidad!- amenazó el dragón, que dicho eso se lanzó en picado contra el suelo, alcanzando una velocidad muy superior a la de cualquier ave o mamífero que Valandir jamás hubiera visto.

-¡Para!- le ordenó -no ves que el suelo cada vez está más cerca, enserio detente- pero el dragón lo ignoró, seguía su veloz descenso, y Valandir cada vez veía el suelo más cerca, hasta el punto que simplemente miraba fijamente al suelo y calculaba la distancia que les quedaba para estrellarse, hasta que unos 2 metros y medio por encima del suelo Belgabad subío la cabeza y con un fuerte batir de alas recuperó altura.

-¡Estás temblando otra vez!- volvió a mofarse el dragón.

-¡Cómo no voy a temblar, si pensaba que ese duro suelo sería nuestra tumba!- se quejaba el joven -por cierto, gracias a tu caída libre hemos perdido a Arya y Firnen.

-¡No estés tan seguro jovencito!- le reprendió Firnen -¡Gran descenso Belgabad! me alegro de que me hicieras caso cuando te dije que a los jinetes hay que asustarlos un poquito la primera vez- dijó al joven dragón, provocando la carcajada de Arya, que al ver la escena del descenso ya suponía que su dragón había tenido algo que ver, pues a ella le había hecho una jugada parecida en su primer vuelo junto.

-Majestad, diga algo, ¿o va a permitir que estos dos sigan riéndose de mí?- suplicó el joven.

-Lo cierto joven Valandir es que yo poco puedo hacer, eres tú el que tiene que controlar a tu dragón- respondió la Reina -Pero ya basta de tonterías, ahora seguidnos, que vamos a llevaros a nuestro nuevo lugar de entrenamiento.

El vuelo hacia el nuevo campo de entrenamiento fue muchísimo más placentero para Valandir, el joven ya se sentía completamente a salvo a lomos de su dragón, e incluso lo reto a superar en velocidad a sus maestros, quienes aceptaron el reto sin dudarlo, no iban a permitir que dos novatos los superasen en su terreno tan fácilmente. Así que llegaron a su destino en unos pocos minutos, cuando Arya les hizo una seña para que descendieran, Valandir y Belgabad obedecieron sin dudarlo, y lo que encontraron abajo les encanto, estaban en un pequeño claro, a la espalda encontraban unos acantilados de cientos de metros de profundidad, y enfrente de ellos una pequeña cabaña.

-¡Bienvenidos a los Riscos de Tel'naeír!- les anunció Arya -Aquí vivían Oromis y Glaedr, aquí entrenaron a Eragon, aquí una servidora crió a Firnen, y aquí será donde vosotros comenzaréis vuestro verdadero entrenamiento como Jinete y Dragón.

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