Capítulo XXXI

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Era miércoles, y Evonne caminaba por la calle junto a su hermana. Loamy daba pequeños saltos mientras tarareaba una canción, llevaba puesto un tutú, ya que se dirigían a la academia de baile en donde muy pronto comenzarían los ensayos para el nuevo evento que se programaría.

Los días luego de la fiesta habían transcurrido con normalidad, y ya todos habían regresado a su rutina, con la única diferencia, de que ahora ella tenía comunicación directa con la madre de Caleb, a quien no pudo negarle su número telefónico una vez que se lo pidió.

—¡Bonsoir, Simmons! Llegan temprano. —exclamó Miss Angélica, mientras se acercaba.

—Bonsoir, Madame Angélica. —respondió Loamy, con una reverencia.

—Eres un encanto, chérie. Evonne, hoy comenzaremos con los ensayos, y aunque es algo muy cliché —hizo un ademán con la mano. —. Haremos el lago de los cisnes.

—Oh, me parece realmente hermoso, Miss Angélica. ¿Te emociona, mi sol?

—¡No! —interrumpió la mujer. —. ¡Ella no participará en lago tan llano! Mis jóvenes estrellas tendrán un solo, y estoy escogiendo aún lo que interpretarán. Así que, acompáñame, chérie. —le extendió su mano a la menor.

Evonne estaba asombrada, feliz y emocionada. Se sentía tan orgullosa de su hermanita, su esfuerzo había dado fruto y cada sacrificio había valido la pena. Se quedó observando mientras Loamy se alejaba por los pasillos, y sonrió viendo lo graciosa, y maravillosamente hermosa que se veía Miss Angélica llevando puesto un tutú al igual que la niña. Le hubiera encantado verlas ensayar, pero tenía que volver al trabajo.

***

En el restaurante todo era un caos, nuevamente había promociones de esas que le servían a Adrián para deshacerse de los productos a punto de espirar. Todo era una locura, y estaba en manos de tres jóvenes y seis cocineras controlar la situación.

—¡Maldito Adrián! —exclamó Romeo, agotado.

El chico ya había regresado al trabajo, se disculpó con Adrián por haber faltado, y cuando éste quiso negarle el reintegro, utilizó la constancia de que había estado en el hospital para que no lo despidiera, y funcionó. Los moretones en su cuerpo aún eran un poco visibles, por lo que llevaba maquillaje natural en su rostro para cubrirlos.

—Realmente lo odio cuando hace estas cosas, y luego se esconde en su oficina. —comentó Ivana.

—Simple y sencillamente le gusta ver el mundo arder, pero no arder con él. —dijo Evonne, mientras los tres corrían de un lado a otro, intentando atenderlos a todos.

Evonne se acercó a una mesa en donde la madre intentaba desesperadamente calmar a sus cuatro hijos de edades entre los dos a ocho años. Esa mesa en particular era un caos, y cuando intentó preguntar por el pedido, uno de los niños tomó el bote de kétchup y lo presionó con fuerza en su dirección, manchando su camisa con salsa.

—De verdad lo siento. —dijo la mujer, apenada.

—Descuide, sólo... deme su orden.

Luego de pedirla volvió con sus amigos. Estaba realmente agotada y enfadada, cuando se subió al estrado para karaoke y tomó el micrófono.

—Bien, estamos haciendo esto mal al intentar tenerlos cómodos e ir en busca de sus pedidos. Lo siento, pero todo esto se pausa aquí y cualquiera que no haya ordenado aún, tendrá que venir aquí en donde ella —señaló a Ivana. —, quien se encargará de tomar su pedido y el número de mesa en el que se encuentran y nosotros, el pelirrojo y yo, se los haremos llegar. Ahora vayan en orden y fórmense. —ordenó, firmemente.

Un Novio Para Mi Hermana (Evonne Necesita Un Novio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora