Capítulo XXIV

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La luz del sol iluminó su rostro dormido, y Evonne se removió en la cama, incómoda, intentando descansar unos minutos más, antes de ir al trabajo. Aún con los ojos cerrados, frunció el ceño ligeramente mientras pensaba... ¡El trabajo!

Abrió los ojos de golpe, mientras se incorporaba en la cama con mucha rapidez. No podía creer que hubiera olvidado que debía ir al trabajo, y ni siquiera se comunicó con su padre para avisarle que estaba bien. Tomó su ropa con mucha rapidez, observó en derredor y notó que Bellamy no se encontraba ahí; quizás para su suerte, y el dinero se encontraba junto a su ropa, cinco mil, tal y como había prometido. Se vistió, salió del lugar con mucha prisa, y corrió por la calle intentando alcanzar el autobús.

Al llegar a casa, no encontró a su familia en ella. Se duchó, y luego de vestirse con su uniforme de camarera, volvió a la estación de buses para buscar uno que la llevara al centro. Solo esperaba que su padre no se hubiera vuelto loco para cuando lo encontrara.

—¡Evonne!, Aquí estás. Ivana y tú padre han estado como locos buscándote por todos lados. —dijo Adrián, una vez que la vio entrar por la puerta del restaurante.

—¡Dios mío! —exclamó, cubriendo su boca con su mano. —. ¿Sabes dónde se encuentran?

—¡¡Evonne!! Santos cielos, estás bien —gritó Ivana, al entrar tras ella.

Evonne se giró en su dirección, y luego la envolvió en un fuerte abrazo, mientras repetía una y otra vez que lo sentía.

—Cariño, ¿dónde estabas? —preguntó Noah al cruzar la puerta. Y sin pensarlo las abrazó a ambas. —. ¡Por Dios, son casi las once de la mañana!

—Papá, de verdad lo siento, estaba en... —los observó a ambos, y rápidamente supo que no podía decirles la verdad de donde se encontraba la noche anterior. También sabía que no podía mentir con el nombre de Caleb, ya que debió haber sido la primera persona a la que su padre llamó. —. Estaba en casa de Romeo, su madre salió de viaje y le hice compañía. Mi batería murió y no pude comunicarme con ustedes. Él perdió su teléfono.

—Espera —la interrumpió Ivana. —. ¿Romeo volvió? ¡Dios! ¿Por qué no me llamaron?

—Evonne, estaba muy angustiado. Tuve que mentirle a Loamy para que estuvieran tranquila.

—Lo sé, y lo siento, papá. Te juro que no volverá a pasar. —dijo antes de abrazarlo con fuerza.

—Romeo ha regresado, tengo que ir a verlo. —comentó Ivana.

—¿Qué? ¡No!, No puedes ir.

—Pero, ¿por qué?

—E-Él no quiere ver a nadie.

—Pero —rio. —. Yo, no soy nadie, soy su amiga y he estado muy preocupada por él.

—Ivana, espera —se apartó de su padre y tomó la mano de su amiga. —. Tenemos que hablar —dirigió la mirada hacia su padre. —. Es sobre la intimidad de Romeo, papá.

Noah alzó ambas manos al aire, y negó con la cabeza. No estaba muy feliz sobre escuchar de la intimidad de ninguno de esos niños que él había visto crecer, por lo que no se entrometía mucho. En fin, estaba feliz de que su hija apareciera sana y salva, por lo que ya podía volver a casa, y esperar con tranquilidad la hora de dirigirse al trabajo.

—Te amo, te veré en casa esta noche —dijo, Evonne al despedirse. —. Ven Ivana, tenemos que hablar.

Ambas chicas se dirigieron con prisa hacia la sala de empleados, Noah abandonó el restaurante para volver a casa, dejando solo a Adrián, quien se encontraba de pie en la puerta que daba a la cocina.

Un Novio Para Mi Hermana (Evonne Necesita Un Novio)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora