— Está listo —susurró Emilio, al colocar el parche en el último tatuaje del castaño, levantándose para darle un corto beso.
— Gracias daddy —murmuró el menor, sonriendo ampliamente, caminando directo a su closet buscando que ponerse, ignorando el hecho de que estaba completamente desnudo— Me pongo los azules o los lilas —preguntó levantando ambas ropas interiores.
— Las lilas, me gusta el tipo de encaje que tienen —respondió el rizado colocándose sus botas estilo militar y su chaqueta.
Joaquín asintió colocándose la ropa interior lila, acompañado de un short negro y un suéter amarillo. Una vez que terminó abrazo por la cintura a su novio, inclinándose para besarlo, mientras acariciaba el abdomen y jugueteaba un poco con el pircing del labio, sacándole un jadeo.
— No hagas eso, te dije que lo haremos cuando se curen tus tatuajes ¿si? —murmuró el mayor, separándose de su novio.
— Pero tengo ganas —reclamó el castaño abultado sus labios.
— Después ¿si? —susurró Emilio, acariciando la mejilla del menor dejando un beso ahí, viendo los labios abultados — Te prometo, que cuando curen, usaremos lo que compraste y ocultaste debajo de cama, ¿si mi ángel caliente?
Joaquín se sonrojó un poco, pensó que su novio no encontraría lo que había comprado en su última ida a su tienda favorita. Aun así asintió bastante feliz.
— Termina, yo iré a cocinar lo que nos llevaremos para almorzar en la universidad —avisó el mayor dejando un corto en los labios antes de salir de la habitación.
El castaño fue directo a peinar sus rizos y colocarse un poco de gloss en sus labios e iluminador en algunas partes de su rostro dándole un toque que le encanta. Una vez que terminó salió de la habitación rumbo a la cocina donde ya estaba Emilio terminando de guardar el almuerzo, se acercó a darle un pequeño beso.
— ¿Nos vamos? —preguntó el rizado al separarse del beso, recibiendo un asentimiento como respuesta.
Los jóvenes salieron del departamento, bajando hasta donde está el estacionamiento subiendo al automóvil.
— No entiendo para qué quieres un auto, si jamás lo conduces —murmuró el mayor, cuando le entregaron las llaves.
— Jamás aprendí muy bien, prefiero mil veces la motocicleta, pero alguien no me deja usarla hasta que llegue el traje de protección. Además te tengo a ti—respondió Joaquín, colocándose el cinturón.
— Si tú lo dices —fue lo único que dijo antes de arrancar el auto, empezando en trayecto a la universidad.
— Mi padre me dijo que le gustaría venir al departamento para el día que descansa, pero le dije que tu mamá ya me había invitado a comer, entonces quiero ver si puedo llevarlo a la comida —preguntó temeroso el menor, después de unos momentos de silencio.
— Claro que sí bebé, le avisaré a mis padres ellos estarán felices, aunque no pienso lo mismo de tu madre, ¿qué hará ella? —musitó Emilio.
— No lo sé, mi papá dijo que ella no sabía nada de hecho casi no se hablan, desde el día del cumpleaños de ella. Me siento algo mal por arruinar su matrimonio —susurró el menor.
— No es tu culpa, se ve que tu papá quiere arreglar las cosas, así que solo piensa en eso. Además ya pronto será nuestro aniversario y no quiero que estés triste, te tengo una sorpresa muy linda — dijo el rizado manteniendo la mirada fija en la carretera.
— Aún faltan casi tres semanas para cumplir nuestro año de novios, no hagas que comience a pensar cuál será mi sorpresa —comentó Joaquín, al llegar a la universidad.
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Frutos Rojos
Random-¿Tienes frutos rojos chulo? -preguntó el castaño de forma cariñosa, con sus manos debajo de la playera tocando el abdomen de su novio. - Sí, lo que quiera mi bonito -murmuró Emilio con las mejillas levemente sonrojadas, por el apodo dicho que por...