Cerezas

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El día del aniversario había llegado, la pareja se sentía algo nostálgica, ya que en los últimos días habían sido algo difíciles, pues habían discutido un par de ocasiones, nada grave, pero aun así les afectaba, ya que no era común en su relación.

A pesar de sentirse un poco desanimado Emilio, está bastante emocionado, optimista por este día, ya tenía todos los regalos para su pareja y está seguro que podrán arreglar lo que les molesta.

Aunque para disimular un poco decidió levantarse temprano e irse en la motocicleta a recoger lo que le faltaba, sin importarle que se le fuera a complicar un poco, pero el llevarse el auto no era una opción pues será demasiado sospechoso.

Más tarde Joaquín se levantó encontrándose con una cama completamente vacía al igual que el apartamento. Fue a la cocina a prepararse un poco de avena, decidió no cambiarse, quedándose con la playera grande que siempre usaba.

Al terminar comenzó a ordenar un poco el apartamento para evitar pensar demasiado en que hoy cumplía su primer año y que prácticamente el rizado había desaparecido. Sin poder evitarlo fue a donde están sus cosas de la escuela, tomando la caja donde está todo el regalo de su novio, pero se vio interrumpido cuando escucho como la puerta era abierta.

El castaño se levantó para ir directo a la sala, aunque lo último que espero al salir, fue ver a Emilio parado con su tarta favorita y una charola llena de frutos rojos. De inmediato se acercó a abrazarlo en verdad pensó que no harían nada.

— Mi bonito —susurró el mayor más que feliz, pensó en guardar la sorpresa más tiempo, pero no iba a soportar el ver el semblante triste de su novio así que decidió adelantar un poco.

— Pensé que ya no haríamos nada, por la discusión de ayer —admitió Joaquín, al separarse de su novio, dándole solo un momento para que dejara las cosas, antes de aventársele para qué lo tomará de las piernas.

— Eso jamás —musitó el rizado sentándose en el sofá aún con el menor sentando en sus piernas— Mira sé que ha sido difícil estos días, pero no hay que dejar que nos arruine nuestro aniversario, sabes que no somos de celebrar cada mes, sin embargo el cumplir nuestro primer año es algo importante ¿si? —habló contra el oído de su novio estremeciéndolo un poco.

— Está bien, disfrutemos de este día y hablemos más tarde —aceptó el castaño, dedicando una sonrisa antes de unir sus labios, comenzando a juguetear con las lenguas de inmediato.

Emilio se aferró aún más a la cintura de su novio, comenzando a sentir como el calor aumentaba en su cuerpo por aquel beso sumamente pasional. Sonrió un poco al sentir las manos del castaño colarse debajo de su playera para acariciarle el abdomen.

— Debemos irnos a la sorpresa que te tengo o si no, no podremos disfrutarla ¿si? —susurró jadeante Joaquín una vez que se separaron del beso.

El rizado asintió, pero antes de levantarse se inclinó para besar suavemente el cuello del menor, amaba hacer eso.

— Tendremos una cena muy linda así que tómalo en cuanta para la ropa que vas a llevar. Solo te pido que no abras la caja que voy a subir al carro porque ahí esta tu regalo —pidió Joaquín abultando un poco sus labios.

— Está bien, tú tampoco abras la mía, quiero guardar la sorpresa —murmuró el mayor.

Ambos se levantaron del sofá Emilio fue directo a guardar la ropa que se llevaría mientras que el menor fue a cambiarse.

Más tarde salieron del departamento y después de una hora de trayecto ya habían llegado a su destino. El rizado estaba más que feliz desde que vio que habían llegado a la casa que le habían dejado los abuelos de su novio a esté, había escuchado que era muy bonita.

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