Cerezas

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— ¿Podemos irnos en la motocicleta? —intrigó Joaquín abultado sus labios, mientras se termina de acomodar su short y suéter— Anda, haré lo que tú quieras... Incluso hacerte un oral—agregó al ver dudoso a su novio.

El rizado se sonrojó por completo, riendo nerviosamente, se colocó su chaqueta, tomando de la mano al menor para guiarlo afuera de la habitación.

— Desayunemos algo antes de irnos, no se te vaya a olvidar tu casco —dijo Emilio comenzando a buscar algo en el refrigerador para desayunar.

— Prometo pagarte cuando lleguemos daddy —susurró el castaño— Solo comámonos un sandwich y cuando terminemos vamos a comer, quizá nos quieran acompañar.

— Sabes que no me importa el que no lo hagas —murmuró el mayor, jamás lo obligaría a nadie— Está bien, esperemos no tardar mucho, no quiero que te vaya a dar hambre.

— Jamás dije que no quisiera hacerlo, lo disfruto bastante en realidad —admitió Joaquín sonriendo ampliamente, abrazando por la espalda a su novio que está preparando los sándwiches.

— Eres un descarado —susurró Emilio riendo bajito.

— Y eso a ti te encanta —dijo el menor separándose del abrazo, para ir por el café.

Desayunaron tranquilamente, antes de salir directo al estudio de tatuajes y perforaciones de sus amigos, hoy tienen cita para ambos. Una vez que llegaron a su destino Joaquín se bajó de la motocicleta parándose a un costado de esta para poder quitarse el casco y esperar al rizado, antes de entrar al local.

Debieron tocar la pequeña puerta que está aún lado de la entrada del local pues está cerrada, ya que el día de hoy no abrían al público, sin embargo hicieron una excepción de ellos. La puerta fue abierta por Ernesto que les dedico una sonrisa, haciendo que lo sigan su departamento que está arriba del local.

Saludaron a Zaid que estaba sentando en el sofá con la laptop en sus piernas.

— Ya le estoy dado los últimos detalles a tu diseño Joaquín —murmuró Zaid.

— Está bien, no quise presionarte al llegar tan temprano, pero como me dijiste que lo terminarías en la noche, pensé que sería mejor venir lo antes posible —dijo el castaño sentándose en las piernas de su novio que está sentado en sofá, sin importarle que había más lugares.

— Esa era mi idea, pero hubo una distracción —susurró Zaid mirando de reojo a su novio que está sentó junto a él.

Emilio soltó una risita acompañado del menor, ya que ambos entendieron a la perfección a que se refería.

— Date tu tiempo, de todas maneras no tenemos nada que hacer el día de hoy —dijo el rizado, con una gran sonrisa, sintiendo como su pareja se reacomodaba en su regazo.

— Nosotros tampoco, al menos no hasta la noche, quizá podríamos comer juntos —musitó Ernesto dejando un beso en la mejilla de su novio, el cual se sonrojó.

— Me parece perfecto — comentó Zaid— Cariño porque no aprovechas para perforar a Joaquín en lo que yo acabo, para ya solo tatuarlo —agregó girando a su novio que asintió, dándole un beso antes de levantarse.

Ernesto guio a la pareja a la planta baja entrando al local.

— Por lo que se quieres el pircing nostril, te mostraré las piezas que tengo y así tú decidirás pues no podrás cambiarla hasta que sane —murmuró Ernesto.

— También quiero unos en la oreja, así que muéstrame las piezas —pidió Joaquín con gran emoción a lo que Ernesto asintió.

El rizado los siguió soltando pequeñas risitas, aprovecho para ver más piezas para sus perforaciones quizá es Momento de cambiar las plateadas por algunas negras para darle un buen toque.

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