La carta de Hogwarts

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19 de diciembre de 1989

Eileen se encontraba en la cama junto a su hermano, ya que los dos rubios dormían siempre juntos.

Acababan de despertarse, hasta que entró su madre a la habitación y se hicieron los dormidos.

- Niños, ya es hora de despertarse - susurró Narcissa acariciando la mejilla de sus hijos, haciendo que los niños sonrieran un poco, a lo que la mujer soltó una risita - Eileen y Draco, sé que estáis despiertos.

- No, no estamos despiertos - dijo la niña escondiendo su cara debajo de la almohada, mientras su hermano trataba de no reír.

- ¿Ah no? - preguntó Narcissa sonriendo, para acto seguido empezar a hacerles cosquillas a sus hijos, haciendo que estos se retorcieran por toda la cama riendo descontroladamente.

- ¡Ay no, para porfavor! - suplicaron los dos niños riendo - ¡para mamá, porfavor! Mira ya estamos despiertos, ya estamos despiertos.

- ¿Por qué gritáis tanto? - preguntó Lucius entrando a la habitación.

- Mamá nos estaba haciendo cosquillas - contestó Draco recuperando el aliento y señalando a su madre acusadoramente.

- Tus hijos, se estaban haciendo los dormidos y me aseguraba de si estaban despiertos del todo o no - se defendió la mujer sonriendo.

- Bien. Niños, vestíos y bajad - ordenó Lucius sentándose en la cama de su hija, al lado de su mujer - hay una carta para cada uno.

- ¿Es la carta para ir a Hogwarts? - preguntó Eileen emocionada, levantándose de la cama de un salto.

- No lo sé, ¿por qué no vais a verlo vosotros mismos? - preguntó Lucius levantándose de la cama y dirigiéndose hacia la puerta, seguido de su hijo.

- Mamá, ayúdame porfavor - suplicó la niña haciendo pucheros - no sé que ponerme.

- A ver, ¿te gusta este? - preguntó Narcissa sacando un bonito vestido verde - te resaltan tus preciosos ojos.

- ¡Sí! gracias mamá - agradeció la niña cogiendo el vestido, para después ponérselo y girando poco a poco para que su madre la viera - ¿te gusta?

- Estás preciosa cariño - contestó Narcissa con una dulce sonrisa, para después dirigirse hacia el tocador de su hija - ven, acércate para que te pueda hacer el pelo.

Narcissa le hizo una coleta alta, dejando caer dos mechones por cada lado de la cara de la niña.

Madre e hija bajaron por las escaleras de la mansión llegando al salón, donde se encontraban Draco y Lucius, este último sosteniendo las cartas para sus hijos.

- Tomad, vuestras cartas - dijo Lucius al ver a su hija, entregándole la carta a ella y a Draco.

Cuando los niños cogieron las cartas, Lucius le dio un beso en la frente a la niña y se acercó a Narcissa, dándole un suave beso en los labios.

- Ugh - dijeron Eileen y Draco riendo mientras hacian una mueca de asco.

- Señoritos, vosotros haréis lo mismo cuando tengáis vuestras respectivas parejas - dijo Narcissa soltando una risita, haciendo que su marido la mirara con una ceja arqueada.

- No, porque yo no tendré novio nunca - sentenció la niña dirigiéndose hacia uno de los sillones para abrir su carta - son tontos y no sirven para nada.

- Yo tampoco tendré novia, no me gustan - añadió Draco siguiendo a su hermana.

- ¿Cómo que harán lo mismo cuando tengan pareja? - preguntó Lucius a su mujer, mirándola aún con la ceja arqueada.

𝐓𝐡𝐞𝐢𝐫 𝐓𝐫𝐞𝐚𝐬𝐮𝐫𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora