III. Aquella que vive en las tinieblas

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No había duda, era él a quien buscaba; esa maldición buscaba al recipiente de Sukuna, una vez más su amigo se encontraba en peligro

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No había duda, era él a quien buscaba; esa maldición buscaba al recipiente de Sukuna, una vez más su amigo se encontraba en peligro. La dama de negro envolvió más a Fushiguro sobre sus brazos como una madre hace con su pequeño, esa sensación le helaba la sangre.

—Muévete —se decía así mismo, tenía dos maldiciones que le dejaba en un enorme aprieto y el no podía mover un solo músculo, la presión era demasiada —¡muévete,muévete,muévete,muévete joder! —la mujer cuidadosamente cubrió los ojos de Megumi con la palma de su mano, el sudor bajo por la mejilla hasta la nuca ¿que pasaría ahora? No podía imaginárselo.

—Todo... estará bien... —murmuró, Fushiguro sintió una extraña sensación ahora, era seguridad, no percibía una sed de sangre por parte de la maldición que lo abrazaba con tanta gentileza —duerme...duerme; y ten dulces sueños~ —Fushiguro cayó inconsciente en los brazos de la mujer, con delicadeza ella lo acomodó en el suelo sonrió un poco al ver su rostro adormilado.

—¡¿Fushiguro?! —ella dirigió su vista en la persona al fondo, un chico de cabellos rosa castaño, y ojos cafés junto a una chica —¡aléjate de Fushiguro! —Itadori corrió hacia ellos, concentró una gran energía en su puño golpeando el suelo, fácilmente ella evadió el golpe alejándose de ambos chamanes.

—¡Espera, Itadori! —le detuvo Kugisaki sosteniendo el hombro del más alto —mira a Fushiguro, no tiene ni una sola herida —aclaró —y a pesar de eso, logró dejarlo inconsciente no es alguien que se pueda tomar a la ligera además... ¿porqué no lo mató?

—...

—Quizás nosotros no somos su objetivo.

—Duerme... —las palabras de esa maldición resonaron en sus oídos, los dos cayeron dormidos, los tres chamanes fácilmente sucumbieron ante las simples palabras de ella, se dio la vuelta para continuar su camino cuando alguien sostuvo su pie.

—¿Qué... le hiciste a Fushiguro y... Kugisaki...? —la mano de Itadori agarró el largo velo de la mujer, de un tirón de inmediato se paralizó; lo que había ahí era una chica, una aparentemente frágil chica que parecía que iba a estallar en llanto en cualquier momento, mordía su labio inferior y sus ojos mostraban odio a Itadori, sus labios se movieron formando una oración incomprensible para él —¿Hah? —algo en su interior se oprimió ante esas palabras; ¿a quienes estaban dirigidas? Nunca en su vida la había visto, y todavía, sus palabras tenían un enorme peso, que le hacían querer abrazarla y consolarla, ella se puso a su altura tocando las mejillas del chico.

—Todo estará bien, vamos; duerme un poco... de seguro, nos volveremos a ver.

—...

—Hasta la próxima Sukuna; para nuestro próximo encuentro esfuérzate un poco más...

—Maldita sea...

————🌸————

Realmente era una molestia, esa chiquilla es un problema era muy escurridiza, increíble la forma en que la perdía de vista.

—Joder, le dije que se quedará cerca —un tono molesto salió de sus labios, ese bosque el cual nadie se atrevía a entrar porque había que ser muy idiota o considerablemente fuerte para poder caminar sin ser devorado por las criaturas que habitaban ahí —¡Oe, niña! ¡¿Dónde te has...?! —vio a la chica cerca de un árbol, un frondoso árbol de cerezos que ella admiraba desde la distancia, de repente la joven acercó su dedo rozando el tronco del árbol y este enseguida comenzó a congelarse, rápidamente la capa de hielo se extendió por todo el árbol, las flores de un hermoso rosado llenas de color se tornaron blancas y pálidas —¿se puede saber que estás haciendo?

—¿Ryomen...?

—¿Esperabas a alguien más? —expresó con burla, se acercó a ella repitiendo la acción al tocar el árbol este ya no tenía la capa de hielo, había vuelto a su estado original —te lo dije ¿no? Todo lo que debes hacer es aprender a controlar tu energía maldita, una vez que lo hagas esto no volverá a ocurrir.

—Si... ¿porqué lo devolvió a su estado original?

—Te gusta ¿no? Por eso te quedas horas aquí; no hay mucho que hacer en este lugar así que al menos te daré el gusto de ver los cerezos -se dio la vuelta —pero es todo por hoy, ya va anochecer; volvamos a la cabaña.

—Si; Ryomen... —camino a su lado, miró la mano de Ryomen preguntándose si lo tocara el se congelaría al igual que ese árbol, el hombre a su lado al verla tan curiosa suspiró, hizo una mueca y extendió con desinterés su mano hacia ella, la tomó sin pensarlo dos veces, Sukuna se sorprendió un poco al notar que a pesar de que ella podía congelar todo lo que tocaba, en sí, su mano era —que cálido...

—Supongo que es cálido, tuve el corazón de un hombre en mi manos hace un rato, la sangre era caliente.

—¡¿Eh?!

—¡Kahahaha~!—la estruendosa risa de Sukuna fue escuchada por todo el lugar, a pesar de ser irritante no podía aburrirse con ella.

<<Arahabaki>> Jujutsu Kaisen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora