El suave pincel bañado en carmesí se deslizó por sus labios, contuvo el aliento, ella necesitaba más que nada verse hermosa para su maestro. Al terminal de delinear sus labios, sonrió, al igual que un pintor al ver su arte.
—Termine, Arahabaki-sama —lentamente la mencionada abrió sus ojos, hermosos como el color de sus labios, su cabello albino recogido en un elegante peinado, el maquillaje le hacía ver más deslumbrante, no fue necesario tanto ya que deseaba que se viese más natural y tuvo éxito.
—Te he dicho que me llames por mi nombre... Uraume.
—Lo lamento, Yoruka-sama —le brindó un leve sonrisa a la joven, se levantó acercándose a la puerta —ire avisarle al maestro, por favor espere aquí —cuando Uraume se retiró, Yoruka miro su reflejó en el espejo cercano, realmente había una diferencia, pensó que Uraume tenia un gran talento para estás cosas. ¿Que pensaría el de su apariencia actual? Se sentía nerviosa con solo pensarlo aún así mantuvo la calma, la puerta se abrió mostrando a Sukuna. El demonio sonrió zorruno al verla, agarró su mano para acercarla de forma brusca entre sus manos tomo su rostro con cuidado de no dañar el maquillaje.
—Debo reconocer que hizo un espléndido trabajo, pero es una pena, se dañará cuándo comience a quitar la ropa —un leve sonrojo se formó en sus mejillas, apartó la mano del mayor quien soltó un carcajada debía admitir que burlarse de ella era divertido —tranquila, todavía no... Aunque podemos apresularlo.
—N-no, gracias. Yo paso...
—Eres bastante aburrida.
—Gracias, lo tomaré como un alago más que un insulto —camino hacia la puerta, se giró hacia el rey brindándole una sonrisa —ahora, vamos tarde, no querrás que tus invitados se aburran.
—No podría importarme menos.
—No seas así; debes aprender a ser un buen anfitrión. Me costo mucho organizar esto, compórtate ¡y no mates a nadie ¿vale?!
—No prometo nada —respondió de una forma algo vaga, Yoruka suspiró, sería un día muy largo para ambos.
———•———
—Oe, Itadori, Itadori... ¡Itadori, despierta! —los gritos de Nobara junto a una bofetada hicieron que el castaño despertará, desorientado miró sus alrededores para notar a una muy furiosa Nobara.
—¿Ehhh? ¿Qué ocurrió? ¿Dónde estoy? —preguntó
—Tu, ¡¿que demonios estabas haciendo?! Una chica te encontró inconsciente en medio de un callejón, ¿encontraste algo?
—¿Una chica?... Solo recuerdo que... ah, en realidad no puedo recordar nada —las castañas tenía un tic en su ceja, agarró a Itadori del brazo —¿a donde vamos?
—De compras.
—¡¿Otra vez?!
Desde la distancia, una figura envuelta en una capa negra los observaba con una expresión seria, dio un suspiro, si rompía la maldición los hechiceros perderían el interés en ella. O eso quería pensar, y tampoco quería arruinar su propia diversión. Molestar a Sukuna en sí era divertido para ella, viendo a Itadori desde una distancia prudente; se sonrojó, con la yema de sus dedos tocó sus labios con lentitud, ardían, recordó el beso entre ella y Sukuna uno de tantos pero cada uno mejor que el otro.
Meow~
¡!
—Oh, eres tú Yoru —el gato negro a sus espaldas saltó a los brazos de su dueña, comenzó a lamer su rostro provocándole cosquillas —oye, pequeña traviesa, mira que me has puesto en un lío. Ayudar a Sukuna a encontrarme, no te crié para ser así —el gato dio un maullido —Kyaaa~ eres tan linda Yoru~ Vamos a buscar alguna maldición de bajo nivel tengo mucha hambre~
Luego de unos minutos...
—Ah, todavía tengo hambre —se quejó, a su lado la minina soltó un bostezo, parece que ella sí estaba satisfecha pero no Yoruka el apetito de esta chica es algo difícil de saciar, un pequeño hilo rojo brotó de sus labios, la joven deslizó su lengua por la comisura limpiando los restos, ella ahora usaba un vestido negro que llegaba hasta las rodillas, y un velo cubría ligeramente su rostro —es horrible, sabe mal. Las maldiciones tienen el peor sabor, pero bien es nutritivo de alguna forma, ahora... —extendió su mano formando una pequeña luz, de ella salió un hilo rojo que golpeó una de las paredes del edificio donde se encontraba —oh~ increíble, de haber vivido más tiempo esta maldición hubiera sido increíblemente fuerte. Es una lástima~ —tomó a Yoru entre sus brazos debían volver a casa antes de que oscureciera, no quería encontrarse con más sorpresas —¡! —se detuvo al sentir una extraña presencia, Yoru empezó a gruñir, había algo raro.
—Es una bonita noche —detrás de ella había un hombre alto de cabello blanco, vestía completamente de negro y vendas en sus ojos. Los sentidos de Yoruka se dispararon, todo su ser gritaba "es peligroso" —¿no lo crees ojou-chan? ¿O prefieres que te llame Arahabaki?
—Llámame como quieras; pero creo que es un poco descortés llamar de forma tan familiar a una chica, y no siquiera presentarse —el hombro se quedó en silencio para después soltar una risilla.
—Ahaha~ tienes toda la razón. Lamento eso, Gojo, Gojo Satoru.
—...
—Se que es repentino pero; quisiera que quitaras tu maldición sobre mis alumnos.
—¿Porqué haría algo como eso? —preguntó confusa, Gojo sonrió nuevamente bajando las vendas que cubrían sus ojos, Yoruka parecía sorprendida, unos hermosos ojos celestes —cielos; tienes unos ojos hermosos~
—Alagarme no va a servirte de mucho; quiero pedirlo de una forma amable, pero si te rehusas. Tendré que obligarte, tu maldición es demasiado complicada —admitió Gojo —¿que maldición les pusiste?
—Mi maldición no era para tus alumnos, era para Sukuna.
¡!
———•———
—¿Porqué estás enojada ahora? No mate a nadie —Sukuna miraba a Yoruka quitarse el maquillaje con bastante fuerza estaba enfadada —vas dañarte la cara si lo haces así; voy a quitarlo por ti –le arrebato el paño a la chica y tomó su barbilla —quédate quieta —de mala gana obedeció, lentamente retiro los restos de maquillaje no era mucho ya que Uraume no creyó que fuera necesario —naciste con un rostro hermoso, así que al menos cuídalo.
—Incluso si me lastimó, se curará solo... no hace falta que te preocupes ¡¿Kyaaah?! —se alejó de Sukuna, tocó su mejilla de esta brotaba un poco de sangre, él había mordido su mejilla —¡¿porqué hiciste eso?!
—Es suave, y dulce.
—¡No soy comida!
—¿Ah, no? —lamió sus labios con un toque de lujuria en sus ojos carmesís —todo en ti es increíblemente delicioso Yoruka.
—D-dijiste que —sus palabras se detuvieron en cuanto la besó; Yoruka cerró los ojos disfrutando de la sensación tan agradable, las manos de Sukuna bajaron al obi quitándolo con suma habilidad —Sukuna...
—Tranquila; seré gentil. Al comienzo —rio ante sus palabras; haría una excepción solo por ella —me perteneces por la eternida, Yoruka.
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<<Arahabaki>> Jujutsu Kaisen
FanfictionLa era dorada, le parecía raro llamar así a una época donde había tanta destrucción tantos deseos profanos y tanta muerte, entre esos maldiciones nacidas del corazón humano, pero no solo maldiciones... en la era dorada también nacieron dioses. Dos s...