IV. Desperte al lado de una belleza...¡desnuda!

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Se odiaba tanto por esto...

Se sentía horrible el no haber escuchado sus palabras; solo le pidió una cosa no salir del bosque pero hizo lo contrario y ahora persona inocentes se vieron involucradas.

—Rápido... más rápido... —se obligaba así misma a ir más rápido, podía llegar a tiempo, lo haría, cuando llegó a la entrada de la aldea estaba desierta no había nadie allí; hasta que vio como un hombre salía de una de las cabañas corriendo desesperado hacia la joven, lo reconoció enseguida, era uno de los agricultores que siempre le enseñaba a cultivar su propia comida y en ocasiones le daba ropa y zapatos, alguien muy alegre; ahora solo llevaba una expresión llena de angustia.

—¡P-Por favor, perdónanos! —se arrodilló en señal de disculpa —no tuve más opción que decirles; ¡nos dijeron que destruirían la aldea! —grito conmocionado —¡te lo ruego no vuelvas más!

—...

—¡Si sigues en la aldea sólo traerás desgracia!

Desgracia, no era la primera vez que oía eso, las aldeas vecinas comúnmente la echaban en cuanto trataba de acercarse, diciendo que traía desgracia y que era un ser maldito, justo cuando pensó que encontró un lugar.

—Nadie...¿nadie salió herido?

—No; ellos sólo la querían a usted —ella se arrodilló un poco quedando a su altura, el hombre alzó la mirada encontrándose con unos ojos rojos, un largo cabello blanco como la nieve que pisaban, la joven tomó su mejilla, sus manos eran demasiado de frías como la de un muerto; en cuanto vio su rostro el se paralizó, jamás había visto su identidad en su vida pero ella era idéntica a las historias sobre la bruja que vivía en el bosque —m-monstruo...

—No olvides, jamás olvides este día, este miedo que sientes hacia mí... jamás se acerquen al bosque. Ni tú, ni tu descendencia, ese bosque... es mío... —se alejó de la aldea antes de que llegaran más personas; tocó su pecho sentía una fuerte opresión que le impedía respirar, algo cálido se resbaló por sus mejillas.

—¡Ahí está! —reaccionó al grito de un hombre, pensó que de trataban de los aldeanos pero eran personas diferentes —¡es Arahabaki! —varios hombres se reunieron a su alrededor, dejándola sin escapatoria —es tu fin, dios maligno.

—No soy un dios —quito la capucha dejando que esta fuera arrastrada por la helada ventisca, la joven extendió su mano hacia ellos canalizando la energía maldita —soy Yoruka, la bruja de la calamidad —una leve sonrisa se formó en su rostro, los hombres prepararon sus armas esperando su próximo movimiento —en ese caso... comencemos.

————•————

En cuanto abrió sus ojos lo primero que vio fue el techo de su habitación, si, era su habitación ya que ningún otro tendría un cartel de Jennifer Lawrense en un bikini, en que momento se había quedado dormido? No lo recordaba; lo último que recordó fue que estaba en el instituto y de momento cayó dormido...

—Wahhh, ¡Kugisaki, Fushiguro! —se levantó de la cama abruptamente, salió de su cuarto para entrar al de Fushiguro —¡oe, ¿estás...wahhh?! —alguien le lanzó una almohada directo al rostro —parece que estas bien...

—Eres ruidoso.

—Lo lamentó...

—Finalmente despiertas... —Itadori se quitó la almohada del rostro mirando raro a su compañero —Kugisaki y yo despertamos hace 1 semana; tú fuiste el que más se tardo.

—¿Eh? ¿De verdad? —Fushiguro asintió —¿que nos pasó?

—Gojo-sensei lo está investigando; pero al ir a la escuela no había tan siquiera una maldición... cómo si hubieran desvanecido —Itadori guardó silencio, habían sido derrotados tan fácilmente no sólo el sino Kugisaki y Fushiguro de igual forma —Itadori...

—¿Hmm?

—Esa mujer... la dama de negro... —buscaba la forma adecuada de decirlo, un método que no le hiciera sentir culpable más de lo que Itadori se sentía diariamente —no nada... hay que tener más cuidado... puede ser de categoría especial.

—Entiendo; por cierto... Kugisaki.

—Ah, ella... —de repente la puerta se abrió mostrando a la castaña, llevaba en sus manos a un hato negro azabache que el conocía bien —se encariñó demasiado con ese gato.

–¡Oe, pongámosles un nombre! —expresó la castaña alzando al gato frente a Fushiguro —es linda~ —abrazo al minino y este dio un débil maullido.

—¿Un nombre? ¿Vamos a quedarnos con el gato?

—Le pregunte a Gojo-Sensei y dio su aprobación siempre que nos ocúpenos de ella —respondió Fushiguro con indiferencia —pero; yo no me haré cargo háganlo ustedes.

<<Cuanta indiferencia...>>

—Dices eso, pero le diste un tazón de leche tibia hace una hora —respondió Kugisaki con una expresión burlona, el azabache desvió la mirada con una mueca —ya que es de color negro, ¿qué tal...?

—Yoru...

—¿Eh?

—Yoru, de alguna forma ese nombre vino a mi cabeza —dijo Itadori mirando al gato, algo dentro de él le decía que ese era el nombre indicado para ella —¿te gusta? —preguntó acariciando la cabeza del animal, su respuesta fue un débil ronroneo —¡Le gusta!

—Los gatos no responden a tus preguntas...

—Es más comunicativo que tu...

—¿Qué dijiste?

—¡N-Nada, me iré a dormir, buenas noches! —tomó al minino de las manos de Kugisaki y salió del cuarto a toda prisa, al llegar a su habitación cerró la puerta dando un suspiro —Fushiguro puede ser un amargado en ocasiones... ah, estoy agotado —se quejó dando un bostezo, se tiro a la cama listo para dormir Yoruka lo siguió a la cama —buena chica, puedes quedarte en mi cama mientras te consigo algo mejor.

Meow~

Itadori miró el techo de su habitación, sus ojos se sentían pesados poco fue cerrándolos sumergiéndose en el mundo de los sueños.

—Despierta... ya es más de medio día —cerca de su oído, una suave voz le provocaba escalofríos una rara pero placentera sensación, abrió los ojos encontrándose a una persona a su lado, una chica —finalmente despiertas; cielos... —la joven le sonrió, ¿quien era esa persona? No lo sabia, pero por alguna razón se sentía tan bien tenerla a su lado, no pudo evitar acurrucarse en su pecho escuchando sus latidos, y sintiendo el calor de su cuerpo ella tomó su rostro entre ambas manos sus ojos observaron un largo cabello blanco, una piel clara y unos apetecibles labios rojizos, lentamente el de acercó deseando más de ella —¿tuviste un buen sueño? Sukuna.

¡!

Abrió los ojos de golpe, era un sueño, un sueño... uno muy raro, se recostó en la cama sintiendo el cuerpo pesado, y una extraña fragancia llenaba su habitación.

—Que pesado... —dio un bostezo, ese sueño era muy extraño se sintió tan real, incluso el calor de esa chica y el tenerla bajo sus brazos era tan vivido, que inclusive literalmente podía sentir su respiración sobre el... —¿eh? ¿respiración? —alzó la sabana encontrándose un cuerpo sobre el, era una chica, tenía a una belleza sobre él, ¡¿y estaba desnuda?! —¡¿QUE DEMONIOS?! —su grito de escuchó por todo el dormitorio, Yuuji miró a la chica con un enorme sonrojo en el rostro, su vista bajo directamente a su cuerpo en especial sus senos que eran cubiertos por su largo cabello, ella dormía despreocupada pero al parecer su grito la despertó.

—Mmm... —dio un bostezo, al ver a Yuuji le brindó una sonrisa, se acercó a él quedando a escasos centímetros de su rostro, ahora esa fragancia era de ella, olía a flores.

—¡Oe, Itadori ¿te encuentras bien...?! —Nobara abrió la puerta de golpe, al ver a Yuuji en una escena tan comprometedora, apretó los puños sacó su martillo lista para cometer un asesinato —¿Que demonios...¡estas haciendo?!

&lt;&lt;Arahabaki&gt;&gt; Jujutsu Kaisen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora