Las flores blancas fueron manchadas de rojo, inclusive teñidas eran hermosas, el la tomó entre sus manos y se la obsequió.
La joven admiró la flor, el reflejo carmesí se reflejo en sus ojos, el la admiro a ella, sonrió complacido, su mano pasó a su mejilla con delicadeza, cariño, un privilegio que solo ella se ganó.
—Vamos a casa... Yoruka...
¡!
Sus ojos se abrieron de repente, estaba en una habitación... era la suya, de momento no la reconoció, la respiración estaba acelerada, buscaba desesperada que el aire llegara a los pulmones, que sueño tan vivido; pasó un buen rato antes de que pudiera calmarse, respiro profundo un par de veces y listo...
—¿Otra vez ese sueño...? —se preguntó mirando el techo dela habitación, suspiro, aún ansiosa buscó su celular, al ver la hora noto que ya había pasado la hora de ir al colegio —¿dormí toda la mañana? Ya que, no iré... —lanzo el teléfono a la cama, para ella era normal pasarse las clases porque se quedaba dormida, tenía malos hábitos, la escuela no se preocupaba mucho por eso debido a que pasaba más de lo que debería, tenía buenas calificaciones y con eso se conformaban los profesores.
La vida de Yoruka Natsuki, era en sí muy rara...
—Quiero dormir... un poco más... —de repente se escuchó un fuerte estruendo, alguien pateo la puerta, Yoruka rodó los ojos, agarró la sábana y se cubrió con ella —cielos...
—¿Cuánto tiempo planeas pasarte durmiendo? Vamos, levantate...
—Solo cinco minutos más...
—Iras tarde a la escuela, no, ya vas tarde —suspiro otra vez, al quitar la sábana vio a un hombre de cabellos castaños oscuros, al verla sonrió levemente —buenos días, Ruka...
—Buenos días papá...
El padre de Yoruka era un hombre que a pesar de estar casi en sus cuarenta tenía un aspecto tan juvenil que no parecía un hombre mayor y menos con una hija adolescente, no se parecían en lo absoluto, el solía decirle que se parecía mucho a su madre, tanto en apariencia como actitud.
—Me iré de viaje por algunos días, ¿estarás bien? —le preguntó mientras se acomodaba los zapatos para salir, desde la cocina Yoruka cargaba una tostada en la mano a la vez que masticaba, alzó su pulgar en señal de aprobación —en ese caso me iré, volveré pronto, te deje dinero en la cuenta, úsalo de forma prudente.
—Libros... solo necesito eso y dulces.
—Bien, sabia que dirías eso así que deje un poco de más —ella asintió.
—Ten un buen viaje.
—Si, asegúrate de ir a la escuela mientras no esté.
—De acuerdo... pero no hoy —murmuró en cuanto su padre salió de la casa, extendió sus brazos mientras bostezaba —¿debería volver a dormir? —se preguntó volviendo a la cocina, abrió el refrigerador no había nada más que el pan y la mantequilla que le puso a su tostada; una mueca se formó en su rostro de inmediato —venga ya, hay que hacer compras, ahora que lo pienso... ¿dónde está Yoru? ¿dónde se metió ese gato? —lo dejo pasar ya que sabría que volvería cuando tuviera hambre, fue al armario buscando que se pondría se decidió por una camisa de mangas largas, blanca, una falda de cuadros rojo y negro con franjas amarillas, medias negras más arriba de los muslos, unas botas de tacón negras, ató su cabello en una trenza al verse en el espejo suspiro —que más da, me iré así —agarro su bolso para salir de la casa, saco el móvil haciendo una lista de lo que compraría —dulces, ramen, carne, bebidas —sintió como alguien chocaba su hombro tirándole el movió, rápidamente lo tomó, no había daños, la pantalla estaba bien —menos mal...
—¡Oe, oe, fíjate por donde caminas! —Yoruka suspiro, a las personas si que les gustaba causarle problemas, un hombre de un aspecto poco agradable, llevaba tatuajes por todos lados, ¿un yakuza, enserio, que tan mala suerte podía tener? —oh, es una niña~
<<Que horror...>>
—¿Estás sola? No quisieras ir conmigo al karaoke.
<<Definitivamente no, da miedo, además apesta>>
Podía detectar un horrible aroma que emanaba su cuerpo, y no era simplemente que en si oliera mal sino a que su una parte de él estaba tan podrida que hacía a Yoruka querer vomitar.
—Lo siento, tengo cosas que hacer —al darse la vuelta el sujeto agarro el brazo d ella joven, sonreía de una forma perturbadora —o-oiga, hay alguien esperando por mi...
—No seas mentirosa, llevas dos calles caminando sola.
<<Ah, este sujeto es molesto, me estaba vigilando>>
Alguien puso su mano en el hombre de yakuza raro, Yoruka suspiro, esperaba que fuera un policía pero se encontró con un joven, era mejor que nada, pensó, con desinterés. Un joven de cabellos castaños rosados, ojos del mismo color avellana.
—¿Que demonios te pasa?
—Es obvio ¿no? —el joven sonrió levemente —es mi pareja, suéltala ya —ordenó.
—Tsk —chasqueó para irse, la joven parpadeo un par de veces confundida.
—¿Te encuentras bien, no te hizo daño?
—...
—...
—Muchas gracias; por ayudarme —le brindo una leve sonrisa como agradecimiento por ayudarle, pudo ver un pequeño rubor en sus mejillas, confundida ladeó la cabeza —que tenga un buen día —se despidió, el chico le tomó la mano sorprendiéndola un poco —¿?
—¿Te gustaría tomar un café?
—¿No va a secuestrarme, verdad? —ambos se miraron en un incómodo silencio, Yoruka soltó una pequeña carcajada —era una broma; aceptó ese café solo por que me ayudaste, me llamo Yoruka Natsuki.
—Yuuji Itadori.
—Itadori-kun; puede leerse como tigre ¿no?
—Oh, te diste cuenta, incluso si no viste como estaba escrito.
—Si, digamos que sólo adivine. Por cierto; ¿donde quieres ir a tomar café? —ambos comenzaron a caminar hacia el centro comercial —conozco un lugar, así que vamos —Yoruka apresuró el paso quedando frente a Itadori, mientras el le seguía una sonrisa se formó en su rostro, los tatuajes de Sukuna aparecieron en su rostro mostrando una mirada carmesí llena de deseo, acercó sus brazos a la chica abrazando su pequeña cintura —¿Itadori-kun?
—Han pasado mil años, finalmente te encuentro.
—¿Eh?... ¡Ehhhhh!
Me llamó Yoruka Natsuki, una estudiante de secundaria, común y corriente, o así sería, pero mi vida se fue a la mierda cuando conocí a este sujeto.
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<<Arahabaki>> Jujutsu Kaisen
FanfictionLa era dorada, le parecía raro llamar así a una época donde había tanta destrucción tantos deseos profanos y tanta muerte, entre esos maldiciones nacidas del corazón humano, pero no solo maldiciones... en la era dorada también nacieron dioses. Dos s...