Bueno esto será un libro con capítulos super cortitos pero muy diversos (puede que alguno se desarrolle como un capítulo o una continuación en mi otro libro de one-shots)
Espero les guste.
By: Chachi-sama.
Kakashi era alto, muy alto, al menos comparado con ella, él medía unos respetables 1.81 metros, mientras que ella apenas medía 1.60m, por lo que su diferencia de altura era notable. Sara le llegaba al cuello literalmente, su cabeza quedaba justo debajo de la barbilla de Kakashi por lo que su rostro quedaba entre en su garganta pálida y perfecta y su pecho.
Realmente eso no le molestaba para nada, excepto por el hecho de que Kakashi tuviera que agachar la cabeza o doblarse un poco para estar a la altura de sus ojos, fuera de eso amaba su altura.
Era bastante útil, como cuando no alcanzaba algo en una posición alta, entonces él le ayudaría a alcanzarlo, o como cuando hacía sol; simplemente lo usaba como escudo contra los rayos solares, o como cuando lo abrazaba, su rostro queda entre el hueco de su cuello y su pecho y sinceramente era una posición muy cómoda para ella. Pero definitivamente había un "como cuando" que sobrepasaba todos ellos:
Como cuando dormían juntos.
Kakashi la envolvía por completo con su cuerpo cálido y lánguido. Una de las características del peliplata eran sus extremidades largas y sus hombros anchos, lo hacían ver en ocasiones, mas imponente de lo que en realidad era. Siempre que dormían juntos Kakashi hacía lo mismo, la envolvía con sus brazos, la apegaba a su torso y aprisionaba sus piernas con las propias. Claro que la posición variaba, pero siempre transmitían la misma seguridad y calidez.
De verdad, de verdad, Sara amaba eso. Le gustaba la forma en que Kakashi hacía ésto porque él no se daba cuenta, lo hacía por impulso. A Sara le gustaba la sensación de estar envuelta en su cuerpo. Ese cuerpo que tenía marcas de guerra y que estaba entrenado para matar, el mismo cuerpo que la sostenía y le brindaba una sensación de protección un tanto alarmante.
Sara creía que el cuerpo de Kakashi era elegante, lo creía por su composición, Kakashi tenía un aspecto atlético, delgado, pero atlético, tenía brazos bien definidos y pectorales bien formados, abdomen plano con discretas líneas dibujando sus músculos abdominales, eran finas y desaparecían cuando Kakashi inhalaba y su estómago se hinchaba y reaparecía cuando exhalaba el aire. Simplemente estaban allí justo debajo de su delgada capa de piel. Sus líneas oblicuas que se perdían por el borde de su elástico. Su espalda ancha y bien trabajada, con músculos que se tensaban y relajaban visiblemente cada que hacía algún movimiento. Sus muslos fuertes y pálidos, piernas bien torneadas aunque discretas. Ni hablar de su trasero.
De hecho todo él era discreto, su cuerpo pasaba bastante desapercibido bajo el uniforme jonin, se notaba que era atlético, pero nada más allá de eso, a diferencia del uniforme ANBU que al menos dejaba al descubierto sus brazos y una pequeña parte de su espalda. Aún así eso no era ningún impedimento para atraer miradas, ciertamente a Sara no le importaba mucho.
Ahora, que estaba en su posición favorita podía afirmarlo, nada podía importarle menos que las chicas que se interesaban por él, no podía culparlas, ella misma estaba prendada de su ser. Kakashi la miraba fijamente, la envolvía de los hombros y la cintura con sus dos brazos y mantenían sus piernas enredadas entre sí. No estaban tan juntos pues Sara era capaz de ver su rostro y viceversa.
Sara varias veces se cuestionó por qué al final él la había escogido a ella, no era tonta, sabía que una de las principales razones era porque conocía a Kakashi y podía intentar comprenderlo más que la mayoría. Pero no le parecía suficiente para recibir la mirada que recibía en éste momento.
Kakashi la observaba con sus típicos párpados caídos y perezosos, pero su mirada no lo era; él la veía profundamente, con un brillo pequeño y especial en su ojo oscuro, como si no hubiera nadie más importante que ella, y así era precisamente como Kakashi lo sentía. No era bueno con las palabras, de hecho, hacía rato que ambos permanecían en un cómodo silencio. Simplemente observándose. Pero no hacía falta hablar para transmitirle sus sentimientos por ella. Sara había aprendido ésto con el tiempo y la experiencia. Los ojos de Kakashi expresaban más que sus sonrisas achinadas o sus escasas palabras.
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